Strange Effect 1

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Desperté a las seis de la mañana con mi alarma de todos los días. Me comí una fruta mientras leía los mensajes de la noche anterior enviados  por mis amigas en el grupo de siempre. Fuí a mi pequeño gimnasio directo a la trotadora, hoy sería uno de los días largos y tenía que volar a la oficina antes de lo previsto.

Después de mi ducha bajé con mi chofer que me estaba esperando como siempre, leí todos los correos pendientes antes de llegar al edificio, me gustaba siempre estar al día con todos los detalles antes de la reunión de los lunes. El ascensor se abrió y entré al piso moviendo la puertita de vidrio rápidamente, en mis audífonos seguía acompañada con "bloodline" de Ariana Grande.

—Buen día —dije quitándome el audífono, por lo tanto la música se detuvo.— Caro puedo pedirte que me transfieras las llamadas hasta la reunión por favor, tengo que verificar un presupuesto completo y no tengo mucho tiempo —miré mi reloj y comencé a caminar a mi oficina.

—Señorita Suarez —dijo siguiéndome.— Su papá está esperándola en la oficina. Perdón, ya sabe que es imposible detenerlo.

—Yo me encargo, no te preocupes —dije con una sonrisa.— Suspende el café hasta nuevo aviso. —suspiré desde ya agobiada con esta situación.

Cuando abrí la puerta lo encontré con las manos en los bolsillos, de traje como siempre mirando toda la ciudad porque si había algo maravilloso de mi oficina es que se podía mirar Nueva York en su máximo esplendor.

—Tu oficina debe ser una de las mejores de esta ciudad —dijo sin mirarme aún.— Estaba recordando el momento exacto cuando la elegimos juntos, te acuerdas? —se giró y me miró con una sonrisa.— Desde este lugar es imposible que no tengas ganas de conquistar el mundo —se sentó en mi silla y soltó una nueva sonrisa.— todo el mundo se ve tan chiquito

—¿A que se debe tu visita? —pregunté.

—Estaba por la zona y pensé que sería buena idea visitarte, no vas a casa desde que mi esposa se mudó —su secretaría amante con la que engañó a mi vieja toda la vida, obviamente me ahorré el comentario era muy temprano.— Tampoco respondes mis llamadas, estoy algo preocupado. No quiero que tu mamá te meta ideas raras en la cabeza.

—¿Ideas en la cabeza? —dije riendo.— ¿Te parece que mamá puede hacerlo a mi edad? Tengo mucho trabajo, por eso no he podido aceptar tus invitaciones, pero en cuanto pueda claramente lo haré, no tengo ningún problema con ir a tu casa.

—No parece —respondió con una sonrisa.— En fin, no es mucho trabajo para una persona tan joven como tu? —apoyó sus codos en la mesa mientras me miraba detenidamente.— Estaba pensando que cuando decidimos armar PRADA jamás pensé que ibas a conseguir esto que estás haciendo.. y que te di el dinero, mucha responsabilidad pero nunca me preocupé de cómo la estabas pasando y tampoco me preocupé en darte una mano aunque la moda no es lo mío, yo simplemente quería verte feliz. Hija para mi es un orgullo que tu empresa pertenezca a nuestro holding —papá era dueño de algo en cada una de las áreas que alguien pudiera imaginar. Hasta tenía una viña de aburrido.

—Gracias —reí sin entender sus palabras.— ¿Hay un pero?

—No, por un tiempo pensé que ibas a ser esa típica niñita mimada que gasta dinero sin hacer nada, pero estoy sorprendido —se puso de pie y sonrió nuevamente.— Recuerda que esta noche es nuestra cena anual —agregó con una sonrisa.— Mohamed Hadid está financiando una línea de moda dirigida por su hija.

—¿Gigi? —pregunté sorprendida.

—No, la menor. ¿La conoces? —preguntó.

—No mucho, solo conozco a Gigi la hermana... hemos trabajado juntas en algunas campañas es muy buena onda y...

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora