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Suspire profundo mientras volvía a ver la ropa que tenía, creo que llevaba veinte minutos tratando de decidir si usar vestido, usar algo casual o simplemente ir con mis típicas sudaderas y converse.

Al final me decidí por un pantalón negro, suéter rojo, botas negras, una bolsa negra de correa y mi abrigo gris largo, favorito. Lucia espectacular, pero, mis nervios estaban ahí presentes.

Hace una hora Samantha había marcado a mi casa para saber la hora en que iría a dejar a su hijo a la feria, le comenté que fuera cómodo y debería estar a las 8:00 p.m., debido a que lo llevaría a una feria de juegos mecánicos, ella al oír eso quedo fascinada y sabía que le diría a Ulises que se pusiera guapo, aunque a decir verdad ya lo era.

Me maquille un poco y después de rociarme perfumé sobre mí, quede lista.

—¡Nicole! —Grito mi madre desde la planta baja de la casa—El taxi ya llego hija.

—¡Ya voy madre! —Aún era temprano, pero tenía que llegar antes para poder calmar un poco mis nervios.

Baje las escaleras y bese a mi madre en la mejilla.

—¿Qué te pusiste? —Pregunto ansiosa.

Sonreí y dije—El abrigo gris que me regalaste en año nuevo y abajo me puse un atuendo algo normal.

—¡Estoy segura de que te ves preciosa, hija! —Sonreí y besé nuevamente su mejilla.

—Llegare un poco tarde, pero la señora Samantha me vendrá a dejar, eso acordamos—Ella me sonrió y asintió con la cabeza.

—Adiós madre, te quiero.

—Que te diviertas Nic.

Subí al taxi y en quince minutos ya me encontraba en la feria. Le pague al conductor.

Respire profundo, eran las 7:45 p.m., Podía ver como la gente llegaba a la feria y también como autos pasaban para ir al área de estacionamiento.

Nada podía salir mal, mi psicóloga Mari, me había dicho que cuando llegaran los ataques de pánico respirara e intentara verle lo bueno a las cosas y si que me ayudaba.

Tenia ya en mi mente como disfrutaríamos Ulises y yo en los juegos mecánicos, sabia que le gustaban ya que él me lo había comentado en una de nuestras muchas charlas. No sé cómo lo tomaría ya que solo había dicho la feria de comida, pero en realidad la ubicación exacta se la había dado a su madre.

Jugué un poco con mi collar de corazón, mientras movía mi pie izquierdo y me repetía mentalmente que todo está bien, él llegaría y seria nuestra noche, nos merecíamos tener aventuras que hicieran que libera nuestras toxinas.

Una camioneta gris se había estacionado en la entrada de la puerta de la feria.

—¡Hola Nicole! —Sonreí, la señora Samantha me había saludo justo cuando él había abierto la puerta de la camioneta. —Espero que se diviertan mucho, vengo por ustedes a las 10:00 p.m.

Ahí es donde lo pude observar con detenimiento. Estaba guapísimo.

—Nos vemos—La señora Samantha subió su ventana y se marcho, dejándome con el bombón de su hijo.

Ulises se volteó hacia mí, ¡Madre mía!, este chico si que estaba lleno de hermosura.

Él vestía un pantalón negro, un suéter negro, traía tenis blancos, lentes obscuros, su bastón y un abrigo gris largo, casi similar al mío.

Rei levemente.

—¿Qué pasa Nicole?

Me acerque a él y le quite sus lentes negros, no los necesitaría aquí al igual que su bastón, agradecía que él cargara siempre el bastón que se doblaba, Guarde ambas cosas en mi bolso.

Aunque No Pueda Verte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora