Capítulo II

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Zachary

Tengo frío.

Busco, busco y busco, pero no la encuentro, mi madre.

No la encuentro, no sé dónde está.

Voy a su habitación, pero no está. La cama está intacta.

«Anoche no llegó a casa para dormir»

Voy a por mí teléfono y la llamo. Nada, no contesta, pero no me doy por vencido y sigo llamando y llamando.

El frío no se me pasa, mis hermanos todavía duermen y mi madre no está. Tengo un mal presentimiento, así que le dejo una nota a mi hermana y salgo a buscar a mi madre.

Seguro que está en su trabajo, siempre está trabajando. Llego al hospital donde trabaja y veo muchos policías y cordones, así que me bajo de la moto y corro hacia la entrada, pero me impiden el paso.

No puedes pasar –me ordena uno de los policías, pero pocas veces hago caso a lo que me dicen, así que me escabullo por un lado y es entonces cuando la veo.

Mi madre.

Está encima de un charco de sangre enorme...

Me levanto de un salto y escucho unos toquecitos en mi puerta.

«Menuda manera de empezar el día»

Gracias, conciencia, siempre tan positiva.

–Zackie –mi Abu llama a la puerta, sacándome de mis pensamientos –¿Estás despierto?

–Sí, pasa –contesto algo adormilado aún.

–Ha venido un amigo a verte –dice mientras entra a la habitación con Addriel tras ella –Estaré bajo haciendo el desayuno –me da un beso en la frente y se va, dejándome con Ad.

–Zackie, ven que te dé un besito –se burla poniendo la voz aguda y mandándome besos por el aire.

–No te metas con ella, Ad –le advierto, a lo que él se ríe y yo ruedo los ojos.

–Tienes veintitrés y te trata como si tuvieras dos –comenta mientras me mira de arriba abajo –¿Todavía sigues con las pesadillas? –A veces odio que me conozca tanto.

–Sí –contesto simplemente.

–Pero no quieres hablar de ello –deduce por mi expresión.

–¿Para qué has venido? –cambio de tema.

–¿Es que ahora no puedo venir a ver a mi mejor amigo? –se lleva una mano al pecho, haciéndose el ofendido –No me respondías los mensajes, supongo que anoche estuviste muy ocupado como para responderme –me sonríe travieso, a lo que yo ruedo los ojos.

–Bueno, ya me has visto.

–Que rancio eres cuando quieres. Vengo a darte una buena noticia.

–Sorpréndeme

–Vamos a pasar el día juntos –dice efusivamente.

–¿Esa es la gran noticia? –pregunto para chincharlo un poco, a lo que abre la boca ofendido y tengo que tragarme la sonrisa de suficiencia.

–Tú, somendrugo, que no nos vemos en cinco años, ¿Cómo que si esa es la gran noticia? ¡Pues claro! Tenemos que ponernos al día, no sé nada sobre ti, ya no me quieres –siempre ha sido muy dramático.

–Te estaba vacilando, lárgate que me cambie y ahora bajo.

–¿Seguro que no querés que me quede? –mantiene su sonrisa traviesa y levanta las cejas repetidas veces.

–Seguro –ruedo los ojos y él se ríe mientras sale de la habitación.

Va a ser un día muy largo, aunque en el fondo lo echaba de menos, cosa que nunca admitiré en voz alta, claramente. En fin, me pongo una camiseta blanca con vaqueros negros y mi chaqueta de cuero negra, adoro esta chaqueta. Cuando termino de cambiarme, bajo para encontrarme con Addriel, quién habla muy animadamente con mi abuela y me incluyo en la conversación.

Después de desayunar nos vamos a dar una vuelta por la ciudad, pasando la mañana juntos y poniéndonos al día, yo le cuento lo de mi ex y como he estado este tiempo y él me cuenta las historias de sus líos y cosas sobre la banda mientras comemos en el KFC. Por ejemplo, me cuenta que se llama "The Lions on Fire" pero para acortar se llaman "Firons". También me cuenta que el líder de la banda enemiga, "The Black Panthers" o "Pancks", se llama Neftalí y que es un imbécil de primera.

–Los Firons y los Pancks hemos sido enemigos desde siempre, pero desde que Neftalí es el líder se dedican a hacernos jugarretas de las más guarras siempre que pueden. Es imbécil y se cree que todo lo que pisa es suyo, así que va con unos aires de superioridad tan altos que si se cayera te juro que se desnuca. No tengo pruebas pero tampoco dudas –se come una patata y no puedo evitar sonreír un poco divertido ante su comentario.

–No es nada nuevo la rivalidad entre bandas, Ad –replico.

–Ya lo sé, listillo, solo digo que Neftalí es el peor de todos, enserio.

–Si tú lo dices –me encojo un poco de hombros, no voy a juzgarlo sin siquiera haberlo visto.

–Esta noche iba a ir de nuevo a las carreras, vente conmigo –sugiere.

–Vale –La verdad es que si me apetece ir, me lo pasé muy bien ayer.

Pasamos el resto de la tarde yendo de un sitio a otro hasta que se hace la hora de ir de nuevo a las carreras. Cuando llegamos me presenta a la gente de la banda y a algunos amigos suyos. Son majos, pero no tengo muchas ganas de hablar con nadie hoy y menos de conocer a gente nueva, así que termino pensando en mis cosas mientras veo como hablan.

–Entonces, contamos contigo mañana, ¿no? –le pregunta uno, de cuyo nombre no me acuerdo, a Addriel.

–Sí, por supuesto y este también viene –me da una palmadita en la espalda. No me he enterado de dónde van, pero me da igual, así que asiento un poco confirmando mi presencia, más tarde le preguntaré.

Cuando las carreras ya van a empezar, pillo mi moto y me pongo en la salida. Hoy hay diez corredores y el premio es elevado, pese a eso, prefiero correr por diversión, aunque no está de más ganar algo de pasta. La chica de ayer vuelve a dar la cuenta atrás y todos salimos a toda pastilla cuando escuchamos el pitido que da inicio a la carrera.

Voy el tercero hasta que tomo la curva más cerrada inclinándome con la moto a tal grado que rozo el suelo, consiguiendo adelantar a ambos hasta que llego a la línea de meta, ganando de nuevo. Mucha gente se acerca a celebrarlo, aunque no tengo muchas ganas de hacerlo, últimamente no tengo muchas ganas de nada. Addriel se me acerca mientras cuenta los billetes que tiene en la mano y me los ofrece.

–Tu premio, campeón asiento un poco y me guardo el dinero –Vamos al bar, a celebrar –me coge del brazo y prácticamente me arrastra hasta el bar de ayer.

Decido que mi victoria es una buena razón para emborracharme, así que bebo mientras coqueteo con una morena que se me ha acercado nada más entrar al bar. Al final, termino yendo a su casa y volviendo a la mía después de pasar la noche con ella.

Vuelvo a entrar por la ventana, me ducho y me tumbo en la cama. He bebido demasiado, pues todavía todo me da vueltas. Mientras pienso en la terrible resaca que tendré mañana, me quedo durmiendo

𝚂𝚝𝚊𝚛𝚜 𝙰𝚗𝚍 𝚁𝚘𝚊𝚍𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora