Treinta y uno| Urna

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Jimin luchó, luchó como nunca antes había luchado para mantenerse despierto. Buscaba con desesperación a alguien por el pasillo de la casa de los Kim, se tambaleaba de un lado a otro mientras su visión se hacía cada vez más difusa.

Todos se habían marchado. Yoongi presentaría un examen en la universidad junto a Seokjin y después irían a Spring Day; Taehyung había ido directamente hacia el asilo apenas se marcaron las ocho de la mañana en el reloj.

Debía estar solo por unas horas, no era la primera vez que pasaba y extrañamente ese día se sintió con más fuerza de la normal, se sintió más despierto y sano. Ni siquiera tuvo mareos o vómitos la noche anterior, no sufrió de fiebres espontáneas o dolor de huesos; esa madrugada se sintió mejor que nunca.

Ahora entendía por qué, ahora entendía por qué sintió un deseo incontrolable de permanecer acostado en la cama y esperar solo a que los Kim y Yoongi regresaran por la tarde.

Jihoon, Jihoon lo había provocado todo.

Park Jihoon lo llenó de fuerza, de un bienestar falso que lo engañó como a un ingenuo. Park Jihoon lo orilló secretamente a quedarse en su territorio sin nadie a su lado para protegerle, le había tendido una trampa y cayó completamente en ella.

Lo sentía correr por su cuerpo, rasgar su interior mientras su esencia se dispersaba en sus pensamientos y alma. Lo sentía enterrarse en cada una de sus fibras nerviosas, lo sentía secuestrar la sensibilidad de sus manos, su visión.

—¡A-Ayu... Ayuda! —agitó la cabeza, Park Jihoon estaba moviéndose dentro de él como un parásito. Se alimentaba de su debilidad, de sus miedos.

Jimin sabía perfectamente a dónde estaba intentando llevarle, sabía perfectamente que quería entrar a la habitación que un día fue suya y ahora era de los hermanos Kim. Jimin ya conocía la historia de su muerte, la trágica decisión que tomó para terminar con su vida utilizando el ventilador.

Si Jihoon llegaba allí, si sus pies descalzos pisaban la alfombra de ese cuarto Jimin perdería la batalla.

Y podía sentirlo, este intercambio de almas no era como los anteriores. Park Jihoon iba a robar su cuerpo, por fin había reunido las fuerzas necesarias para adueñarse completamente de su alma, de su piel.

—¡Jihoon, Ji-Jihoon, es.. espera! —gritó Jimin cayendo de rodillas en el primer escalón hacia el segundo piso.

Sus pies se movían solos, lo arrastraban lentamente hacia el antiguo cuarto de Yoongi. Al caer sobre el escalón Jimin pudo ver sus manos y supo que ya no quedaba tiempo, que Park Jihoon no tendría misericordia por él.

En sus manos ya no había puntos morados, su piel estaba sana, sus uñas parecían fuertes, la palidez de su cáncer se había ido por completo. Sintió un escalofrío y cosquillas en la cabeza, empujó torpemente su gorro blanco y tocó inmediatamente la zona. Sus dedos se enredaron en mechones de cabello, cabello ondulado y rubio.

—¡Jihoon, b-basta!

No, no se detendría, su mismo cuerpo se lo informó, su mismo sistema respondió cuando después de tanto tiempo, se sintió sano, se sintió como antes de la leucemia porque ahora ya no estaba más dentro de él. Su enfermedad se había desvanecido dentro de la oscuridad a la que lentamente Jihoon le arrastraba.

—¡Por favor, por favor no hagas esto! —intentaba aferrarse al barandal de la escalera pero su cuerpo lo conducía diligentemente por los escalones— ¡Yoongi, Yoongi!

Healing Jimin [MY;PJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora