Capítulo XXXI

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Kiara

En cuanto vi a los Snake acercarse a nosotros me escabullí entre la gente. No quiero que me vea aquí, así que, para pasar desapercibida, me puse mi casco y escondí mi largo cabello castaño en este. Escuché la conversación que mantuvieron desde una distancia prudente. Cabe aclarar que no iba a intervenir, que me iba a quedar al margen, pero cuando empezó a despreciar la banda de Zachary como lo hizo, con su asqueroso aire de superioridad, no lo puede evitar y levanté la mano.

Ya es hora de que deje de tenerle miedo y de que lo enfrente. No voy a permitir que trate al chico que me gusta ni a algo importante para él, como es su banda, como me trató a mi. Así que sin dudarlo ni un momento levanté la mano.

Con un paso seguro lo sigo hacia las motos, aunque no me da tiempo ni a dar 5 pasos cuando Zachary me lo corta, muy cabreado. Lo miro a esos ojos bicolor tan bonitos que tiene y por su expresión, que cambia radicalmente, deduzco que me ha reconocido. Paso por su lado antes de que me impida correr contra Neftalí y me reúno con él, que ya está subido a su moto.

–¿Qué quieres apostar? –me pregunta, a lo que yo me aclaro la voz para que no me descubra.

Recuerdo una de las normas que me explicó Zachary, que dice que si uno de los líderes no tiene su moto el resto de la banda no puede competir ni correr hasta que adquiera otra nueva o bien recupere la perdida, así que no me lo pienso dos veces.

–Tu moto –Neftalí me mira de arriba abajo y sonríe con suficiencia.

–Hecho, pero si tu pierdes te largas, no vuelves a correr.

–Trato –me ofrece su mano pero no la tomo, simplemente me subo a mi moto y veo como después de ensanchar su sonrisa él hace lo mismo.

La chica de siempre se pone entre ambos vehículos e inicia la cuenta.

–3... –estoy nerviosa, puedo escuchar mi respiración acelerada y mi corazón desbocado –2... –ambos hacemos rugir el motor y ya voy sintiendo el cosquilleo en mis dedos en anticipación –1... –cojo aire profundamente –¡Ya!

Neftalí sale disparado y, aunque yo también, consigue sacarme ventaja.

<<Mierda>>

Hago todo los trucos que Zachary me ha enseñado y me repito a mi misma una y otra vez que sí puedo hacerlo, que si conseguí ganar al líder de los Firons también puedo ganarle al líder de los Panks.

Ya llevamos un poco más de la mitad del circuito recorrido y todavía no he logrado alcanzarle, ya puedo ver en el horizonte la curva, esa curva tan cerrada y tan peligrosa que tiene el circuito. Recuerdo que Zachary me enseñó a cogerla, pero nunca me ha llegado a salir bien, me da miedo, así que termino bajándole velocidad. Por suerte, me he dado cuenta de que Neftalí tampoco la toma demasiado rápido, así que voy a a intentar no acobardarme esta vez.

Ya estoy cerca, así que aumento la velocidad y justo cuando empieza la curva giro, doblo todo mi cuerpo en bloque junto con la moto, rozando el suelo... Y me recupero, cogiendo la cuerva perfectamente y alcanzando a Neftalí, quedando a su lado.

En cuanto se percata de que he conseguido igualarle se acerca peligrosamente a mi, así que para evitar que haga alguna guarrada de las suyas me voy hacia la izquierda para alejarme, pero sin salirme del circuito. Él se acerca a mi todavía más, pero si vuelvo alejarme me saldría y a esta velocidad me podría matar, así que me acerco yo también a él. Neftali estira el pie para darme y hacer que pierda el equilibrio pero consigo esquivarlo.

<<Con que esas tenemos, ¿eh?>>

Hago lo mismo porque no voy a ser menos que él, pero no le consigo dar y encima, por idiota, pierdo el equilibrio y casi me caigo, por lo que decido quedarme quietecita lo poco que queda y esquivar las trastadas que me quiera hacer. Cuando menos nos damos cuenta ya hemos cruzado la línea de meta... ¿Hemos empatado?

Me bajo de la moto pero no me quito el casco y veo con Zachary viene, todavía más cabreado que antes as donde estoy. Mientras tanto, Neftalí tambien se ha bajado de su moto y está hablando con unos chavales.

–¿Se puede saber cómo se te ocurre? –me dice Zachary, con un tono cabreado pero entre dientes para que nadie más nos escuche.

–¿Quién ha ganado? –le pregunto, ignorando su anterior pregunta.

Zachary bufa y se va hablar con Neftalí y los chavales esos, que sigo sin saber quiénes son. Uno de ellos saca el teléfono y les enseña algo, así que yo también me acerco a mirar. Es una grabación como de una cámara que apunta a la meta, no sabia que esta sitio tenia cámaras, aunque eso da igual ahora, solo quiero ver quien ha ganado.

Pasamos muy deprisa, así que el chaval retrocede y pone la cámara lenta, viendo como la rueda de mi moto pasa 0.1 segundo antes que la de Neftalí.

Él tiene una expresión seria, esa expresión que he visto tantas veces, todas ellas justo antes de darme una de las tantas palizas. Me quito el casco y lo miro, su cara pasa del cabreo absoluto a la sorpresa y luego a la furia.

–No les está permitido correr a las zorras, gano yo –dicta contundente.

–Gano yo, que tu ego de mierda no te permita perder contra una mujer es cosa tuya –tensa la mandíbula y ya sé que me la estoy jugando demasiado, pero no voy achantarme más.

–Pedí competir contra un Firon, tú no lo eres.

–Es verdad, soy una Firon, por lo que sigo ganando –veo como Zachary estira una mano hacia él, para que le dé las llaves de la moto.

Neftalí nos mira a los dos, la ira clara en su expresión, en sus ojos ámbar que sigo sin entender como alguna vez puede querer.

Después de unos segundos, saca las llaves de su bolsillo y se las entrega a Zachary mientras me mira, fijamente.

–Esto no va acabar así, muñeca.

–Ya se ha acabado.

Suelta las llaves en la mano de Zachary antes de darse la vuelta y marcharse, seguido de todos los Panks y cuando ya desaparecen de mi campo de visión es cuando puedo respirar tranquila, aunque no me dura mucho porque Zachary me voltea hacia a él.

–Oye, Zachary, lo sie... –no puedo terminar de disculparme cuando él estampa sus labios contra los míos y prefiero devolverle el beso.

Cuando no nos queda de otra que separarnos para poder respirar es él quien continua.

–No te disculpes, me he cabreado porque era peligroso y te podría haber pasado cualquier cosa, pero no ha pasado, has ganado y le has plantado cara, estoy orgulloso –se me cristalizan un poco los ojos ante su declaración, hace mucho que nadie me dice esas palabras.

Él me abraza, así que se lo devuelvo. Me pasa el brazo por los hombros y yo le rodeo la cintura con el brazo, y así, juntos, nos vamos a su casa.

𝚂𝚝𝚊𝚛𝚜 𝙰𝚗𝚍 𝚁𝚘𝚊𝚍𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora