Limonada de sueños

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Ay vida,

me dijeron que si me dabas limones debía hacer limonada,

pero si a mí no me gusta,

¿A quién se la puedo vender?

¿O regalar?...

¿Acaso debo desecharla?

He tratado de hacer un buen trabajo, pero me sale mal.

La noche me reclama el alma,

y las sombras me piden abrazarlas repetidas veces.

Aislado de la vida real,

vagando entre oníricos espacios que no existen en realidad,

más desearía que sí fuesen reales.

La promesa del mundo sigue inmaculada, pero,

¿Cómo obtengo el mundo?

Cada día lo veo allí,

justo frente a mí,

pero intangible.

¿Por qué me das el aroma del café pero no me dejas probarlo?

Tengo los sueños guardados

en una bolsita de tela desgastada por los años y la devastación;

allí pueden estar eternamente,

pero si guardas algo por mucho tiempo se daña,

como los sueños están hechos de cualquier cosa,

se pueden rayar entre sí; haciendo que sea imposible leerlos correctamente,

podrían friccionarse hasta quebrarse; entonces me cortaría los dedos tratando de reponer y juntar los pedazos (no es un rompecabezas sino un rompealmas).

Los sueños son frágiles,

pero depende de nosotros resguardarlos con seguro,

y poner de guardian a nuestro propio Can Cerbero.

Pero mi Can se fue, lejos muy lejos,

y no sé cómo obtener otro para que me cuide la bolsita con mis sueños,

que de tan guardados se están oxidando,

hasta que se desvanezcan en el paso inexorable del tiempo.

¡Todavía sirven, mis sueños!

Pero...

Tal vez yo ya no.

Dame otra oportunidad, Vida, para ser real,

para salvarme de mí mismo.

Otórgame los besos de ella por los años que he de tener vagando por esta roca viajera.

Regálame sueños que pueda cumplir.

Te lo ruego, bríndame alas para volar lejos de aquello que me hace daño...

Y tal vez, allí,

a salvo del sufrimiento:

pueda gozar de la limonada.

Filamentos estelares -poemario-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora