Wishes 9

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Casarme con Nicolás hace uno años es lo más inteligente que hice probablemente y luego caer en los brazos de ese infeliz lo más estupido, cómo pude pasar de un hombre así a un ridículo como ese? No dejaba de pensar en eso mientras íbamos arriba de ese avión. Mis últimas semanas fueron una tortura real, estaba empastillada todo el día en sesiones donde me explican porque estaba mal amar a una mujer y el daño que le estaba haciendo a mi vida por eso, me hablaron tantas estupideces seguidas que por un momento pensé que estaba cometiendo un error, hasta que apareció Nicolás y volví a verla, no podía estar equivocada, ni con sus mejores torturas iban a poder quitarme este sentimiento.

Obviamente estaba muerta de miedo, porque íbamos a ir a Londres sin tener nada, pero en cuanto pusimos un pie en el lugar, Bella tomó el control de la situación, fuimos a un hotel e hizo unas llamadas, al día siguiente apareció una amiga modelo que vino por nosotras y nos llevó a un departamento ubicado en el centro de la ciudad.

—Yo siempre estoy de pasada por la ciudad, porque tengo mucho trabajo en Italia—dijo Vittoria, tenía un inglés particular porque era Italiana, Bella abrió su mochila y le dio unas llaves— No hace falta

—Si, si hace falta. Tu nos estás recibiendo en tu casa, cuando vayas a Nueva York tienes que ir a la mía, está disponible siempre, mi hermana va un par de veces pero te voy a pasar el número de mi casa para que la llames antes de ir —agregó Bella sacando una agenda— no sé como agradecerte esto, muchas gracias de verdad

—No tienes nada que agradecer, para eso están las amigas —agregó con una sonrisa— cualquier cosa que necesiten por favor no duden en pedirme. Me voy el sábado de regresó a Italia y luego no vuelvo hasta en dos meses más, así que pueden estar tranquilas busca un lugar con tranquilidad. Van a pedirte un montón de cosas, primero necesitas un trabajo, lo bueno es que tienes tu visa y todas esas cosas —Bella asintió— que niña mas linda, como te llamas?

—Rufina —respondió mi bebé— ¿es verdad que acá viven las princesas reales? Me lo dijo mi papá

—Es completamente cierto, vas a poder conocerlas. La gente las quiere mucho, si van al palacio están vendiendo cosas y cada tanto hacen eventos donde puedes ir a mover la bandera y saludarlos —dijo con una sonrisa, era muy buena onda— ¿Que quieren comer?  No tengo tantas cosas, me tomaste de sorpresa

—Mi mamá cocina muy bien —dijo Rufi con una sonrisa— ¿Verdad Bells?

—Es verdad —dijo Bella con una sonrisa

—Yo me ocupo —sonreí

Me puse a cocinar mientras escuchaba a Rufina preguntar detalles sobre la ciudad, Bella respondía todo con la paciencia que la caracterizaba, después de eso se fueron juntas a ordenar sus cosas, el departamento tenía dos habitaciones y la amiga de Bella nos dio la suya para que estuviéramos más cómodas, ella iría a la otra por estos días, me parecía una locura lo angeladas que estábamos. Después de comer salimos a buscar un lugar donde podíamos hacer llamadas internacionales y me comuniqué con Nicolás para darle todos los detalles, me dejó mucho más tranquila saber que estaba bien.

—Lo único malo de la ciudad es que siempre esta gris —dijo Bella sentada en una banca mientras mirabamos a Rufi jugar— pero es un lugar seguro para crecer —me miró— la prometí a Nicolás que iba a cuidar de ustedes, todo estará bien

—¿Estás segura que quieres estar acá? Has hecho demasiadas locuras por mí, deberías renunciar, no creo ser gran cosa —suspiré

—¿Que dices? —dijo sorprendida

—Que me di cuenta que sin mí la vida de muchas personas sería mejor, empezando por la de Nicolás, podría tener a Rufina con él todos los días, mi papá viviría tranquilo sin que nadie le estuviese rompiendo su reputación, tu estarías en Francia haciendo la vida que tenías y mi hija no tendría que...

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora