Secret love song 10

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La semana de la moda en Nueva York siempre era muy dura para mi, estaba de un lugar a otro trabajando, Euge prefería quedarse en casa porque cada vez que me acompañaba a un lugar generaba demasiada expectación de la prensa, donde no se sentía cómoda para nada. Se estaba esforzando mucho cada segundo me sentía mas enamorada de lo que era como persona, siguió bastante involucrada en la fundación de su madre, trabajando y ayudando a todos los niños que padecen de Sida y cada tanto íbamos al comedor público a trabajar juntas.

—Chicas, hoy viene Euge —dije sentada mientras me estaban sacando el maquillaje— A lo de Irina, ya sé que no hace falta que lo digan pero actúen normal, me refiero a que no le hagan preguntas de la realeza o de cómo ser princesa y todas esas cosas que son incómodas, tratenla como una más

—¿Cómo vamos a tratar como una más a la hija de Lady Di? Respirar su aire es un honor para mí —dijo Gina riendo y Kendall lo hizo también— Dios ¿Se acuerdan cuando fui la primera que le hizo una reverencia en Londres? ¿Ahí te enamoraste Bella? Di la verdad, cuando la princesa te movió todo... especificamente

—No lo sé —dije mirando mi celular

—Ese día —dijo mi hermana— Porque estaba buscandola en las redes y me hizo una pregunta, me acuerdo perfecto —todas comenzaron a burlarse

—Yo era la fanatica numero y Bella se burlaba de mi por saber tanto, ahora ya sabemos quién sabe mas, digo... quién la conoce mejor que cualquiera —se burló Kendall— Pero hablando en serio, creo que lo mejor que podemos hacer por esta pareja es hacerla sentir una mas del grupo, hagamoslo por Bella y Diana —Gigi movió la cabeza con una sonrisa— Además es lo más bueno, está genial que vamos a esta fiesta donde habrán personas desconocidas, así se siente parte, no?

—Eso me pone un poco nerviosa, no sé si le gusta estar con demasiada gente. Ayudenme —dije guardando mi celular.

—Vamos a cuidarla, no te preocupes —agregó mi hermana

—Trato —dijo Kendall.

—Las amo, gracias —celebré y salí corriendo para ir a buscarla.

Cuando llegué al departamento fui directamente a la habitación, estaba sentada en la cama lista para salir, en ese sentido era perfecta siempre, muy puntual, jamás faltaba a sus compromisos, se notaba mucho la manera en la que estaba criada, le hice un resumen de mi día mientras me cambiaba y bajamos al auto

—¿no teníamos que llevar nada? —preguntó mirándose al espejo— por cierto, descrubrí que no puedes calentar la mantequilla en el microondas porque explotas —la miré sin creer lo que le dijo hasta que luego entendí que tenía cocineros desde que nació

—No —respondí con una sonrisa— Dios, estás tan hermosa que me quiero regresar a casa ahora —ella soltó una carcajada— Se me ocurre que podemos saludar y luego yo voy a decir que me siento mal para que nos regresemos, —negó con una sonrisa.

Cuando llegamos esperé que entrara primero porque obviamente había fotógrafos y luego lo hice yo, la casa estaba muy llena de gente, nosotras nos unimos al grupo más de confianza, pero Euge como siempre se robaba toda la atención de las personas y podía ver como algunos le tomaban fotos escondidas, ella casi no se hacía problema trataba de ignorarlos. Después nos sentamos en uno de los sillones, se nos unieron dos personas más pero una de ellas se estaba esforzando demasiado por agradarle a Euge.

—Es que yo estudié en ese colegio y tu fuiste dos veces con tu hermana, me acuerdo perfecto —decía con una sonrisa— Que locura, cuando le cuente a mi mamá que estuve con la princesa no lo va a creer.

—Lo lindo que es Gales —dijo Euge

—¿Extrañas? —preguntó

—Si bastante —respondió con una leve sonrisa— Pero estoy bien acá, me gusta la ciudad. Tiene un clima más variado.  Pero tu naciste allá, no?

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora