Strange effect 15

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Tuve una semana con muchísimo trabajo, tanto que casi no pude verme con Bella y cuando lo haciamos era para almorzar o cenar porque mis horarios estaba copadisimos, no me gustó demasiado pero también era parte de dirigir una compañía y en el fondo siempre actué de esta manera con la diferencia que antes mi novia vivía en otra ciudad.

—El fin de semana no estaré disponible porque me voy a pasar los días con la familia de Bella al campito. —le dije a una de mis asistentes.— Así que todo lo que tengas que enviarme tiene que ser hasta el viernes a las cinco que me voy de acá y luego me desconecto.

—¿Te vas a desconectar real? —dijo riendo, teníamos confianzas.— Me encanta que por fin llegó la persona que logró desconectarte el celular, yo pensé que eso no sería real jamás en la vida.

—Es lo más lindo del mundo. —dije con una sonrisa mirando mi iPad.— Estoy como en ese momento lindo que todo me parece bien, es tanto que me da miedo pero por ahora me estoy dejando llevar me cuesta mucho decirle que no a algo, el fin de semana pasado estuve todo el domingo armando LEGOs ¿Puedes creerlo? También estoy trabajando en eso, tengo que aprender a decir que no alguna vez.—soltó una carcajada, tocaron la puerta dos veces.— Pase.

—Hola mi amor. —apareció con una sonrisa y unas bolsas.— Caro me dijo que tienes la agenda colapsada así que se me ocurrió que podía traerte unas cositas para comer y así pasamos un ratito juntas. Hola Nat —le dió un beso a mi asistente.— ¿Están muy ocupadas?

—No. —mentí y Nat soltó una carcajada porque seguramente no se aguantó, teníamos tanto por hacer, pero elegí almorzar con Bella.— Holaaaaaaa, te extraño —la abracé y llené de besos.— Tengo muchas ganas de salir de la oficina, perdón es que mira todo lo que tenemos que terminar para este mes. Nat, te veo luego? —quería sacarla de la oficina.

—Si obviamente las dejo, cualquier cosa me avisas. —le cerré un ojo, cuando cerró la puerta la llené de besos una vez más.

—¿Esta es la parte donde tiras todas las cosas del escritorio? —preguntó con una sonrisa y negué haciendo un puchero.— ¿Por? ¿Puede darte un brote psicológico?

—Puedo perder la vida si lo hago. —soltó una carcajada.— Estas muy linda y me encantaría pasar un super momento contigo acá en mi oficina pero mira. —apunté la cámara.— Alguien de seguridad nos debe estar mirando —soltó una sonrisa y movió la cabeza.— Lo siento, porque andas tan hermosa?

—Estaba en una reunión en la agencia. —dijo sacando la comida para ponerla en la mesa pequeña.— Quizás tengo que irme a Grecia por unas fotos y después de eso haremos una Vogue con Gigi en Londres. —levantó las cejas y rió.

—¡Felicidades! —dije con una sonrisa.— Wait, es bueno ¿Por qué no luces tan feliz? —pregunté.

—Me encanta trabajar con mi hermana porque es el mejor ser del planeta pero siempre es muy difícil hacerlo, inevitablemente la gente nos compara y sabes que en esa ecuación salgo perdiendo después es un poco agobiante leer a las personas decir porque Gigi es mil veces mejor que yo, además tenemos que hacer videos que también me generan muchísima ansiedad porque...

—Bella, eres una de las personas mas divertidas que conozco. —la interrumpí un poco preocupada.— ¿Qué te pasa? ¿Por qué piensas todas esas cosas? Gigi es una mina increíble, divertida que capaz todo esto se le hace más fácil porque está acostumbrada pero tú lo único que tienes que hacer es mostrarte tal y como eres, no necesitas fingir nada porque eres la persona más maravillosa del mundo y si la gente no puede verlo, al diablo con esas personas ¿A quién le importa lo que piensen personas que no te conocen? —solté una sonrisa y la acaricié con el pulgar.— No te pongas así, se me rompe el corazón.

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora