Veintiuno| Agua

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Las caricias en su rostro, aquella mano fuerte y blanca recorriendo amorosa el contorno de su frente hasta trazar un camino a su mentón para que, como un flautista encantando a un niño inocente, pudiera llevarlo con delicadeza un escalón abajo y así sentir sus labios una vez más.

Aquel beso provocó dos cosas en Park Jimin. Lo primero que sintió fue una descarga de adrenalina recorriendo su cuerpo, un calor que comenzó en su estómago y se dispersó como un relámpago hasta enrojecer sus mejillas aprisionadas por las manos de Yoongi.

Su cuerpo había dejado de ser materia, ahora era una bruma sostenida por quien le besaba y arrebataba su vida dolorosa para adentrarlo en un sueño.

Lo segundo que sintió fue un pinchazo en su pecho, un dolor agudo y efímero que consiguió ocultar abrazando a Yoongi tímidamente por la cintura. Todo su sistema sucumbió ante la daga que sorpresivamente iba rasgando su interior.

Al principio creyó que eran sus huesos, quizá un dolor muscular por haberse levantado con tanta fuerza en el muelle, pero cuando Yoongi sonrió contra sus labios y susurró un "te quiero, Jiminie", supo que el pinchazo que se incrustaba en su estómago no era su cáncer sino Park Jihoon.

Ni Jimin o Yoongi habían investigado correctamente lo que ocurría cuando se comienza a practicar el intercambio de almas. Ambos creían que tenían el control, que Jihoon dormía en un lugar infinito sin dolor o consciencia, sin embargo, con la nueva relación que formalizaron en su primer pelea, su lazo abrió un ranura de consciencia en Jihoon.

No podía verlos, tampoco escucharlos, pero sí podía sentir las mariposas en el estómago de Jimin, su nerviosismo, la alegría embriagante que lo asaltaba cuando alguien se acercaba a darle un beso o un toque amoroso.

Y allí en medio de la oscuridad, impaciente y receloso, Park Jihoon comenzó a creer fervientemente que el culpable de aquellas emociones en Jimin era su Yoongi. Se sintió traicionado, furioso, no obstante lo entendía. Yoongi sentía algo por Park Jimin porque era idéntico a él, al Park Jihoon que lo enamoró perdidamente.

Por eso debía volver, debía hablar con Yoongi pero él simplemente no lo llamaba. Ahí, sin consciencia sobre los días o las horas, la espera por el reencuentro con su novio comenzó a tornarse en una tormentosa eternidad.

Comenzó a enviarle señales de ayuda a Jimin, descargas de impotencia y molestia cuando sus antiguos llamados eran ignorados sin remordimiento alguno por quien en un principio, prometió siempre ayudar a que él y Yoongi estuvieran juntos.

En el mundo real, Jimin guardó en secreto todo lo que Jihoon enviaba a su subconsciente, no quiso perturbar la nueva etapa que comenzaba a vivir. Hablar con Yoongi sobre Park Jihoon lo hacía sentir inseguro, en desventaja, por esa razón decidió quedarse callado.

Yoongi por su parte sabía que en algún momento debía hablar con Jihoon, contarle la verdad sobre sus sentimientos y por fin tener una apropiada despedida. Pensar en aquello lo llenaba de tensión, no quería lastimarlo, mucho menos hacerle pensar que nunca lo quiso o que nunca fue importante.

Pero la vida continúa con un flujo ininterrumpido, sigue su cauce a pesar de que algunos se queden atrás y ahora Yoongi amaba a Jihoon como un recuerdo agridulce, como quien le enseñó a amar y sufrir, como una etapa de su vida que había terminado incluso antes de que se diera cuenta.

Hoy Park Jimin era su nuevo presente y ya no tenía miedo de soltar su pasado. Quería dar un paso más, recorrer otro trecho de su camino de vida incluso si algo dentro de su corazón lo acusaba de traidor y cruel contra el pobre de Jihoon.

Healing Jimin [MY;PJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora