Príncipe y príncipe

29.- ¿Mika?

Hubo un día en el que al despertar todo estaba oscuro, pensé que era un sueño hasta que me pellizqué para comprobar y confirmé que no estaba en uno. Ladeé la cabeza a un lado y me fijé en la única luz que había: el de la ventana.

Pensé entonces que ya no iba a poder volver a conciliar el sueño.

Me acerqué agarrando una silla y arrimándola hasta la ventana, me senté y al recorrer la cortina me di cuenta de aun seguía siendo de noche. Fijé mi vista en el cielo un momento y mis parpados comenzaron a caerse lentamente. Me sacudí la cabeza al darme cuenta y cuando mi mirada bajó me quedé helado.

Vi a Mika afuera.

Estaba de espaldas mirando a no sé dónde. Tenía puesto un abrigo, una bufanda y sus manos estaban metidas en sus bolsillos.

Noté como su cabello revoloteaba en el aire de una forma tan brusca ¿acaso no lo sentía? Ni siquiera se movía.

No sabía que hacer, yo no tenía un abrigo o algo como él, solo piyama.

Me lo pensé un buen momento hasta que el viento sopló más fuerte provocando que la ventana temblara, me asomé y vi a Mika retroceder un poco debido a ello. Pero de ahí en parte todo igual.

Iba a bajar, ya estaba decidido en bajar y salir a donde estaba hasta que comenzó a avanzar hacia donde estaban los árboles, entre todos ellos; se metió y no volvió a salir, no supe a dónde fue.

¿Y si se perdía? No creía porque él conocía mucho más que yo estos lugares, pero de todas formas mis nervios seguían presentes.

¿Qué hacía afuera mientras era de noche?

¿Qué hacía parado en medio de un viento tan horrible?

¿Qué hacía avanzando hacia la oscuridad?

Me quedé pegado a la ventana, acurrucándome en forma de una bolita mientras esperaba a que regresara de donde fuera que se hubiera ido.

Me descubrí teniendo miedo de estar solo.

⸺Mika...

⸺Te dije que estoy bien. ⸺Mika insistió haciéndome a un lado.

⸺¡Pero llevas estornudando todo el día! ⸺Protesté.

⸺No es nada, es normal.

⸺No lo es, ¿cómo te enfermaste?

Lo pensó.

⸺¿Saliste a algún lado? ⸺seguí indagando para ver si lo sacaba al tema.

Se quedó en silencio un momento.

⸺A ningún lado. ⸺Comenzó a subir las escaleras y yo lo seguí.

Bueno, no lo mencionó.

A lo mejor era algo que estaba ocultando, algo que no debía saber y por eso no lo decía. De todas formas, yo estaba intrigado.

Nos dirigimos a un lugar que parecía estar oculto entre tantas salas. Me tomó tiempo darme cuenta que era una biblioteca.

Comencé a llamarlo repetidas veces, pero él siguió ignorándome. Aunque en ningún momento noté que le molestara mi presencia, por eso permanecí detrás suyo. El recuerdo de mi madre quejándose por cualquier cosa llegó a mi mente, que «Yuichiro tu compostura» «Yuichiro, no hables así» «No rías» «No hagas bromas» «No hables tanto, eso no lo hace un príncipe» «No comas tan rápido» «No salgas» «No me gusta como eres», todo eso era lo que escuchaba en mi día a día, no podía reprimirme ser yo, me era imposible, es como si te dijeran: «No vuelvas a comer» ¡Exactamente! ¡No se puede! Vivimos a base de alimentarnos, es parte de nuestra vida, y ser yo también lo era, si no soy yo mismo entonces no me siento vivo, me siento otra persona que claramente no soy.