33.- Pequeños descubrimientos

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Ambos caminaban directo a donde fuese que estuvieran yendo, relativamente, Yuu era el que seguía a Mikaela; después de que el rubio le hubiera explicado la razón de sus escapes por la noche no pasó ni un día antes de que Yuu le insistiera en que lo llevara a ese lugar, usando como lema: «ver para creer». Claramente Mikaela se negó, pero ante la insistencia del azabache no pudo evitar aceptar a regañadientes. Ninguno parecía incómodo con el otro por lo sucedido en la noche, de hecho, ambos seguían con la misma normalidad que siempre, aunque ninguno de los dos mencionó algo al respecto.

⸺Que increíble es el bosque. ⸺Yuu volvía a contemplar con estupefacción su alrededor como si no lo hubiera hecho más de mil veces cada cinco minutos que caminaban.

Mika, que avanzaba por delante del azabache, solo asentía sin responderle, más que nada, lo miraba de vez en cuando para estar al pendiente de que le estuviera siguiendo y no se tropezara como últimamente lo había hecho.

Yuu siguió observando hasta que fijó su vista en un pino bastante grande, más grande de los que había encontrado antes, y entonces su mirada pasó a otro mucho más alto que casi provocó que se resbalara por la distracción.

De repente una idea le llegó a la cabeza: tal vez podría...

⸺Tu vista al frente, cuida tus pasos. ⸺Mika lo sacó de sus pensamientos.

Hizo lo que le pidió de mala gana.

⸺No pasa nada, Mika, de verdad.

⸺Llevas más de tres veces que te lastimas las piernas por intentar escalar pinos.

⸺Cuatro ⸺murmuró, corrigiéndole.

⸺Sí, y con eso tienes cuatro curitas puestas.

⸺Las curitas son llamativas. ⸺Vaciló evitando la mirada de Mika cuando este se volteó.

⸺Pues tus curitas llamativas se han acabado.

Yuu se detuvo, pasmado.

⸺¡¿Eh?! ¿Por qué?

⸺Básicamente las usaste todas. ⸺También se detuvo.

⸺¿Y no tienes de repuesto?

⸺Oye ⸺interrumpió⸺, yo no soy alguien que se la pasa lastimándose a cada rato.

Yuu hizo una mueca sin disimulo, algo que a Mika solo le instó a seguir sabiendo que sus palabras lo habían dejado callado. Volvió a seguir avanzando y el otro volvió a seguirle.

⸺No más escaladas.

⸺Me niego a tu orden, no eres mi padre ⸺protestó.

Mika disminuyó el paso.

⸺Soy quien te dio vivienda aquí.

⸺¡Pero tú me trajiste! ⸺Se notaba la ironía en su voz.

⸺Si, pero mientras estés aquí sigues mi reglamento.

Yuu formó una sonrisa verdaderamente sarcástica.

⸺Ah, mírate, poniendo reglas. ¿Y cuáles son exactamente?

Mika se dio la vuelta, deteniéndole el paso.

⸺La primera es cuidarte, ya te lo he dicho.

⸺¡Que yo no neces...!

El azabache le empujó del hombro por la vergüenza, algo que Mika no dejó ocurrir de nuevo porque apenas Yuu volvió a alzar el brazo, le tomó por la muñeca y tiró de él para acercarlo.

⸺No es que no quieras, no tienes opinión al respecto sobre esto, así que por favor se un buen chico y déjame procurar tu salud.

Le soltó dándose la vuelta para empezar a marcharse, sin embargo Yuu se quedó quieto, estaba con el rostro completamente rojo intentando procesar lo que acababa de suceder. Se estaba muriendo de la vergüenza misma: era la primera vez que alguien lo dejaba de esa manera, humillado por así decirlo. Pero él no era alguien que se guardaba las cosas.

Príncipe y príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora