Wishes 8

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La guerra de Eugenia con Benjamín se había iniciado y por lo mismo pasamos dos fin de semana sin vernos, yo iba a viajar pero Euge me pidió que no lo hiciera, porque estaba sospechando lo que pasaba entre nosotras, hasta que él tuvo un viaje de negocios a Europa. De todo el tiempo que teníamos juntas en esta aventura, fue nuestro récord sin vernos y yo la extrañaba tanto que me sentía triste.

—¿Vamos al bar hoy? —preguntó uno de mis amigos mientras yo guardaba las cosas para volver a casa

—No tengo mucho ánimo, he trabajado demasiado esta semana, necesito descansar —mentí rápidamente.

—Bella —miró hacía todos lados y se acercó— llama a la modelo que te dejó su número el miércoles y deja de joder con esa mujer casada, no va a salir de ahí, estas perdiendo tiempo y conquistas valiosas por enamorarte tan intensamente —estaba hablando bajito— después cuando te deje por la familia que construyó te arrepentirás de perder todas estas oportunidades —me quedé en silencio ¿Era Euge capaz de eso? pensé

—No me gusta hablar del futuro —respondí llena de dudas

—Deberías, estas enamorada es inevitable hablar un poco del futuro —agregó de brazos cruzados

—Bella —una de las recepcionistas del estudio entró— Te buscan

—¿Quién? —dije sorprendida mirando mi reloj

—¡Hola! —escuché su voz y recuperé todo el ánimo que perdí durante estos días, corrí y la abracé fuerte casi me colgué a ella, tuve que resistir un poco las ganas de besarla al frente de todo el mundo— Te extrañé mi amor —me dijo en el oído— no sabes como estuvo contando las horas para verte hoy

—Y yo a ti —la acaricié con una sonrisa y luego tomé su mano— Fred, ella es Eugenia —Fred la saludó con entusiasmo—

—Por fin conozco a la famosa Eugenia —dijo con una sonrisa— Me alegra que hayas llegado, ya no sabía cómo levantarle el ánimo —agregó hablando bajo, yo miré hacía todos lados, Eugenia me soltó la mano cuando entró una de las asistentes, obviamente en lo primero que pensé fue en lo que mencionó Fred, no nos veíamos hace semanas pero le importó demasiado que nos vieran de la mano en ese momento— Supongo que no vas a venir a tomar nada con nosotros

—No, tengo una cita —dije con una leve sonrisa y Euge me miró sorprendida

—Pero no quieres ir? Nos sumamos un ratito —agregó y negué— Ok, para la próxima podemos hacer un panorama

—Claro, avisame con tiempo y lo organizo —dijo Fred— bueno las dejo porque se me hace tarde y esa barra me está esperando, mucho éxito en su reencuentro

—Guardo unas cosas y nos vamos —dije tomando mi mochila— ¿Viniste en auto? ¿Trabajaste hoy? ¿Estás cansada? —rafaga de preguntas.

—Vine en auto, trabajé hoy y estoy cansada —agregó de brazos cruzados, luego se ordenó el pelo en el espejo disponible del set— pensé en viajar mañana temprano pero íbamos a perder una noche juntas —agregó hablando muy bajo

—¿Qué? —pregunté, en verdad la había escuchado pero ese tono de voz tan bajo me molestó, quizás era por el gesto que hizo rechazando mi mano.

—Nada —no se molestó en repetir— ¿Te ayudo? Me imagino que hay mucho trabajo acá —dijo mirando hacía todos lados— que lindo el estudio —se cruzó de brazos nuevamente— Vamos? —se acercó y me alejé

—Nos pueden ver —cuando dije eso ella entendió perfectamente que estaba algo molesta

Nos fuimos en silencio a casa, como siempre tenía todo pensado para la cena, me habló un par de cosas de Rufina y luego nos sentamos en el sillón con un vino.

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora