Diecinueve: Pasar la noche.

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—HoSeok, creo que es suficiente.

El castaño niega, sus ojos entrecerrados y un vaso medio lleno en la diestra, le dice que no con el índice, luego repite la palabra.

—He visto a ese niño crecer —llora, bebe rápido de su bombilla, a SeokJin le sorprende ver el líquido bajar—, yo vivo, existo, respiro por ese niño, mi vida es ese niño.

—No seas dramático.

—¡No soy dramático! No quiero que mi JungKook crezca...

—Creí que estabas de acuerdo.

—¡Pues no! Ya no quiero que esté con nadie, voy a encerrarlo en casa... como a... Igual que... SeokJin, ¿cómo se llama?

—¿Rapunzel?

—No... Esa no es. ¡Cenicienta!

—¿Vas a tenerlo limpiando todo el día?

—No... Quiero que me reciba con su cabello rubio, igual que Rapunzel.

—Pero dijiste que no era Rapunzel.

—Nunca dije eso, ¿cómo sabrías tú lo que quiero decir? —bufa, se recuesta en la mesa—. Hyung... —llama—. Tengo mucho sueño. Llévame a casa.

—Con gusto, HoSeokie, ¿dónde vives? —no responde—. HoSeokie... HoSeok —llama varias veces, le sacude el brazo—. Vamos, despierta. ¿Dónde vives? Oye.

Maldita sea. Lo sacude otro poco, piensa en llamar a JungKook desde su teléfono, pero es lo suficientemente precavido para adelantarse a las consecuencias que aquello traería.

—Quiero ver a mi JungKook, lo extraño mucho —HoSeok balbucea, se remueve aún a ojos cerrados sobre la mesa—. Llámalo, SeokJin. Llama a JungKook.

—Dame tu móvil.

—¿Y para qué?

—Para llamar a JungKook.

—No.

—HoSeok, dámelo.

—No. Es mío.

Acaba sacando a la fuerza el celular de su bolsillo, en cambio HoSeok emite ruiditos por el mayor interrumpiendo su sueño, SeokJin no tiene la clave, y suspira frustrado durante un momento, se pasa la mano por el rostro como un fallido intento por despertar, después de todo él también ha bebido, mucho menos, pero eso no evita que se sienta... divertido. Una rápida idea ilumina su invisible lamparita y sujeta entre sus manos la de HoSeok, así desbloquea el teléfono con el pulgar del muchacho, aliviado por conseguirlo, celebra en voz baja.

Es una conversación breve, un par de explicaciones y la dirección de casa anotada en una servilleta, ahora solo ha de pedir un Uber y conseguir subir a HoSeok al auto, este, algo consciente, se abraza con un puchero al brazo de SeokJin.

—¿A dónde vamos? —pregunta en un murmullo.

—Iremos a ver a JungKook.

—¿Mi JungKookie? Es tan lindo mi JungKookie, ¿no crees, hyung? —se remueve en su lugar, sus labios se abren para permitir la entrada del aire, SeokJin iba a responder la pregunta, pero HoSeok habla otra vez—. Lo extraño mucho.

—Lo sé —dice—. Descansa mientras, llegaremos en unos minutos.

El castaño asiente, permitiéndose conciliar el sueño en todo lo que dura el viaje en auto.

—Espera Nam, están golpeando.

Avisa JungKook, se quita los cascos, presiona el botón encargado de poner en pausa su juego y tranquilo se dirige a la puerta, no ha olvidado a quienes encontrará del otro lado, esto no evita que sus ojos se abran en genuina sorpresa al ver a su hermano colgar de los hombros de SeokJin, un poco más y el mayor estaría cargándolo en brazos.

Incidente. | JinKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora