Capítulo XXIII

15 3 3
                                    

Zachary

«¿Qué mierda?»

Pienso mientras veo a Kiara alejarse de mi como si quemarse, hecha una fúria. Aunque no me da tiempo a pensar mucho más, pues Neftalí aprovecha mi distracción y se me viene encima, dándome un puñetazo que me desestabiliza un poco.

«Tengo que ir a buscarla»

Pero no sin antes acabar lo que ya he empezado. Le devuelvo el puñetazo a Neftalí en la mandíbula todo lo fuerte que puedo, haciendo que caiga al suelo y empiezo a darle patadas. Si no fuera por él yo no estaría aquí, rompiendo mi promesa, ni Kiara se habría cabreado.

–¡Ya está, ya está! –Addriel tira de mi brazo, alejándome de él.

Mi pecho sube y baja rápidamente mientras miro a mi alrededor, intentando localizar a la castaña, pero obviamente no tengo esa suerte.

–Venga, ve por ella como el perro faldero que eres –escucho decir a Neftalí mientras se levanta como puede del suelo, rodeándose las costillas con un brazo pero teniendo el otro preparado para seguir.

Me acerco a él de nuevo para darle otra paliza, pero Addriel me lo impide y termina arrastrándome hacia las escaleras mientras Neftalí se parte de risa él solo. No sé de que puñetas se ríe, pero no sabe lo que me gustaría borrarle la risa de un golpe.

–¿Esa no era tu vecina? –pregunta Addriel, totalmente confundido.

–Sí.

–Vamos a ver, explícame qué hacía aquí y por qué te ha dado semejante guantazo que obviamente he grabado porque ha sido la leche.

–No tengo tiempo –me doy la vuelta para subir a buscarla, la pelea la doy por terminada, pues ha estado más de 20 segundos en el suelo, por lo cual he ganado yo.

–¿Te vas así, sin más? –pregunta mi amigo alzando la voz para que pueda escucharlo.

Yo no contesto y subo lo más rápido que puedo, tengo que encontrarla, espero que no se haya ido. Salgo y la busco por todas partes hasta que veo su coche rojo y me acerco.

A medida que estoy más cerca la veo dentro, en el asiento del conductor, con la cabeza y la espalda apoyadas en el respaldo del asiento y los ojos cerrados, pero con rastros de lágrimas por sus mejillas.

Toco el cristal de su ventanilla. Ella abre los ojos y me mira. Odio lo que veo reflejado en ellos. Se puede ver claramente un profundo dolor y mucha tristeza a través de ellos. Es entonces cuando algo dentro de mi se rompe, me duele verla así y más cuando sé que es por mi culpa. Rompí la promesa.

Cuando me ve, su mira pasa de ser triste y perdida a una clara expresión de ira absoluta que, para ser sincero, me da un poco de miedo.

Le hago una señal para que baje la ventanilla, pero ella me saca el dedo cabreada y arranca, así que pongo delante del coche para bloquearle el camino. Necesito hablar con ella. Kiara toca el claxon del coche para que me aparte, pero no lo hago. Baja un poco la ventanilla.

–¡Quítate, Zachary! –me grita, furiosa.

–No –niego con la cabeza –No hasta que hablemos.

–No voy hablar una mierda contigo.

–Kiara, por favor... –me corta.

–¡Te he dicho que no! ¡Quítate! –no me mira a los ojos.

–Escúchame Kiara, hablemos –se baja del coche y se acerca a mi.

–¿Para qué? ¿Para que me vuelvas a mentir? No –suelta una risa sarcástica –Escúchame tú, idiota. Confié en ti, lo hice como no te haces una idea, Zachary, pero ¿sabes? A mi la cara de estúpida me la ven una vez y solo una vez. No hay nada de qué hablar, así que apartate si no quieres que te pase por encima con el maldito coche –se da la vuelta y se dirige a éste.

La cojo de la muñeca y la giro hacia mi.

–Bien, entiendo que estés enfada, pero haz el favor de dejar que me explique al menos –se suelta bruscamente de mi agarre.

–No quiero tus explicaciones, quiero que te largues y me dejes tranquila –bufo, es tan cabezona.

–Pues yo no quiero largarme ni dejarte tranquila. No iba a romper la promesa, no quería hacerlo, pero... –me corta de nuevo.

–¡Pero lo has hecho! Mierda, Zachary... –se le cristalizan los ojos y baja un poco más la voz –Lo has hecho, no importa lo que quisieras o no, lo que cuentan son los actos. ¡Mírate! –me señala de arriba abajo con la mano –Estas lleno de sangre, los nudillos los tienes rotos, el labio también... –se pasa el dorso de la mano por la mejilla, limpiándose una lágrima que se le acaba de resbalar –No puedo más, de verdad que no.

Se mete en el coche y arranca, pero esta vez yo no hago nada para impedir que se vaya.

***

A la mañana siguiente me despierto por otra pesadilla, esta noche he tenido 3.

«Esto me pasa por imbécil»

Escucho tres toques en la puerta y suspiro antes de murmurar lo que creo que es un "Pasa".

–Hola, Zackie –me dice dulcemente mi abuela mientras entra a la habitación.

–Mmmm –me doy la vuelta, dándole la espalda y mirando la pared.

–¿Qué pasa? He escuchado mucho movimiento esta noche por aquí y ya ni menciones las horitas que se te hicieron anoche y las gasas con sangre que hay en la papelera.

–Nada, no eres mi madre para controlar lo que hago o dejo de hacer –me arrepiento al instante que se lo digo, no debería pagar mi mal humor con ella. La escucho suspirar.

–Tienes razón, pero piensa una cosa, si estás haciendo algo que no me puedes contar, a lo mejor es que no deberías estar haciéndolo –la escucho irse hacia la puerta.

–Abu –se para –Le prometí algo a Kiara y rompí mi promesa, le dije que haría algo pero no lo hice y ahora ya no quiere verme ni en pintura.

–Zackie, un hombre no dice las cosas, un hombre las hace –se sienta a los pies de la cama, mirándome. Le devuelvo la mirada y me sonríe, comprensiva –Se ve que es buena chica, no la pierdas, se nota que te gusta.

–No me gusta –ruedo los ojos porque yo tengo razón... ¿No?

–Claro –se levanta –En fin, tienes que hacer algo para no perderla, se os ve felices cuando estáis juntos, a ambos –aclara mientras se va a la puerta, pero antes de abrirla se gira hacia mi –Y para que lo sepas... Tú también le gustas –me guiña un ojo.

–No me interesa –refunfuño, a lo que ella se rie un poco y sale de la habitación, dejándome solo de nuevo.

Obviamente no me gusta ni me interesa en absoluto ni en ningún sentido...

Me llega un mensaje de Ad y cuando lo leo se me ocurre la idea perfecta. Ya sé cómo puedo recuperarla.

𝚂𝚝𝚊𝚛𝚜 𝙰𝚗𝚍 𝚁𝚘𝚊𝚍𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora