CAPÍTULO 12.- Desvanecido

3.2K 297 43
                                    

Miro a la hermosa chica comiendo con una alegría indescriptible los simples hot dogs

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miro a la hermosa chica comiendo con una alegría indescriptible los simples hot dogs. Da pequeñas mordidas y las saborea como si fuera un manjar hecho solo para los Dioses.

- ¿Está bueno? - Le pregunto para molestarla.

Ella por supuesto no toma en cuenta él sarcasmo escondido en mis palabras y asiente con entusiasmo. Tiene salsa de tomate en el labio superior y ha terminado el primero.  Sus mejillas están sonrojadas por el frío pero parece ignorar el clima.

Completamente ridículo.

Esa era la única forma en la que podía describir este momento. Ella, con su linda ropa de súper modelo pensando que la iba a llevar a un restaurante lujoso. Ridículo. Yo, cambiando de último momento los planes para sorprenderla y darle una cita inolvidable. Ridículo.

La realidad era que al inicio, si la iba a llevar a ese restaurante, inclusive quería pasar por ella a su departamento como todo un caballero. Todo lo quería mantener completamente profesional, no me interesaba estar en una relación con una persona, pero tampoco era un completo cabrón como para hacer de su vida un infierno.

Después de despertar con una maldita resaca en un lugar desconocido, había entrado en pánico. Mi último recuerdo había sido con una chica en casa de un desconocido. Nos estábamos besando y de pronto nada. Recordaba vagamente haber llamado a Tara e inhalar un poco de cocaína, pero eso era todo. No tenía ni la menor idea de dónde estaba. El departamento estaba impecable, decorado de una manera femenina. Me levanté del sillón, notando que alguien me había cubierto con una manta color lila, es entonces cuando me doy cuenta de todos los pequeños detalles alrededor del lugar de este mismo color.

Jodida mierda morada. ¿Dónde demonios había terminado?

Por supuesto mi culo inquieto no había podido quedarse con la duda, así que me había tomado la libertad de investigar el lugar. Sillones de gamuza, cocina blanca equipada, refrigerador lleno de comida saludable y una habitación perfectamente acomodada con un enorme vestidor. El cobertor era lila, los cojines blancos y en las mesitas de noche que estaban al lado de la cama king size, se encontraban marcos de fotografías, una cara familiar destacando por encima  de todos los rostros. Hasta ese momento me había dado cuenta de que ese era el departamento de Agnes. Miro la imagen de ella con una chica más joven, quien suponía era su hermana, en otro marco había un collage de fotos con su familia de vacaciones y por último, una foto de alguna pasarela que realizó.

Lo único que sabía en esos momentos era que Agnes no se encontraba ahí y que mis manos estaban llenas de pequeños cortes mientras vestía solamente un par de calzoncillos. Era momento de salir de ese lugar. Tenía la preocupación de que había irrumpido en un lugar sin la autorización de la dueña,hasta dónde sabía eso era ilegal.

Al regresar a la sala, miro con sorpresa el montón de hojas regadas alrededor del salón, cada una de ellas se encontraba llena de letras para canciones. Y podría reconocer mi letra en cualquier lugar. Algunas tenían sentido, otras no tanto, pero de alguna forma Agnes había logrado ayudarme a salir de mi bloqueo, y le estaba jodidamente agradecido por eso.

NO LO DIGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora