31.- Acostumbrándome a ti

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Al igual que los anteriores días, seguía encontrando una bolita de masa enojada en mi plato. Yuu-chan ya tenía esa costumbre de levantarse muy temprano, lo que me impedía despertar tan tarde pensando que podría ocasionar un desastre en la cocina. Me descubrí en mí mismo el ánimo cada vez que me levantaba, como si tuviera una razón para hacerlo a diferencia de cuando estaba solo y despertaba para hacer lo de a diario. Ahora era diferente: despertaba y en ese mismo día podía pasar de todo, era muy curioso el hecho de que ambos estuviéramos descubriendo un manojo de sorpresas en nuestro día a día. Como si de un hallazgo se tratara.

A Yuu nunca se le apagaba la mente, siempre tenía una idea para hacer a cada momento: hace casi una semana yo estaba acostado en la hamaca, él llegó con un montón de hojas cargando sobre su camisa.

Se la había quitado.

Me removí como si algo me estuviera picando el estómago. Terminé sentado, esperando a ver que hacía.

Él también hizo lo mismo. Dejó descansar la camisa envuelta en el suelo para después hacer un espacio y sentarse, estaba frente a mí, solo que yo estaba más elevado por la hamaca. Sentí cómo se recargó sobre mis piernas. No me moví.

Por alguna razón, odié en ese mismo instante tener puestas las botas largas.

Alzó la mirada hacía mí, sonriendo.

⸺Observa lo que estoy a punto de hacer, Mika.

Se inclinó para tomar unas hojas y volvió a recargarse. Empezó a hacerle algunos dobleces con mucha agilidad que en cierto momento me perdí al ritmo que iba, él sabía lo que hacía, sin merodeos, sin dudar si quiera. Terminó y lo alzó para que lo viera.

Era una flor, más bien, tenía la forma de una flor.

Entreabrí la boca de la sorpresa, nunca había visto algo parecido, ni tenía idea de que eso se podía hacer. A él pareció satisfacerle mi reacción porque enseguida añadió:

⸺Sé hacerlas desde pequeño.

⸺¿Las flores?

⸺El origami ⸺corrigió⸺. Muchas figuras prácticamente, como los corazones, las flores, los animales...

⸺¿Y todo eso lo tienes guardado en tu habitación?

Se desvaneció su sonrisa, lo que me hizo arrepentirme de haber preguntado, luego, después de unos segundos volvió a sonreír, pero de diferente manera: forzosamente.

⸺No. Todas mis figuras se las daba a mi madre...

No respondí, esperé a que siguiera.

⸺Siempre le hacía...rosas y corazones, las dejaba en su habitación y también se las daba en persona para demostrarle cuanto la quería. ⸺Toqueteó la flor en sus manos, volteándola de un lado a otro demostrando su nerviosismo. Suspiró⸺. Hubo un día donde al salir a mi pueblo muchas chicas se acercaron a mí agradeciéndome por «el regalo» y me mostraron las figuras que le di a mamá.

Agachó la cabeza en un intento de ocultarse, no esperó respuesta mía, siguió jugando con el objeto de forma torpe, aún cabizbajo. Tuve una sensación de pena al escucharlo decir aquello. También había rencor, desde que vi a sus padres en el periódico no me agradaron en lo absoluto, y aún más al leer como eran. Quería que Yuu fuera liberal, ellos no se lo permitieron, lo encerraron a más no poder en obligaciones y cadenas, era injusto.

Pero ahora no estaban...

Me bajé de la hamaca para posicionarme a su lado, él alzó un poco la mirada pero siguió agachado. Mi mano, que tembló y dudó por un momento sujetó de su muñeca y...dejé de pensar, mi control se escapó y lo jalé para acercarlo a mí y poder abrazarlo, abrazarlo con fuerza.

Príncipe y príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora