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Ulises se removió en su silla con incomodad mientras yo bajaba la mirada al suelo. Estaba completamente avergonzada de que Melissa nos hubiera visto.

—Hey, relájense. No es como si estuviera molesta o echándoles bronca. Sólo, los vi accidentalmente y quería saber si había sido sólo de una noche o algo más serio —aclaró Melissa intentando no reír al ver la cara de su hermano y la mía.

Me aclaré la garganta intentando encontrar las palabras correctas. Decir que Ulises era mi novio se sentiría tan raro; especialmente frente a su hermana.

—Nicole es mi novia, Melissa —dijo la voz ronca de Ulises mientras rodeaba mis hombros con un brazo.

Mi cuerpo se tensó anticipando la reacción de Melissa. Su expresión no reveló nada; nos miró por un largo momento antes de que su boca se curvara en una tenue sonrisa. —¿Desde cuándo? —preguntó con sus labios extendiéndose en una sonrisa cómplice.

— Desde anoche —Respondió su hermano tensamente. Él no podía ver el rostro de su hermana y parecía aterrado de que no lo aceptara correctamente.

—iMe parece maravilloso! —chilló Melissa con una sonrisa boba en el rostro. —, ¡Ya se habían demorado!, ¡Creía que nunca se lo dirían!

Me congelé al instante mientras articulaba —
¿Qué?

Ella sonrió y me miró como si yo fuera una completa estúpida. —Era obvio que se gustan.
¡No tienes idea de cuántas veces le pregunté a mi hermano que sentía por ti!

Ulises se tensó a mi lado mientras fruncía el ceño con molestia —Ella no tenía por qué saber eso. —masculló en voz baja.

—¿Qué te respondía? —pregunté con curiosidad hacia Melissa.

Ella rodó los ojos con fastidio mientras decía —Lo negaba rotundamente y mira, ahora se ha tragado sus palabras.

—Melissa... —dijo Ulises en tono de advertencia.

—¡Esto va a ser maravilloso!, ¡Mamá va a enloquecer de gusto cuando se entere!

—Mamá no se va a enterar pronto —Su comentario hizo que mi corazón se hundiera dentro de mi pecho.

No esperaba que su madre se enterara pronto, pero definitivamente su renuencia a contarle sobre nosotros me había dolido.

—¿Por qué no? —inquirió su hermana con el ceño fruncido.

Yo miré a Ulises en la espera de su respuesta y él negó con la cabeza diciendo en voz baja hacia mi —No quiero abrumarte. Apenas hace unas horas te lo pedí y Melissa ya quiere que mi mamá nos coma con preguntas. Lo que menos quiero es hacerte sentir incomoda durante nuestro primer día oficial como novios.

Una sonrisa de alivio se extendió por mis labios mientras lo miraba.

—Creo que puedo soportar un par de preguntas, Ulises. —dije con una sonrisa torpe en los labios.

—No creo que quiera someterme a un interrogatorio cuando lo único que quiero hacer en éste momento es besarte.

—¡Ew!, iConsigan una habitación! —chilló
Melissa exageradamente.

Ni siquiera nos estábamos tocando, así que podía notar el tono de broma en su voz.

Ulises rió entre dientes mientras yo miraba a
Melissa con una sonrisa tierna en los labios. Minutos después Ella anunció que iría a ducharse.

Ulises y yo nos quedamos solos en la cocina mientras intentaba terminar de comer mi pan tostado.Ulises se deslizó fuera de su asiento mientras depositaba sus platos sucios en el lavadero. Se lavó las manos y pasó detrás de mí enredando sus brazos fuertes y firmes alrededor de mi cintura, mientras depositaba pequeños besos en el hueco de mi cuello.

Se sentía tan bien estar entre sus brazos. —¿Qué haremos hoy por la noche, hermosa? —dijo contra mi oído.

Su cabello me cosquilleaba en la nuca mientras su aliento me erizaba la piel por completo.

Me giré en la silla para encararlo mientras decía
—¿Vamos a bailar?

Él sonrió con cautela. Su rostro pegado al mío mientras rozaba sus labios contra los míos.

—No lo sé, Nicole. La última vez que salimos las cosas no salieron muy bien, ¿no quisieras quedarte aquí? —dijo haciendo una leve mueca.

—Será divertido. Vamos. —dije envolviendo mis manos en su cintura.

—¿Sólo tú y yo? —dijo esperanzado. Mi pecho se encogió mientras recordaba que mi amiga quería ir a bailar éste fin de semana.

—Mi amiga quería ir —murmuré. —, pero eso implicaría que Rick fuera, ya sabes se están conociendo...

Sentí a Ulises tensarse en mis brazos y esperé que me espetara algo furioso, pero no hizo nada.

—Rick solía ser mi amigo. Uno de los mejores... —comenzó a decir, pude ver la tristeza reflejada en sus ojos.

—¿Qué sucedió? —susurré hundiendo mi cara en su pecho.

Ulises acarició mi cabello con cariño mientras murmuraba —Creo que nunca pude perdonarme lo que pasó en el accidente. Yo iba conduciendo, yo iba hasta los huesos de borracho... —suspiró con pesadez. —, me alejé poco a poco de todos y de todo.

—¿Hace cuánto sucedió? —pregunté mientras me apartaba un poco y alzaba la mirada para ver su perfilada mandíbula tensarse. Sus labios lucían más rojos de lo normal y me mordí el labio inferior para reprimir el deseo que tenía de besarlo.

—Casi dos años.

Rocé sus labios con los míos y él sonrió antes de besarme profundamente.

Su lengua trazó mi labio inferior mientras yo le daba entrada a mi boca. Jamás podría acostumbrarme a la sensación de vacío en el estómago que me causaban sus besos.

—¿No crees que es tiempo de perdonarte? —murmuré contra sus labios.

Sus brazos se tensaron alrededor de mi cuerpo, claramente nervioso.

—No lo sé —murmuró contra mis labios antes de besarme una vez más. Pareció pensarlo unos segundos antes de preguntar: —, ¿Deseas ir?

—Sólo quiero estar donde tú estés. Si no quieres ir a bailar, o si no quieres estar cerca de tu amigo, yo lo acepto. Podemos quedarnos en casa y cenar algo —sugerí intentando cambiar su tenso estado de ánimo.

El suspiró con pesadez antes de decir —Vamos a bailar.

—¿Estás seguro? —murmuré incapaz de contener la sonrisa de mi rostro.

—Quiero estar donde tú quieras estar. Ésta noche iremos a bailar —dijo. Una sonrisa dibujo sus labios mientras yo presionaba mis labios sobre los suyos. —. Aunque no sea muy bueno bailando —añadió mascullando en voz baja.

La puerta se abrió y Ulises me soltó deslizándose a mi lado con una sonrisa socarrona en los labios.

—¡Nicole!, ¡Buenos días!, ¿Cómo dormiste? —preguntó Samantha mientras entraba a la cocina cargada de bolsas del supermercado.

—Buenos días, dormí poco por la tormenta pero, muy bien.

La sonrisa de Ulises se ensanchó y su mamá lo miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué tan feliz, cariño? —dijo con una sonrisa.

Ulises se encogió de hombros mientras decía
—Nicole y yo iremos a bailar.

Yo abrí los ojos asombrada pero no podía dejar de sonreír al ver la mirada de esperanza que los ojos de su madre reflejaban. Yo también esperaba que Ulises decidiera hacer su vida normal; ir a la Universidad, salir con sus amigos, tener actividades extracurriculares.

Sonreí para mí misma ante la idea. Quería que Ulises Webster fuera feliz, y no iba a descansar hasta conseguirlo.

Aunque No Pueda Verte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora