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Abril había quedado de pasar a mi casa aquella mañana temprano para ir a casa de Ulises y emprender camino hacia el parque acuático donde nos reuniríamos con nuestros amigos
más cercanos.

Yo nunca había sido una buena nadadora, pero me encantaba estar dentro del agua.

Abril y yo habíamos ido a conseguir trajes de baño un día anterior al paseo y estaba muy conforme con mi compra.

Jamás había usado un traje de baño de dos piezas hasta ése momento y la compra no había sido muy reveladora.

La parte de arriba llegaba casi a la cintura, era descubierta de la espalda ya que los tirantes se amarraban en la nuca, y era en un color negro que favorecía mi figura. La parte de abajo era un poco pequeña para mi gusto pero no era muy reveladora. Era un sencillo calzón de licra en color violeta pastel. Como me sentía muy desnuda me enfundé un vestido floreado y unas sandalias que casi nunca utilizaba.

Cuando Abril llegó, sólo me despedí de mi mamá con un beso y anuncié que llegaría hasta al día siguiente, ya que me quedaría en casa de mi mejor amiga a dormir.

Abril no llevaba ni una gota de maquillaje y lucía tan radiante como siempre.

Estaba manejando el Jeep de Rick y fruncí el ceño.

—¿Y Rick? —pregunté.

Tenía entendido que iría con nosotros.

—No me lo vas a creer —comenzó a decir ella mientras me abría la puerta del pasajero —, está en casa de Ulises.

—¡¿Qué!? —dije asombrada.

Su relación no había mejorado mucho y era realmente extraño que estuvieran juntos más de diez minutos.

—Al parecer, Uli está dispuesto a hacer las paces o algo así, creo que anoche hablaron por teléfono y quedaron de verse para almorzar en casa de él, por eso dejó el Jeep en mi casa y tomó el autobús para ir a casa de su amigo. Tiene un complejo tan sobre protector conmigo que prefiere caminar a hacer que yo vaya en autobús a tu casa —se quejó.

Sonreí emocionada.

Esperaba realmente que las cosas entre ellos mejoraran.

Cuando llegamos casa de Ulises, apenas bajé del auto cuando los vimos salir. La sonrisa de él era radiante. Amaba verlo sonreír de ésa manera.

Llevaba una bermuda que le llegaba a la rodilla, dejando ver sus pantorrillas cubiertas por una fina capa de vello.

Una playera blanca de cuello "V" cubría su pecho y utilizaba sandalias. Era extraño verlo de ésa forma tan informal pero sonreí al verlo caminar tomando el hombro de Rick. El bastón blanco se asomaba de su bolsillo de la bermuda.

—Hola, amor —dijo mientras me rodeaba con un brazo y besaba mis labios.

—¡Si, si!, iMucho amor!, iQuiero llegar con mi chica! —se quejó Rick al ver como nos deteníamos por besarnos.

Ulises comenzó a reír y dijo —Ve con tu chica, yo estoy aquí con la mía.

Rick rodó los ojos y subió la pequeña maleta de Ulises y la suya al Jeep antes de obligarnos a subir.

Abril había elegido la música durante todo el trayecto y yo estaba feliz porque teníamos los mismos gustos.

Al llegar, nuestros amigos ya habían instalado todo lo necesario para asar carne a la brasas.
Llegamos con un kilo más de carne, Rick y Ulises habían comprado un cartón de latas de cerveza.

—Ni una sola, Rick. Vas a conducir —le advirtió Abril.

—Lo prometo, baba. Ni una sola —dijo él guiñándole un ojo.

Yo reí ante sus gestos cariñosos antes de mirar hacia atrás de mi dispuesta a pedirle a Uli que me abrazara.

Me congelé al instante al verlo.

Se acababa de quitar la playera dejando ver su abdomen firme y fuerte; un camino de bello delgado viajaba desde su ombligo y desaparecía en la pretina de su pantalón. Sus músculos se estiraban y contraían al compás de su respiración y me quedé embelesada mirándolo.

Se quitó la bermuda y dejó ver parte de sus piernas fuertes y poderosas cubiertas por una fina capa de vello.

—¿Nicole? —dijo buscándome.

Me acerqué a él sintiendo mi corazón golpeando con fuerza contra mi pecho. Enredé mis brazos a su alrededor sintiendo la calidez de su piel y me estremecí por completo.

—Te quiero en traje de baño ahora —susurró contra mi oído causándome escalofríos.

Sus labios rozaron mi mejilla y la comisura de mi boca mientras sonreía con malicia por lo que causaba en mi.

Tomó mi mano entrelazando nuestros dedos y caminamos juntos hasta donde todos mis amigos se encontraban.

Les presenté a Ulises, todos lo saludaron amablemente. Él ya conocía algunos por la escuela, así que pude notar como se relajaba.

Al cabo de media hora, me armé de valor y me quité el vestido quedando únicamente en traje de baño.

Ulises deslizó su mano discretamente por mi cuerpo, inspeccionando mi traje de baño y una sonrisa lasciva surcó su rostro.

—Daría lo que fuera por verte —susurró contra mi oído y me ruboricé.

Lo tomé de la mano y nos encaminé hasta la piscina. Agua fría era lo que necesitaba para calmar la sensación de calor de mi cuerpo.

Estuvimos dentro de la piscina por horas jugando, besándonos, abrazándonos con fuerza.

Ulises tarareaba canciones a mi oído mientras acariciaba la piel de mi espalda debajo del agua.
Todo era tan abrumador y tan electrizante que me costaba trabajo pensar.

—Ven —murmuró contra mi oído mientras tiraba de mi fuera de la piscina.

—¿Qué sucede? —dije mientras estilaba el agua de mi cabello

—Vamos a buscar un baño —susurró.

Mis ojos se abrieron con sorpresa. —Uli...Ulises—tartamudeé sorprendida.

Él solo sonrió inocentemente y caminamos a
paso veloz.

Mi corazón golpeaba con fuerza contra mi pecho y, ¡Demonios!, Quería esto. Quería lo que sea que viniera de Ulises Webster.

Aunque No Pueda Verte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora