Veintisiete| Fiesta

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Jimin nunca imaginó que enamorarse de Yoongi traería consigo el inevitable acercamiento con Kim Seokjin y Kim Taehyung.

Con la madre soltera de Yoongi refugiada en casa de sus abuelos en Daegu, sin hermanos o primos y sin una figura paterna, la única familia inmediata de su novio eran los peculiares hermanos Kim.

La noticia de su noviazgo había causado revuelo. Jin y Namjoon descubrieron que lo que había entre ellos no era una aventura sino un malentendido que hizo reír a Hoseok y Yoongi por horas. Taehyung y Jungkook finalmente oficializaron lo que todos sabían, y aunque no fue ninguna sorpresa, se alegraron por ellos.

Yeonjun se disculpó por haber dicho que iría tras Taehyung, él ya tenía a alguien y sólo quería molestar. 

Jin y Taehyung aceptaron el noviazgo de Yoongi, intentaron abrir sus corazones y prometieron silenciosamente eliminar cualquier pensamiento negativo que su cabeza disparara. Park Jimin no era Park Jihoon. A pesar del parecido, de la similitud en sus cuerpos, ellos eran personas completamente distintas.

La mayor muestra de ello era que Park Jimin, a diferencia de Jihoon, no arrastraba a Yoongi hacia un vacío que lo consumía lentamente. 

Los hermanos Kim habían olvidado lo que significaba ver a Yoongi enamorado sin que éste fuera paranoico, sin que fuera inseguro de su físico sólo porque su pareja había hecho "una excepción con él", sin que tuviera las sombras del cansancio y temor impresas en su semblante.

Porque incluso si Yoongi dedicaba todo su tiempo libre a cuidar de Jimin, aquella tarea parecía natural, sincera y noble. Y Jimin lo cuidaba, también veía por Yoongi, y a pesar de su carácter arisco y obstinado, siempre daba recíprocamente su amor.

Ambos estaban rotos y lastimados, ambos eran una pieza incompleta hasta que estaban juntos. Cuando sus manos se tomaban, cuando se sonreían, cuando intercambiaban una mirada a la hora del almuerzo, cuando se acompañaban silenciosamente en el jardín o iban de la mano por las calles, Jimin y Yoongi reconstruían inconscientemente las ruinas en sus almas. 

Y al separarse e ir a sus respectivos hogares, cada pieza que levantaban de entre los escombros permanecía por siempre cimentada en ellos. Amarse no les generaba una dependencia dañina sino un impulso involuntario para mejorar como persona, como amigo y como pareja.

Yoongi no estaba salvando a Jimin, Jimin no estaba salvando a Yoongi; ambos se salvaban a sí mismos sin soltarse de la mano.

—¡Bien! —de entre el bullicio en la pizzería resonó la voz de Jin— ¡Tomemos una foto antes de que llegue la comida y se desconozcan por el hambre!

—¿Dos pizza de pepperoni, una de pimientos y otra de jamón?

—¡Sí, aquí! —levantó la mano Hoseok.

Cuando las pizzas fueron colocadas en la mesa y los otros se abalanzaron como náufragos hambrientos sobre ellas, Seokjin le lanzó una mirada fulminante a los meseros que ante el gesto simplemente soltaron "buen provecho" y huyeron de ahí.

Observó los hilos de queso yendo de un lugar a otro, las papas fritas intercambiar de puesto una y otra vez hasta que las cajas quedaron vacías. Sujetó su celular mientras la mesa que tanto tiempo organizó era destruida en segundos.

—Parecen perros hambrientos —masculló mirando de mala gana a Namjoon.

Namjoon detuvo la rebanada de pizza frente a su boca abierta, levantó la vista y observó a Seokjin frunciendo el ceño con un lindo gorrito de fiesta sobre el cabello. Sonrió avergonzado y arrepentido de no haber mantenido la compostura por unos segundos más.

Healing Jimin [MY;PJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora