Treinta y seis: Tú, yo y una repisa con objetos que robaste de mi casa.

320 39 32
                                    

—JungKook —llama SeokJin, carga con una caja de cartón en las manos.

El muchacho se asoma en la habitación desde el pasillo y se acerca a SeokJin con una mente distraída, es por ello que se sorprende por la pregunta que le es realizada cuando llega a un lado de quien lo llamó.

—¿Qué es esta repisa? —quiere saber, apuntándola como puede.

—¿Cuál...? 

Oh... JungKook no pensó en esto antes, aunque, en su defensa, ¿cómo pudo SeokJin pasarlo por alto en las otras oportunidades que se presentaron para verlo? Esta no es la primera vez que SeokJin está en su cuarto.

—Bueno, verás —intenta explicar, arrugando la nariz y rascando una de sus mejillas. Prefiere desviar la vista a su cama, donde su gatita descansa y ronronea, asume que SeokJin debió estar recostado a su lado hace poco.

En una de sus cartas, JungKook había prometido que a su gatita SeokJin le caería fatal. Recientemente, cuando por fin los presentó, resultó estar equivocado. Ella lo adora, parece haber cambiado a JungKook por él. Supone que no es una sorpresa.

—¿Acaso siempre has estado obsesionado conmigo? —SeokJin le pregunta—. Este es un comportamiento preocupante, ¿no lo sabes?

—Ya te mencioné que robaba tus velas.

—Esto es más que velas, corazón, es prácticamente un altar. 

Con la falta de respuesta, y asumiendo que JungKook se avergüenza, SeokJin se aproxima para dejar un beso en su cabecita.

—Asumo que no has leído la segunda parte del manga que me robaste —JungKook mueve su cabecita de tal forma que le da la razón—, ¿la leerás ahora que vivamos juntos? Me alegrará mucho volver a tener la colección completa. 

—Quizá podamos leerla juntos.

—Quizá —repite, dejando la caja sobre el escritorio. JungKook y él envuelven sus brazos alrededor del otro. Comparten un besito—. Sospecho que te obsesiono.

JungKook rueda los ojos, ejerciendo fuerza para alejarse.

—No es así.

—Anda, puedes admitirlo.

—No me insistas, no es así.

Terminando por darle la razón, SeokJin lo toma del brazo para voltearlo, ordenando que continúen con la mudanza y dando una palmadita sobre uno de sus glúteos.

—Vete.

JungKook se carcajea, mirándolo con travesura en los ojos y acabando por marchar de la habitación.

De regreso a la cocina, donde JungKook guarda su vajilla favorita, y la que ha declarado como suya, HoSeok lo mira con los ojos bañados en melancolía. 

Si bien ya han pasado casi dos semanas desde que SeokJin le pidió a JungKook mudarse con él, este no ha sido tiempo suficiente para que HoSeok pueda aceptarlo, es por ello que, ahora, sentado en un taburete y mirándolo entre suspiros, HoSeok intenta causar lástima en su hermano, en la esperanza de que decida quedarse.

—No puedo creerlo —dice HoSeok, su tono es bajo, manipulador—, mi hermanito... me abandona.

JungKook rueda los ojos, guardando un par de tazas en la caja.

—No seas exagerado, dije que vendría a verte.

—Nosotros le dijimos eso a mamá y papá.

Es imposible contener una carcajada. Tiene razón.

—Pero yo sí vendré —promete—, SeokJin y yo vendremos.

—¿Por qué querría yo ver al culpable de que me abandones?

Incidente. | JinKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora