19.- Dudas

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Me quedé helado, prácticamente hasta creo que hubo un momento en donde dejé de sentir el frio y en vez de eso era el escalofrío de lo que veía. Luego me quedé en blanco, inmóvil cuando vi que no era la única tumba, había muchas más alrededor.

No pude decir nada, no podía. Las palabras se atoraron en mi boca como si de un mudo se tratara. Me sofoqué, sentí un nudo en la garganta, nunca vi a gente morir, nunca había visto una tumba, no hasta ahora, y no creía verlo algún día, de hecho odiaba esa idea, me hacía sentir mal, y ahora que esta gente me mostraba algo que significaba tanto para ellos me hacía sentir un inútil al no saber que decirles.

⸺Lo siento, yo...⸺retrocedí⸺, Dios, lo siento, yo...no esperaba esto.

Me di la vuelta de inmediato y salí entre toda la multitud, me alejé de ellos y traté de tomar aire, quería llorar, no sé, quería llorar. Sentí como me tomaron el hombro y volteé rápidamente.

⸺Yuichiro.

Era ella.

⸺Akane...

⸺¿A dónde ibas?

⸺No tengo idea, no sé, yo...

⸺Tranquilo ⸺Yoichi se acercó a mi⸺, concéntrate en tu respiración.

⸺Vamos a un lugar tranquilo. ⸺Propuso el chico a su lado y asintieron llevándome con ellos.

Éramos cuatro, y si bien le atinaba creo eran de mi edad. Llegamos a una casa de árbol que se llevó mi atención de repente. Me subí con ellos y el lugar por dentro era increíble, muy cómodo. Chiquito, pero cómodo.

Akane nos dio una manta a cada uno y luego nos sentamos en un círculo.

⸺¿Te sientes mejor?

⸺No sabría decir ⸺respondí.

⸺¿Es la primera vez que ves una tumba, cierto? ⸺el chico que apodé en mi mente «el rosado» me preguntó y yo asentí⸺, se nota.

⸺Parece que tú tienes experiencia ⸺murmuré.

⸺Yuichiro. ⸺Akane me habló y lo sentí como un regaño, era un regaño. Así sonaban mis padres.

⸺Lo siento ⸺se disculpó Yoichi⸺. Kimizuki suele ser muy llevado...y pesado.

⸺Se nota.

⸺¿Me estás arremedando? ⸺me reclamó.

⸺No...⸺aparté la vista inocentemente.

⸺No te hagas el wey.

⸺¡Kimizuki! ⸺Akane le lanzó una almohada⸺, esa palabrota.

⸺Lo dice quien gritó «mierda».

⸺¡Me espanté, ya está! ⸺exclamó⸺, mejor ya cálmense los dos.

⸺Me pregunto cuanto nos darán de recompensa si lo entregamos al castillo ⸺siguió.

⸺Ya te dijeron que te calmes, rosadito. ⸺Dije y Akane y Yoichi comenzaron a reírse.

⸺¿¡Rosadito!? ⸺se puso rojísimo⸺. Mierda, ¿¡cómo te atreves!? ⸺se abalanzó contra mí, forcejeándome.

⸺JAJA, dijiste mierda tú también. ⸺Akane lo encaró.

⸺Ya dejen de decir mierda. ⸺Pidió Yoichi y luego se tapó la boca con las manos⸺ ay, no no, no quise decirlo ⸺chilló.

Perdí la cuenta de cuantas veces reímos, pero los chistes no pararon. Cada que queríamos ponernos serios uno empezaba diciendo algo gracioso y otro seguía, y los demás seguíamos. Luego ya hubo un momento donde los cuatro nos quedamos en blanco, mirándonos entre nosotros.

Príncipe y príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora