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¿Cuántas veces haz escuchado lo que dice la gente y lo haz creído? ¿Importa mucho como nos ven los demás?

Arréglate, pintate los labios, maquíllate ¿Que no te Quieres? Arréglate, luce como una dama. ¿Por qué te pintas los labios de rojo? Pareces mujerzuela. Vístete así, no, mejor de esta manera ¿Por qué te vistes así? No te queda bien. ¿Por qué no hablas? Habla más, no seas tímida ¡Hablas demaciado! Solo dices estupideces. Sonríe, se feliz sin importar lo que diga la gente. No me gusta como ríes. Eres muy delgada, come más. Estas muy gorda, ve al gimnasio. ¿Para qué vas al gimnasio? ¿A quien te quieres parecer?. No tienes buen cuerpo, te ves fea ¿Ya viste esas estrías?. Siempre estás sola ¿Por qué no tienes novio? Eres una fácil, él es feo, te van a traicionar. Nunca sales de casa, ve a divertirte. Eres una irresponsable, te encanta la vida loca, beber, fumar, Quien sabe que más haces. Habla mejor, no digas groserías, una dama no habla así. ¿A quien quieres impresionar hablando así?.

La gente siempre va a criticar lo que hagas y como te ves. Hagas lo que hagas, a nadie se puede complacer.

•••

Otra vez ese tintineo, ¿Que era eso? Últimamente ese sonido se hacía escuchar en sus oídos, y al parecer solo era él, puesto que los reyes del todo no mencionaban ni presentaban quejas respecto a ese sonido. No era molesto, al contrario, era muy agradable y armonioso, cuando lo escucha casi le parecía escuchar melodías, pero no, solo un tintineo, tal como un cascabel.

Ya no soportaba más, en algún momento se haría molesto, cuando menos se lo esperaba allí lo atacaba ese sonido.

- ¿Me estás escuchando, Gran Sacerdote? - preguntó uno de esos pequeños reyes al notar que su asistente y mano derecha estaba distraído y que posiblemente no lo había escuchado.

- Disculpen, excelencias - cerró los ojos lentamente para apartar su mente del tintineo.

- Queremos un juego nuevo ¿Si? - repitió lo que anteriormente le había dicho.

- Denme solo un momento - mientras pensaba otra idea se aclaró en su cabeza.

¿Cómo no se dió cuenta antes? Eso era un llamado, pero... ¿De quién?.

Soltó un chasquido y delante de los reyes apareció un nuevo juego para entretener a sus majestades.

•••

Bills estaba de visita en la tierra para degustar sus delicias culinarias, los Chet, meseros y cocineros de Bulma, marchaban uno detrás de otro con una gran variedad de platillos que la mujer ponía a la disposición del Dios gato.

Entre tanto ajetreo de gente, un olor aromático y dulce llegó al olfato del dios. Era un aroma que estaba mezclado como con la fragancia de flores, ambos olores hacían una armoniosa combinación que acariciaban sus fosas nasales invitándolo a probar.

- Hola ¿Me podrían decir dónde puedo encontrar a la señora Bulma? - preguntó una muchacha que se les acercó, miraba una pequeña hoja de papel en su mano.

- Ha de estar por allí, hace rato estuvo aquí - habló el asistente del dios.

- ¡Oiga! - le gritó a Bills - Esto no es para usted, es para la señora Bulma. Tengo que entregarle esto - le apartó el ramo de flores con unos peculiares dulces al dios gato.

Yo No Te LlaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora