Strange effect 7

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Euge se levantaba por la mañana extremadamente temprano a enviar correos y hacer llamadas seguramente a su asistente, aunque se quería desconectar me di cuenta que para ella era imposible. Cuando la miraba desde el balcón del segundo piso caminando por el living mientras tomaba decisiones de su empresa pensaba con la pasión que lo hacía y lo lejos que yo estaba de lograr algo así. Hoy se cumplia mi cuarto día acá y Jesse me mandaba mensajes para que me quedara porque aprobaba completamente todo lo que estaba pasando entre Eugenia y yo. Hasta el momento lo más lejos que habíamos llegado fué cuando se madre nos interrumpió con las velas, después de eso Euge retrocedió un par de pasos y yo lo acepté.

—¿Te desperté? —preguntó mirándome hacía el balcón, negué con una sonrisa.— Buenisimo porque traté de ser lo más silenciosa posible, estoy peleandome con la hija de puta de Mercedes que anuló todos los presupuesto que aprobé antes de venirme hasta acá, tengo unas ganas de prenderle fuego a todas las mierdas que hace, en cinco minutos me pido algo para irme a la oficina.

—¿Vale la pena? —pregunté apoyada, entonces miré la escalera y bajé rapidamente.— Pienso que deberías desconectarte un poco de la empresa, no puedes hacer mucho si ella está en la cabeza de todo y menos si estas acá, para lo único que te sirve todo esto es para pasar un mal rato. —me dió la razón mientras movía la  cabeza.

—Es imposible que no me involucre, está derribando todo lo que construí y me duele muchisimo. En fin, mamá tiene preparada una tarea para nosotras con sus lavandas ¿Viste lo que dijo ayer? —no le puse atención a nada de lo que dijo Marcela en la cena porque Eugenia estaba extremadamente linda y estuve concentrada en eso toda la noche.

—Si, claro. Estoy lista —dije con una sonrisa.

—Genial, desayunamos? —preguntó con más ánimo y vino directo a mis brazos, Eugenia un poco más "cariñosa" era una de mis favoritas, aunque la estaba conociendo paso a paso, todos los días mostraba un poco más de confianza.— Voy a prepararlo voluntariamente porque ayer lo hiciste tu.

Se fué directo a la cocina, yo la ayudé a poner la mesa y todo el trabajo que implicaba no cocinar, su celular nunca dejó de sonar en ningún momento pero por suerte lo ignoró, después del desayuno me di una ducha y nos fuimos con su madre a plantar las lavandas que prometimos la noche anterior sin darme cuenta.

—¿Cómo haces el hoyo tan rápido? —dijo riendo, ni siquiera había puesto una.— A mi me sale raro, osea lo puedo hacer pero no me cae completa

—Tienes que meter la palita un más fuerte, quitar un poco de tierra y meter la palita de nuevo —le mostré cómo se hacía, hasta que lo logró, entonces terminando celebrando su primera plantación.— Muy bien —chocamos los cinco.

—¡TRABAJEN! —gritó Marce desde mas lejos.— Tenemos que terminar esta plantación antes que se vayan de casa o no termino nunca más en la vida.

—¿De ella sacaste todo el amor por la naturaleza y todas esas cosas, no? —asintió mientras cavaba su segundo hoyo.— Que divertido ¿Puedo preguntar porque elegiste más la vida de tu papá que la de tu mamá? —me miró un sorprendida y hasta descolocada.

—Porque... mamá no siempre fué así, antes estaba metida en negocios también pero después de todo lo que pasó con mi papá se cansó y decidió retirarse de todo, se mudó a nuestro refugio, antes solamente estaba había una casa en este lugar, la derribó para comenzar de cero y armó todo esto —me contó con naturalidad.— Yo crecí en ese mundo, siempre estuvo muy involucrada no podía ser otra cosa que esto. Capaz por eso me estoy cansando tan joven. —solté una sonrisa.— Dios, no estas cansada?

—¿De verdad estás cansada? Solo pusiste una —dije riendo.— Me da mucha ternura cuando cuentas algo sobre tu vida, lo haces hasta con un poquito de vergüenza.

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora