Wishes 10

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Euge abrió la puerta cuando le pedí que por favor me deje entrar, nos abrazamos y lloramos juntas varios minutos, luego se sumaron los chicos, nadie sabia que decir, Nicolás no dejaba de repetir "lo siento mucho" seguro eran producto de sus nervios.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó Euge cuando nos sentamos en el living— Tenemos que preguntar una segunda opinión, no podemos quedarnos con algo que dijo una simple doctora, Rufina tiene razón. Busquemos donde hay mejores doctores, otras opciones de tratamientos, no puede ser que digan algo así de golpe y no tenga solución, no puede ser —dijo enojada

—Quiero ir a casa —solté— tengo que decirle a mi familia, si me queda poco quiero pasar mis últimos momentos al lado de ellos.

—No digas eso mamá —dijo Rufi— no vas a morir, vamos a buscar la manera de solucionar esto ¿Por qué no dijiste nada anoche? Estamos perdiendo tiempo, papá —lo miré— ¿Puedes buscar un lugar donde ir? Por favor, no podemos quedarnos acá

—Era tu noche mi amor, además un par de horas no van a cambiar mi destino. Voy a ir a otro lugar para todos ustedes se queden tranquilos pero no creo que sea un diagnóstico muy diferente, mis informes dicen eso  —fui a mi cartera y les di la carpeta— Hey, no es el fin del mundo, ustedes van a estar bien —Rufi se acercó y me abrazó

—Por favor, no —me dijo llorando— te lo suplico. Me has prometido demasiadas cosas que haremos juntas, no puedes irte ahora, me lo prometiste

—Es lo menos que quiero mi amor pero no depende de mí, lo sabes. —la acaricié, odiaba hacerla sentir así de mal.

—A todos nos has prometido demasiadas cosas, no puedes venir con una bomba como esa y quedarte como si nada, por lo menos busquemos opciones, no puedo dejar que te rindas tan fácil —dijo Euge

—Cálmense —dijo Nico— vamos a buscar una segunda opinión, vamos a llevarla a los mejores doctores que estén a nuestro alcance, pero Bella también tiene razón, estamos hablando de una enfermedad complicada. Cuenta conmigo para lo que necesites Bells, acá estaré siempre.

—Gracias Nico —sonreí— Seamos realistas, eso es lo único que les pido, no nos aferremos a cosas demasiado fantásticas, vamos a sufrir menos así.

Fue un día fatal, muy silencioso y de mucho llanto, al día siguiente me acompañaron a la segunda opinión y nos dijo exactamente lo mismo, pero esta vez mucho más doloroso porque ellos estaban ahí escuchando los detalles de todo lo que iba a pasar en ese momento. Eugenia era la más silenciosa de todas, lo entendía perfecto estaba en shock, mientras que Rufina estaba en modo llanto y odio, no dejaba de maldecir, Nicolás trataba de ser el fuerte y yo estaba preocupada por todo lo que se venía. Tuve que informar a mi trabajo mi situación, me hicieron una despedida porque desde ese momento decidí regresar a mi casa, a ratos me costaba respirar un poco pero trataba de disimular para no preocuparlos, estaban encima mío todo el tiempo si tardaba más de diez minutos en el baño iban a tocarme la puerta.

Viajamos a Estados Unidos con una maleta simplemente, todas nuestras cosas se quedaron en Londres porque no sabíamos cuanto tiempo me quedaba, le pedí a Lali que viniera a casa porque no iba a soportar dar esta información por separado, no recibí una respuesta muy diferente a la anterior, negación, llanto y dolor, lo de mi hermana me destruyó por completo. Tuve que ir a otro médico para que me dijera exactamente lo mismo y luego les pedí que me dejaran tranquila.

—Tienes que cuidar de ellas —miré a Nico, nos habíamos quedado solos en el patio de mi casa— así como me lo pediste una vez, yo te lo pido a ti —asintió llorando— yo estaré siempre con ustedes.

—No nos dejes solos —me dijo llorando y negué con una sonrisa— gracias por ser la mejor mamá para mi Rufi

—Gracias por dejarme ser la mejor mamá —sonreí—

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora