Veinticino| Tuyo

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A Jimin le hacía sentir culpable ver a Yoongi dormitar a su lado, sabía muy bien que las sillas para acompañantes no eran para nada cómodas y que las salas de hospital pueden ser muy frías.

Varias veces le pidió que se quedara en casa, que utilizara ese tiempo perdido en algo provechoso pero Yoongi nunca aceptó; negaba con la cabeza y agendaba cuidadosamente el día y hora programada para las sesiones.

El doctor recomendó que las quimioterapias se administraran vía intravenosa, Jimin comenzó a cubrir sus brazos con suéteres y playeras de manga larga porque el catéter siempre lograba marcar su piel con horrorosas manchas púrpuras.

Había pasado un mes, cuatro sesiones en donde Yoongi jamás se apartó de su lado, jamás fue a la sala de espera para estar más cómodo durante las tres horas de quimioterapia y jamás le soltó. Jimin no podía sentirme más especial y amado que en esos momentos.

—¿Me dormí?

Yoongi se enderezó en su lugar con los ojos pesados y la voz rasposa, miró la Tablet sobre el regazo de Jimin y se avergonzó de ver que la película estaba a punto de terminar.

—Te dije que era aburrida...

—N-No, Jiminie, no es eso —musitó con pena—, es que estar tanto tiempo quieto me arrulla y termino quedándome dormido.

Ambos hacían su mejor esfuerzo para que las sesiones no fueran tediosas, buscaban algún tipo de actividad que no implicara movimiento pues Jimin debía permanecer inmóvil mientras las agujas reposaban dentro de piel.

Jimin no tenía problemas, ya estaba acostumbrado.

Pero Yoongi, a pesar de odiar el esfuerzo físico, necesitaba moverse aunque fuera un poco para no caer rendido en el reposabrazos de Jimin. Se odiaba cuando comenzaba a sentir el calor particular del sueño en los párpados, se odiaba cuando comenzaba a parpadear más lento y se aborrecía cuando al abrir los ojos, Jimin ya había pasado al menos una hora sin hablar o jugar con nadie.

Creía que poder dormir en cualquier rincón y seguir soñando incluso en ambientes ruidosos era un superpoder hasta que comenzó a perder la consciencia en el hospital; ahora no era un don sino un gran defecto.

Cada vez que abría los ojos se avergonzaba de volver a cometer siempre los mismo errores, ni siquiera el café conseguía mantenerlo despierto y se quedaba sin disculpas para Jimin.

El semestre estaba a punto de terminar, su trabajo en Spring Day comenzaba la última etapa y el cansancio no tardó en convertirse en otro de sus muchos enemigos. 

La vergüenza era tan grande que no podía ver que incluso dormitando por horas hacía completamente feliz a Jimin, porque aunque su cuerpo se desconectara de la realidad e incluso llegara a emitir leves ronquidos, él estaba allí sin soltar su mano.

Y el corazón de Jimin se henchía de amor al ver que a pesar del cansancio y la tedia, Yoongi estaba junto a él fervientemente. En cada quimioterapia atesoró los momentos en los que Yoongi dormía con la mejilla aplastada en la base de los sillones.

No podía acariciar su rostro porque un brazo estaba inmovilizado por el catéter y su mano libre siempre estaba aprisionada en la mano de Yoongi; sin embargo sí podía verlo, estudiar sus facciones finas y embelesarse por las lindas cosas que iba descubriendo en él.

"Yoonie frunce las cejas cuando sueña", "Yoonie no babea a pesar de que su boca siempre se abre al dormir", "Las manos de Yoonie siempre están tibias", "Yoonie tiene muchas pestañas pero son muy cortitas, sus párpados son delgados", "La pequita en la nariz de Yoonie es muy linda"

Healing Jimin [MY;PJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora