Wishes 1

938 94 31
                                    

Cinco años habían pasado desde la última vez que estuve en este lugar, en cuanto salí del aeropuerto tuve que tomar un auto que me llevara a Kingston una pequeña ciudad en el estado de Nueva york, a una hora y media del centro pero bastante alejada del desarrollo que se estaba viviendo, a veces parecía que se quedaron atrapados en el tiempo y lo pude confirmar en cuanto me bajé del auto. El recibimiento de mi familia y amigos que dejé acá siempre era mi momento favorito, Gigi cocinaba mis platos favoritos para mimarme todo lo posible en mi estadía.

—Lali y yo teníamos una apuesta —dijo mi hermana lavando los platos— pensamos que no ibas a venir —Lali asintió mientras guardaba algunos platos

—Bueno no se emocionen tanto, es una visita navideña nada más, hace bastante que no pasamos unas fiestas juntas y la verdad es que los extrañaba mucho. Alcancé el ritmo de vida que deseo en ese lugar —dije arreglándome el cinturón en el espejo— ¿Que tanto me extrañaron?

—Pareces una Neoyorquina —dijo Lali riendo— en cuanto salgas a la calle todo el mundo te va a mirar

—¿Siguen siendo todos aburridos? —pregunté y mi hermana soltó una carcajada— Estamos en los 1985, es momento de avanzar —Gigi asintió— Me puse feliz cuando escuché que abrió el primer cine

—Si, tienes que sacar tickets con bastante anticipación —agregó Lali celebrando— pero es divertido, además es rotativo ¿Es así en Francia? —preguntó— Pagas una entrada y puedes quedarte toda la tarde a ver la misma película —asentí con una sonrisa y la abracé, las extrañaba mucho.

—¿Cómo está Peter? —pregunté

—Bien, esta semana comenzó a trabajar en el diario de la ciudad, por fin un trabajo como periodista —agregó Lali orgullosa como siempre— No hemos visto un poco menos, le dije que llegabas hoy, seguro que vamos a tener tiempo de organizar algo todos —asentí— te extrañamos mucho amiga —mamá entró a al cocina y me abrazó también— ¿Que tenemos que hacer para que deje de escaparse?

—La vamos a amarrar a la cama —dijo mamá con una sonrisa— Bueno y cuando nos vas a contar tus aventuras en la ciudad del amor, pensé que ibas a volver con un anillo

—Mi alma es demasiado libre como para atarme de esa manera tan fatídica —respondí y todas se rieron— la verdad es que la pasé muy bien, pero todo lo que pasó allá se queda allá —levanté las cejas— Voy a darme una ducha, esa es una de las cosas que más extrañaba de casa ¿Saben que los franceses no se bañan tanto como nosotros? Pensé que simplemente era un mito de la literatura pero ahora terminé de entender la buena calidad de los perfumes.

Después de mi ducha, llegó mi papá y más tarde mi hermano, así que hice un resumen de mis mejores aventuras para que no me llenaran de tantas preguntas. Me bastó una sola semana para darme cuenta que pocas cosas avanzaron desde que me fui, pero no podía quejarme demasiado si se trataba de ver a mi familia y amigos todos los días. Desperté temprano, desayuné con mi familia, tomé mi personal stereo, mi bicicleta y por supuesto mi cámara, como siempre sin dirección alguna, aun me faltaban algunos lugares por recorrer, después de unos treinta minutos llegué a la plaza principal, donde prendí un cigarro mientras veía a la gente pasar, algunas familias de siempre otras personas que jamás vi en mi vida. Saqué mi cámara y comencé a tomar algunas fotos.

Miré al costado y vi a una joven mujer de gorro y bufanda leyendo en una banca, un poco extraño considerando el frío que estaba atacando a la ciudad pero no me detuve demasiado en eso, probablemente era la mujer mas linda que vi en el último tiempo, le tomé dos fotos y en la tercera me miró, cerró el libro se puso de pie.

—¿Me tomaste una foto? —preguntó con una leve sonrisa

—¿eres modelo? —respondí inteligentemente y negó— perdón, me pareció que sí —agregué con una sonrisa— Bella Hadid, mucho gusto —me quité el aguante para darle la mano, ella se quedó mirándome con atención e imitó mi gesto sin darme demasiada información— ¿tu eres?

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora