Dieciséis: Polifonía.

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Causa y efecto.

Tal como explica su nombre, la causa y efecto son la realización de un acto que pronto traerá consecuencias, no cumplir con una tarea terminará en un castigo, no lavarse los dientes causará mal aliento y así sucesivamente.

En el caso de SeokJin, la causa y efecto es más como un efecto dominó, una simple acción, de momento inofensiva que escaló en dirección a la bola de nieve llena de problemas que ahora se siente cargar.

Está limpiando la sala de cine con un compañero que no es HoSeok, a veces sus días no coinciden y eso lo convierte en trabajo aburrido, el muchacho tiene demasiada energía y una boca que no se cierra jamás, habla demasiado, pero le gusta, JungKook también es así a veces, debe ser algo de hermanos, o eso supone. La falta de HoSeok lo trae a sobrepensar, nada extraño en él. Es agotador.

Acordó que JiMin lo pasaría a buscar al final de su turno, irían por un helado y luego el joven recogería sus prendas abandonadas en casa de SeokJin, eso le asusta un poco, en un principio no cuestionaba sus ganas de parar, pero ahora sí, le ha dado excusas para no verse, en su lugar se encuentra con JungKook, lleva haciéndolo desde que el rubio fue a su casa por primera vez. De hecho, recordar la última oportunidad en que él y JiMin se acostaron lo trae un poco incómodo y la idea de repetir le genera nerviosismo, JiMin es increíble, él lo adora, pero ya no quiere seguir y afrontarlo da miedo, tampoco sabe de qué forma hacerlo o qué situación sería beneficiosa, de hecho intentó evitar esta junta diciendo que es una semana ajetreada, pero no puede continuar negándole al muchacho pasar en busca de su ropa. Le gustaría tener a JiMin en su vida sin hacerlo sexual, espera tener la valentía para lograrlo.

—¡Hyung! —exclama el pelirrosa, tiene una linda sonrisa al posicionarse frente al mostrador.

—Hola, Mimi —saluda el mayor en respuesta—. Termino unas cosas y nos vamos, ¿sí?

El recién llegado asiente, ve a SeokJin perderse por una puerta, voltea para cargar su espalda en la superficie dura, está emocionado, impaciente. Semanas sin una salida solos, sin poder hablarle tranquilamente, si bien la idea de invitarlo hace dos días a hacer grafitis en la calle fue suya, no es igual, extraña tenerlo para él.

—¿Vamos? —JiMin agita su cabeza, su mayor luce tan lindo, asegura que es el corte y por supuesto el crédito le pertenece.

Hay una heladería en el primer piso, SeokJin trabaja en el segundo, se lo dice y juntos caminan al lugar, en silencio, el mayor se carcome pensando cómo puede decirle, cómo puede explicarlo sin convertir su cercanía en incomodidad, ¿debió hablarlo con YoonGi primero? Generalmente le consulta todo, asume que esa debe ser la raíz de sus problemas, si hablaba sobre JiMin con YoonGi de seguro no estaría asustado y si hablaba sobre JungKook con YoonGi... No sabe qué hubiera pasado, pero es probable que el SeokJin del futuro lo agradezca. Muy tarde. Mientras su mente lo tortura, JiMin piensa qué helado va a pedir, qué puede hablar con su hyung, tiene varios temas en realidad, pero no siente incómoda la caminata entonces no se preocupa.

—¿Son helados nuevos? —JiMin pregunta, atento lee el nombre de los sabores, son muy coloridos.

—Los cambian —explica SeokJin—, venden uno de algodón de azúcar, pero hoy no está.

—Entiendo... ¿has probado ese? —apunta el de chicle.

—¡Sí, es rico! Puedes pedir una muestra si quieres.

—No... ¿Qué tal ese? —apunta uno de galleta—. ¿Lo has probado?

—Sí, aunque no me gusta tanto, ¿quieres que pida una muestra por ti?

El joven niega, llena a SeokJin de preguntas sobre helado hasta decidir uno que suene fantástico según la descripción dada por el azabache, él dijo que los gustos variaban y JiMin prefirió confiar en su juicio, sería como si le escogiera el helado.

Incidente. | JinKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora