Strange effect 22

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Todo el tema del tratamiento era agobiante, además de doloroso muchas cosas pasaban por mi cabeza, me daba muchísima ansiedad hacer un test y arrojar negativo, siempre pensé que era mas fácil, pero la sorpresa linda fue Bella dándome animo a cada momento, me acompañó tan bien que me bastó para saber que verdaderamente estaba lista para esto.

—¿Cuando le vas a decir a Caro lo de su lugar en la empresa? —preguntó mientras estábamos tiradas en la cama, yo estaba leyendo un libro y ella jugando Nintendo online con sus hermanos— Dale Gigi, deja de llorar que no me das lastima con esa pierna mala, si pones a tu novio al control solo vas a demostrar lo cagona que eres. —la miré riendo y se quitó los audífonos— Me altera porque se está quejando demasiado.

—¿Que juegan? —dije riendo.

—Tenis en nintendo, pero Gigi dice que ella no es experta. Mis hermanas están conectadas desde Los Ángeles y Anwar lo único que hace es hacer ruidos extraños —solté una carcajada— ¡VAMOS! — gritó— Fuera Gigi, perdedora, siguiente. Gigi te manda saludos —me miró con una sonrisa.

—Dale saludos a ella —nuevamente me reí— Me duele la panza, no debí tomar ese jugo de frutilla te lo dije ¿Ya le ganaste a todos? —asintió, estaba muy concentrada jugando.

—Anwar no existes —insultaba a los hermanos antes de comenzar a jugar— Es una técnica que tengo para desconcentrarlos. Yo soy la princesa que está vestida de rosado —miré la pantalla y comencé a reírme, era una niña de cinco años.

Estuvo peleando con Anwar tentada todo el tiempo hasta que terminó ganando con su súper técnica de atacarlos a todos, me dormí cuando el sueño me venció pero ella seguía jugando sin hacer ruido yo estaba cansada. A la mañana siguiente me desperté temprano, desayunamos juntas y me fui a la empresa, estuve descompuesta todo el día atrapada en reuniones, cuando llegué a la casa Bella tenia un nuevo campeonato de nintendo con su familia y no me animé a molestarla porque era hacerme ilusiones con algo que terminaba siempre igual.

—¿Sigues descompuesta? —me preguntó preocupada mientras buscaba un vaso de agua, moví la cabeza y me abrazó— ¿Pero que te duele?

—Tengo como una presión acá en la panza —me toqué la boca del estomago— Pero me voy a tomar un te, debe ser porque comí demasiadas cosas ayer —soltó una sonrisa y me llenó de besos.

—¿No te quieres hacer un test? —preguntó mirando su celular— Deberíamos estar en la fecha o prefieres esperar.

—Prefiero... esperar —dije riendo.

—¿Tienes miedo? —preguntó y moví la cabeza, entonces me tomó la mano— No empieces con eso, ya hablamos sobre lo que significa este proceso y todas las veces que nos vamos a caer, no pasa nada si sale negativo, vamos a seguir intentando —solté una sonrisa y me aferré a ella nuevamente— Vamos a ver qué onda, te parece? —asentí, apagó la consola y se fue conmigo de la mano hasta el baño buscó los test y me lo dio— Una vez fui a la casa de un amigo y tenia un mueble lleno de preservativos —me miró con una sonrisa— Estoy hablando cualquier cosa para que no pienses en esto.

—Gracias, te amo —le di un beso y lo tomé— Ok, déjame cinco segundos. Porque si me estás mirando no puedo hacer pis —soltó una carcajada y salió del baño— Dale dale, fuera —dije nerviosa y se fue, cerró la puerta, yo me quedé pensando en como me iba a tomar un nuevo fracaso, tardé un poco, me lavé las manos y abrí la puerta.

—Ya puse el reloj —dijo con una sonrisa— Estoy nerviosa —agregó mirando— Por fis, por fis, por fis.

—No puedo creer lo que ven mis ojos —dije con una sonrisa, me senté en el borde de la tina y ella hizo lo mismo pero en el piso, entonces se me ocurrió que era buena idea hacerle una trenza mientras esperábamos— Te queda re bien el pelito asi, un poco mas largo —se giró y me dio un beso.

Cortos BeugeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora