35.- Sentimiento indescifrable

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Yuu había estado confundido.

Desde lo ocurrido en la noche que le devolvió su abrigo a Mika ha intentado averiguar si desde un principio ya tenía ese concepto sobre él.

"Hermoso"

No era algo reciente, definitivamente.

Esto no es relevante. Se había dicho. La verdad es que es algo lógico y habitual, claro que Mika es hermoso, sí, como todas las personas habitables en este mundo. Nada nuevo.

Se convenció.

No obstante, un día de otros que se acostaba en el pasto mirando al cielo escuchó una melodía proveniente dentro del castillo. Se había levantado para investigar, caminó extrañado y a paso lento para poner más atención al sonido.

Hasta que logró encontrar el lugar de origen. Divisó la puerta del salón entreabierta, se asomó con cuidado sin intención de abrirla ni hacer algún ruido. Logró ver a Mika a través de ella, identificó sus botas largas, el uniforme que siempre llevaba y su coleta desordenada característica de él.

Se quedó atontado.

Mika mantenía los ojos cerrados, su postura estaba firme al igual que el agarre en los instrumentos en sus manos. Era un violín. Mika estaba tocando un violín. Su mano izquierda sostenía el mástil, y con ayuda de su hombro y cuello el instrumento estaba apoyado en una posición perfecta a la vista. Parecía un músico de verdad.

El silencio estuvo presente momentáneamente. La canción había acabado. El rubio siguió sin abrir los ojos, unos segundos callado, pensando su próximo movimiento, suspiró profundamente, despacio, y de nuevo, comenzó a tocar. El arco que sostenía en su otra mano rozó las cuerdas con rapidez, lo suficientemente brusco para sorprenderlo a él, quien reconoció al instante la canción que sonaba. Una obra maestra.

Vivaldi ⸺ Summer Presto.

Podría reconocerla en cualquier lado, sin embargo, no esperaba ver a Mika tocándola. La imagen era insuperable, sus dedos se movían con tanta agilidad, observaba el desplazamiento veloz en las cuerdas, la entremezcla de agresividad y arrebato con la que el arco sacaba cada nota; frunció el ceño, una muestra del esfuerzo de concentración que estaba haciendo. Su cuerpo también estaba respondiendo, la vehemencia de su cabeza sintiendo las melodías violentas. Se relamió los labios, una preparación rápida. Ahora todo iba más apresurado, con más presión. Y Yuu estaba absorto, Yuu contemplaba con fascinación al chico que tocaba el violín, siendo consciente de todas las cosas que aún no sabía de él, pero que moría por enterarse.

Mikaela en ese momento parecía un ángel caído del cielo.

Cambió su forma de pensar: ahora Yuu creía que el «hermoso» quedaba corto para definir al rubio, es más, ni si quiera encontraba palabra alguna para representarlo, pues después de haber visto de lo que era capaz estaba seguro de que su belleza sobrepasaba límites, más que incluso la divinidad.

Su curiosidad por conocerlo aumentaba más.


Aprendió a nadar. No supo cómo, solo se adaptó al agua y a mover las manos y piernas para mantenerse. Le sentaba bien saber que ya era capaz de hacer otra cosa más, incluso sin supervisión: Mika lo acompañaba para "cuidarlo" en caso de que sus intentos fallaran.

¿Viste eso, Mika? Le hubiera dicho, pero esta vez vino solo al lago.

Salió del agua, se sacudió el cabello y se envolvió con la toalla. Así regresó al castillo. Mika estaba esperándolo afuera.

⸺Tardaste. ⸺Señaló dándole otra toalla. Yuu la tomó.

⸺Se me pasó el tiempo. ⸺Ambos se encaminaron adentro. Fueron directo a un sofá. ⸺Te perdiste de mi nuevo aprendizaje.

Príncipe y príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora