Este frío me está haciendo temblar.
Este árido y gélido mundo me quema la piel del alma,
¿Tendrá cuerpo el alma?
Si lo tiene, me duele.
Decidí bajar al infierno a buscar calor,
pero allí abajo me dije: «Malditasea, el infierno no existe».
Entonces me di cuenta que había bajado hacia adentro de mi mente,
Escarbando con las uñas, hasta llegar a ese lugar que no era ningún lugar, sino que era yo.
Allí hacía más frío, pero mis piernas se habían congelado como para pensar en volver siquiera.
Mis manos se empezaron a quebrar y traté de gritar...
Pero los gritos se escucharon únicamente dentro de mi cabeza.
Intenté llorar pero las lágrimas eran como cuchillos en mis mejillas frías y cristalizadas.
Aunque no sé si había piso, porque también sentía como si estuviese cayendo en el vacío.
Mirara dónde mirara solo veía mis memorias,
que parecían enviar más frío y desolación,
recordaban una y otra vez que la congelación era inminente,
que fallecería congelado por mis pensamientos.
Mi mente me estaba congelando más que el frío del mundo exterior.
Y tengo miedo justo ahora...
¿Cómo se escapa de tu propia mente?
He huido de todo lo demás,
de la realidad carnívora,
para llegar a mi supuesta ataraxia...
La cual, me temo, resultó ser mi tumba,
mi Ártico sepulcro.
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Filamentos estelares -poemario-
PoesiaSígueme en ésta travesía por el cosmos emocional, la mente de una persona que lidia con la inestabilidad de su propia psique. Vagando en el etéreo vaivén de los sentimientos humanos; ya sabemos que cada uno de nosotros es un universo propio, brilla...