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"Nicole, me gustas", acaso había oído bien. ¿Por fin Ulises había admitido que le gustaba?

Su voz había retumbó en mis oídos con fuerza. En ése momento quise golpearlo, pero seguía en un shock tan complejo que era incapaz de decir nada.

—Estás jugando conmigo, ¿Cierto?—inquirí en voz baja y ronca.

Ulises rió lentamente contra mi oreja, su risa vibró en mi cuello haciéndome estremecer.

—Lamento haberte hecho creer que solo jugaba.

Cerré los ojos, y él se movió hasta quedar frente a mí. Posó sus manos en mis mejillas mientras cerraba los ojos. —No sé por qué cierro los ojos si de cualquier forma no puedo verte. —musitó con tristeza.

Entreabrí los labios al sentir su pulgar rozando mi labio inferior.

—Tengo tantas ganas de besarte —dijo con voz ronca.

—Bésame —tartamudeé en un susurro.

—Quiero hacer esto correctamente —dijo haciendo una mueca incómoda, pero graciosa.

Sonreí lentamente mientras acariciaba su rostro.

—¿Estoy soñando, verdad? -dije aún sin poder creer lo que me estaba sucediendo.

"En cualquier momento voy a despertar."me dije a mi misma mentalmente.

Los labios de Ulises besaron la parte interior de mi muñeca. La humedad de su beso me hizo estremecer y cerré los ojos. Si era un sueño, se sentía demasiado real.

—No quiero atarte a mi —murmuró con pesar.

Comencé a negar enérgicamente mientras me sentaba sobre mis rodillas y me acercaba hasta quedar cara a cara con él. Ambos, estábamos en el suelo.

—Quiero estar contigo —susurré sin aliento.
Una mueca de dolor cruzó en su rostro, tragué saliva ruidosamente.

—No tienes idea de cuánto tiempo esperé para encontrarte... —dijo él con los ojos cerrados. -, y ahora que te tengo, ni siquiera puedo verte.

—No necesitas verme. Sólo siénteme. Yo te siento... —murmuré mientras pegaba mi frente a la suya.

—Sentirte es lo único que he hecho desde que apareciste en mi vida —dijo con voz ronca —.
Desde que llegaste, me despierto todas las mañanas con una sonrisa en el rostro. Desde que llegaste, siento que pertenezco a un lugar en el mundo y después de tanto tiempo siento que el destino me esta dando una oportunidad de nuevo.

—No voy alejarme de ti, así que deja de intentar hacer que me vaya porque no iré a ningún lado.
—dije con voz ronca.

—Te quiero, Nicole. —murmuró él retirando un mechón de cabello de mi frente.

Mi pecho se hinchó con una sensación increíblemente agobiante y alucinante, y mi corazón comenzó a latir a una velocidad frenética contra mis costillas.

—¿Me quieres? —pregunté aún sin creerlo del todo.

Ulises sonrió. Aquella sonrisa arrebatadora apareció en sus labios rojos, sus hoyuelos brillando con coquetería mientras tomaba mi cara entre sus manos y decía —Te quiero más de lo que puedas imaginar.

Y ahí estaba de nuevo aquella increíble sensación de vacío en el estómago.

Sus labios se unieron a los míos en un beso urgente. Su lengua buscó la mía haciéndome gemir contra sus labios.

Sus manos se deslizaron por mis brazos, los cuales, enredé en su cuello mientras ladeaba mi cabeza para darle entrada más profunda a mi boca.

Lo necesitaba. Realmente necesitaba el sabor de sus labios contra los míos.

Me aferró por la cintura con fuerza mientras me atraía hacia él. El beso ralentizó volviéndose cadencioso, sensual.

Me estremecí por completo mientras su lengua rozaba la mía y sus manos se fijaban en mis caderas. Deslicé mis manos por su pecho firme y un gemido gutural salió desde su garganta. Se separó de mi.

Sus labios lucían hinchados por el contacto que acabábamos de tener. Mi respiración era entrecortada y él sonrió mientras presionaba suavemente sus labios contra los míos.

—Te quiero —dijo con voz ronca y baja con sus labios pegados a los míos.

Sonreí radiante antes de decir —Te quiero, Uli.

—Sé mi novia —ordenó.

—¿Me lo pides o me lo estás ordenando?

—Te lo estoy pidiendo —gimoteó haciendo una mueca en forma de puchero.

—Quiero serenata, flores, chocolates y una avioneta con un mensaje en el cielo; entonces, te diré que si. —bromeé.

—Lo que sea para ti —susurró con una sonrisa radiante dibujada en sus labios. —. Estoy loco por ti desde hace tanto, que haría lo que fuera por escuchar un "si" de tus labios.

—Ulises —murmuré sin poder quitar aquella sonrisa estúpida de mi rostro.

—¿Mande? —susurró con una sonrisa tierna en los labios.

—Sí —susurré. —, seré tu novia.

Él me sonrió. Aquella sonrisa radiante apareció en sus labios carnosos. Sus hoyuelos se dibujaban en sus mejillas mientras me mostraba su perfecta y blanca dentadura.

Sus labios se apoderaron de los míos en un beso lento y suave. Su lengua invadía mi boca con timidez mientras yo enredaba mis manos en su cabello despeinándolo un poco.

Rio contra mis labios cuando tiré con un poco de fuerza de su cabello rizado y dijo —¿Te estás vengando, acaso?

Fruncí el ceño sin comprender. —¿Por qué habría de vengarme?

—Por haberte hecho creer que no sentía nada por ti.

—¡oye!, ¡Es cierto! —dije en un susurro imprimiendo todo el coraje que podía en ése momento. —, ¡¿Por qué demonios me hiciste algo tan cruel?!

Ulises suspiró mientras decía —Vamos a sentarnos al sillón que el suelo está helado y hablamos

Él entrelazó sus dedos con los míos y se sintió perfecto. No podía imaginar otro lugar donde mis dedos embonaran.

Era como si mi mano pequeña estuviera hecha para caber en la mano grande de él.



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Antier conocí al Escritor Antonio Hidalgo y es bellísimo, una experiencia inolvidable. Gracias por la paciencia e iré subiendo capítulos poco a poco.

Besitos. 🤪

Aunque No Pueda Verte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora