Una semana.
Una semana sin saber absolutamente nada de Ulises.
Una semana en la que no respondió ni una sola de mis llamadas.
Una semana en la que no pude dormir pensando en él. Todos los días despertaba revisando el teléfono celular, esperando encontrar una llamada perdida de él, pero no había absolutamente nada.
No iba a rogarle.
Lo amaba, pero si él no quería saber de mí, no iba a ir a buscarlo. Pensaba que, tal vez, con el paso de los días, él querría verme. Sabía que se enojaría, pero nunca imaginé la magnitud de lo que pasaría.
¿Tanto odiaba a su padre?, aparentemente sí.
Los exámenes finales no podían haber llegado en peor momento.
No tenía cabeza para estudiar, y ni siquiera me importaba hacerlo. Abril había intentado animarme y lo agradecía, pero era imposible.
No podía quitarme de la mente la expresión decepcionada de Ulises.¡Una maldita y jodida semana!, ¿Tan poco le importaba?, ¿Tan poco valía lo que sentía?, ¿Su orgullo era tan grande?
Cerré los ojos intentando apagar el ardor que sentía por las lágrimas contenidas. Había ido a verlo a su casa pero siempre me rechazaba. La mano de Abril sobre la mía me hizo reaccionar.
Alcé la vista y la miré. Una sonrisa triste surcaba su rostro y me quité uno de los audífonos que tenía puestos.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó, sentándose en el asiento frente a mí.
Me encogí de hombros intentando restarle importancia al nudo dentro de mi pecho.
Abril suspiró pesadamente. —Es un idiota. —espetó.
Una sonrisa dolorosa cruzó mi rostro y dije —Es
MI idiota.Abril suspiró una vez más. —¿No te ha llamado?
—No.
—¿Ni ha respondido tus llamadas?¿ni siquiera salió cuando fuiste a su casa?
—No.
Abril enmudeció. Sabía que no tenía idea de qué decirme y ella nunca se quedaba sin palabras.
—¿Cómo va todo con Rick? —dije, intentando cambiar de tema.
—Bien. Iremos ésta noche a bailar, ¿Quieres venir? —me invitó Abril.
Una sonrisa triste me asalto.
No tenía intenciones de salir a divertirme; al día siguiente era mi día de descanso en el trabajo, pero aun así, no quería hacer nada más que llegar a casa y revolcarme en mi propia miseria y hasta sentirme un completo cerdo estúpido.
—Gracias, pero creo que paso. —dije mirando al suelo.
Todas mis noches, de hacía una semana hacia acá, se resumían a eso: comer, lamentarme, y llorar hasta quedarme dormida.
—¡No digas tonterías!, Rick no invitará a Ulises, yo me encargo. Necesitas salir, ya te has revolcado en tu dolor por una semana, no puedes seguir así. —me reprendió.
—¡Claro que puedo!, iMírame!, iLo estoy haciendo ahora mismo! —chillé mientras intentaba ponerme de vuelta mi audífono.
—¡Sin estupideces!, iVas a ir conmigo a bailar y te vas a divertir! —me dijo, sosteniendo mi mano lejos de mi oreja.
Tras casi cuatro horas de Abril rogándome que la acompañara, accedí, sólo porque sabía que no me dejaría en paz si no lo hacía. Tenía que ir y acabar con sus intenciones de ayudar.
Cuando llegué a mi casa, ni siquiera me molesté en mirar el celular. Lo había dejado en casa debido a mi horrible manía de llamarle por teléfono cuando sabía que él no quería saber nada de mí. Sabía que él no había llamado, así que ¿Qué más daba si no lo revisaba?
Me senté frente al espejo de mi tocador y me miré.
¿Cuánto había cambiado en el transcurso de un año y cinco meses?, Un año y cinco meses que tenía conociendo a Ulises.
Lucía cansada, fatigada, agotada, triste..., madura.
Ya no era la misma.
Ya no era la Nicole que huía de los problemas.
Me había obligado a enfrentarlos, sólo porque le había dicho a Ulises que no debía huir de los suyos. Me había obligado a hacer lo que yo le exigí a el hacía mucho tiempo.
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y ésta vez ni siquiera intenté detenerlas. Me sentía entumecida, rota...Aterrada.
Y, por un momento, deseé ser otra persona.
Estar en otro lugar; ser alguien más. Quería ser feliz y libre, como lo era antes.
Y por otro lado, quería seguir siendo ésta nueva persona en la que me había convertido, y que no conocía. Ésta que había cometido un error por amor y lo volvería a cometer una y otra vez si pudiera elegirlo. No me arrepentía. Había hecho lo que mi corazón me decía que era correcto. Quería ayudar, y no había forma en la que me arrepintiera de querer lo mejor para él.
Las lágrimas pesadas cruzaban mi rostro porque lo había entendido: esto era el final.
El final de la etapa más hermosa de mi vida y de la que más había aprendido. En la que había conocido el amor, el dolor, la angustia, los celos, la felicidad, el vértigo y las mentiras blancas, esas que no importaban si eran para estar con él.
Las lágrimas se volvieron más intensas pero la sensación dentro de mi pecho era diferente. Era como si estuviera dejando ir una carga increíblemente pesada que venía arrastrando desde hacía una semana y lo dejé fluir.
Necesitaba esto. Necesitaba sanar..., si Ulises quería esto, yo lo aceptaba y lo dejaría ir, si eso era lo que él quería.
Era tiempo de seguir mi camino, así Ulises no estuviera en él.
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¡¡Holis!!hoy subiré todos los capítulos ya que estaré próximamente en exámenes finales y puede que desaparezca por un tiempo.
Así que en pleno estudio y descanso, subiré los capítulos restantes los cuales ya son pocos. 🤭
Gracias por todo su apoyo. ❤️
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Aunque No Pueda Verte ©
Roman pour AdolescentsUlises Webster debía haber muerto esa noche. En cambio, ese accidente automovilístico sí que le había dejado heridas, y no sólo físicas. Su vida anteriormente estaba llena de fiestas, arrogancia, hipocresía, vida social, sin embargo, todo había lle...