Cuatro: JiMin encuentra el lavamanos.

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Caminar por su casa entre el desorden no es nuevo ni sorprendente para SeokJin, disfruta prestando su casa para fiestas, de las cuales en su mayoría está presente. Esta ocasión fue distinta cuando YoonGi se destruyó por los tragos y el mayor decidió cuidar de él, ambos se encerraron temprano en la habitación y vieron veinte minutos de película hasta que YoonGi cayó dormido junto a su mejor amigo, este último vio varias películas más mientras seguía atento al pálido joven despertando un par de veces con ganas de vomitar, o haciéndolo.

Para su mala suerte no ha despertado tan tarde como hubiera preferido, ni tan temprano como JungKook, es un punto medio que de todas formas le fastidia un poco, pero decide aprovechar el tiempo para ordenar la casa. A SeokJin le gusta hacerlo, está acostumbrado desde pequeño y resulta casi automático. Junta las cosas sucias con rapidez en el fregadero y se divierte al lanzar la basura a una bolsa que minutos antes ha sacado. Escucha ronquidos ajenos viniendo del sofá y desconoce de quien podría tratarse, la casa ya no está tan llena de gente como hace un par de horas, ciertos individuos despiertan mientras SeokJin limpia y tras juntar sus cosas solo se marchan, el mayor asume que la resaca debe ser horrible, tampoco le importa mucho recibir ofertas de ayuda.

No pasa tanto más para que SeokJin tenga la casa impecable, piensa que ya todos se han ido, excepto por la persona que sigue roncando en el sillón, quien de hecho está acompañado por un individuo muy silencioso, TaeHyung y JiMin son los únicos que permanecen, junto a YoonGi que aún duerme en el cuarto de Jin.

—¿Hyung? —la suave voz del peliazul no demora en ser reconocida, por el ruido se puede notar que toma asiento en un taburete— ¿qué estás haciendo? ¿Por qué haces sopa?

—Estoy aburrido —responde sin más—, YoonGi está casi muerto en mi cama y le gusta tomar sopa, supuse que puedo hacerme el buen amigo y darle en el gusto. ¿Tú quieres? No te ves muy bien.

—No sé, SeokJin. Me duele todo, ¿crees que pueda ir a dormir con él? Estuve durmiendo en el piso y ahora siento un dolor punzante en la cadera.

—¿Y si te das un baño? Quizás te relaja.

—¿Puedo? No quiero ser aprovechado —Jin ríe bajo.

—No lo serías si yo estoy invitándote. Anda, te llevaré un par de toallas y ropa que puedas usar, creo que dejaste unas prendas aquí la última vez.

JiMin se gira rápido a ver a TaeHyung, acción que toma descuidado a SeokJin, el menor suspira aliviado al percatarse del sueño profundo en el que se encuentra el pelirrojo.

—¿Dije algo malo?

—TaeHyung no sabe.

—¿Y a qué te refieres con eso? —pregunta con atisbos de picardía, acercándose a JiMin lo más que puede debido a la barra, apoya el codo sobre la superficie y toma al joven del mentón, clavando los ojos sobre los suyos hasta avergonzarlo.

—No sabe que he venido otras veces.

—¿Por qué no?

—Tú sabes porqué —dice, apartándose de Jin y bajando del taburete—, no tengo ganas de oír tus preguntas malintencionadas, hyung. ¿Puedes llevarme lo que dijiste al baño? Por favor.

El pelinegro sonríe— está bien. Ve.

JiMin parte al baño, caminando débil por el cansancio y el insoportable dolor de cabeza, sus prendas están sucias, huele mal, entre alcohol, vómito y cigarrillos, por otro lado, SeokJin busca ropa de JiMin entre sus cajones, YoonGi sigue dormido entonces evita preocuparse.

—¿SeokJin? —se escucha al final del pasillo, alarmándolo un poco ante la preocupación evidente en su voz.

Detiene de inmediato lo que hace y camina hacia el peliazul. La puerta está abierta un par de centímetros. Empuja cauteloso, desviando enseguida la vista a los vidrios junto a la cerámica rota en el piso. No dice nada, parpadea atónito. De todos los lugares que había limpiado en la casa olvidó el baño y una parte de él agradece haberlo hecho.

—SeokJin —llama otra vez Jimin, desconcertado al mismo nivel que el más alto— oye, ¿qué piensas?

—Sí, es que-

Una risotada lo interrumpe, llenando gran parte de la casa cuando no es capaz de detenerse, ver las piezas destrozadas en el piso no hace más que aumentar su diversión, tales acciones extrañan a JiMin que pronto se contagia.

Un ataque de risa, JiMin termina riendo en cuclillas mientras SeokJin sotiene su abdomen con una curiosa expresión mostrando dolor, lleva tanto tiempo riendo que se hace cada vez más escandaloso, uniendo sus carcajadas a las del peliazul.

Dichas risotadas llegan a las orejas de TaeHyung. Frunce el ceño al ser despertado y gira sobre el sofá al tiempo que tapa sus oídos, intentando regresar a su sueño profundo. Al no tener éxito se sienta de mala gana, formando puños para levantarse e ir a reclamar la interrupción.

Algo desubicado al considerar que no es su casa, pero es SeokJin-hyung. No importa mucho.

—¡Ustedes dos! —brama Tae, apuntando al par—, ¿qué es tan gracioso? ¿De qué mierda se ríen?

Ninguno puede formular una oración para explicarle, se miran las caras dos segundos y explotan en carcajadas, confundiendo más al interrogador.

—¿Qué les pasa? ¿Son estúpidos?

TaeHyung odia ser ignorado o sentirse fuera de lugar, ahora le preocupa más enterarse del chiste que de reclamar porque lo han despertado. Al notar el enojo brotándole en el rostro, JiMin se pone de pie, se posiciona detrás de Tae e intentando controlar su risa le toma por los hombros, enseñándole los vidrios rotos.

—Joder —es lo único que logra decir, una sonrisa divertida se forma en su rostro— pero, ¿y aquí qué carajos pasó?

A sorpresa del par, TaeHyung no ríe tanto como ellos, suelta algunas risitas confundidas y se queda mirándolos, espera una respuesta que ninguno encuentra. SeokJin mira a JiMin, este niega con la cabeza, encogiéndose de hombros.

—Yo no fui, hyung. Te llamé cuando lo vi.

—Lo sé, es que —SeokJin da una pausa, sabe que no puede explicarle nada a TaeHyung, aunque le gustaría ser capaz de hacerlo, de explicarse a sí mismo qué mierda había pasado en el baño— no tengo ni la menor idea.

El trío se queda mirando el piso, los vidrios y cerámica rota, sus ojos recorren cada una de las piezas como si fueran capaces de recrear una escena.

Sorprendentemente, TaeHyung y JiMin son capaces de descifrarlo, casi conectando sus mentes hasta encontrar el rostro del culpable: JungKook. Es simple, para SeokJin no, por supuesto. Cada uno repasa de forma individual las pistas en su cabeza, pistas que pronto comentarían, cómplices entre ellos y cómplices con JungKook.

—No sabemos, hyung —dicen ambos, espantando al mayor.

El par le recuerda a los gemelos regordetes de Alicia.

—Da igual, vamos a comer.

SeokJin guía el camino y tal como en un complot contra el protagonista, TaeHyung y JiMin se miran de reojo, preguntándose si deben estar preocupados o no.

Incidente. | JinKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora