Capítulo XV

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Zachary

«¿Qué es ese sonido de mierda y por qué no para de sonar?»

Abro un ojo para ver qué es lo que hace tanto ruido. Tengo un dolor de cabeza terrible y no estoy para soportar tanto jaleo. Es mi teléfono, no recuerdo haberme puesto alarma, aunque la verdad es que no recuerdo mucha cosa de anoche. Sólo al tramposo de Neftalí y al gran puñetazo que le di.

Miro a ver por qué está sonando y me doy cuenta de que no es una alarma, sino Kiara, que me está llamando. No me lo pienso mucho y cojo el teléfono.

–Buenos días, estrellita –mi voz suena más ronca de lo normal.

–¿Te acabas de despertar? –me pregunta.

–Mm mm.

–¿No te acuerdas no? –comenta, algo divertida.

–¿De qué? –pregunto, confuso.

–Ayer quedamos para que te ayudase con el español –mierda, no me acordaba.

–Y yo que pensaba que me llamabas porque me echabas de menos...

–Tienes 5 minutos, Durand, tengo cosas que hacer –y me cuelga.

«Madre mía, como suena mi apellido en su voz»

Aparto esos pensamientos de buena mañana y me levanto. Es entonces cuando me vuelvo acordar de la horrible resaca que arrastro. ¿En qué momento me pareció buena idea beber tanto?

«En el momento en que te cabreaste con Neftalí»

Las conciencias deberían tener un botón de desactivado.

En fin, me levanto y me ducho rápido. Cuando ya estoy cambiado bajo y tengo la suerte de que mi querida abuela me ha hecho el café, así que cojo una pastilla para el dolor de cabeza y bebo todo el agua que puedo antes de tomarme el café.

–¿Dónde vas tan guapo? –me pregunta mi abuela, con tono pícaro.

–A casa de Kiara –su mirada pilla dice todo lo que piensa, a lo que yo ruedo los ojos –Me va ayudar con mi español –añado.

–Bueno, por algo se empieza –me guiña un ojo y se pone a recoger lo que queda en la cocina.

–Me voy –le doy un beso en la sien y salgo de mi casa para ir a la de Kiara.

Miro la hora en el reloj de mi muñeca derecha mientras voy y me doy cuenta de que han pasado justo 5 minutos, así que toco. Creo que no me he dado tanta prisa para nada en la vida. Al poco, es el chico moreno que me amenazó la última vez quién abre, creo que se llamaba Eider.

–Otra vez tú –me sonríe simpático. Sin duda, este chico es él único que puede ser amenazante sin serlo, mis respetos.

–Hola –lo saludo en un tono normal, vaya a ser que se cabree.

–Mi hermana lleva hablando toda la mañana de que ibas a venir –comenta en un tono divertido mientras se aparta para que pueda pasar.

–¿Enserio? –pregunto, algo divertido también mientras paso.

–¡No! –Kiara baja por las escaleras –La mitad de lo que diga es mentira, y la otra mitad también –el moreno suelta una carcajada y ella lo mira mal.

–Bien, no te pongas así –Eider levanta las manos en son de paz –Os dejo, parejita, tengo que trabajar –le da un beso en la sien a su hermana y a mi me da una palmada en la espalda acompañada con una mirada de advertencia. Luego se va, como si nada.

«Me da escalofríos»

–Vamos –sube por las escaleras, supongo que para ir a su habitación, y yo la sigo.

𝚂𝚝𝚊𝚛𝚜 𝙰𝚗𝚍 𝚁𝚘𝚊𝚍𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora