Capitulo -6

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Bills en compañía de su ángel visitaron el planeta Tierra la mañana del día siguiente. Se sentaron en la gran terraza que había en Corporación Cápsula, como siempre, cocineros, chets y reposteros atendieron las exigencias culinarias del Dios y su ángel, sin embargo, otra delicia se le apetecía.

-Oye, quiero probar de los dulces que traía la mocosa aquella el otro día -exigió el señor Bills a Bulma.

-¿Recuerda que la trató mal? Creo que ganas no le quedarán de aceptar traer otro pedido hasta aquí luego de eso -le recriminó Bulma.

-Hazlo, si no viene a aquí, simplemente destruyo el planeta entero -le dijo Bills apuntando a la mujer con un tenedor.

-¡Ay!, ¡Está bien! Lo intentaré -le dijo la mujer.

-Y que sean muchos ¿Me oíste? -le dijo Bills mirando como la mujer le daba la espalda para sacar su teléfono celular para llamar al local.

En el local donde Airi trabajaba, también hacían esos dulces, además de trabajar con flores. Abarcaban esa área en los detalles de obsequio.

La muchacha se encontraba sentada frente al mostrador, casi quedándose dormida. En realidad no durmió mucho ya que se quedó hasta tarde en la playa con el fastidioso ángel a su costado, solo mirando el mar. Hubo un momento en el que sus ojos se cerraron por si solos, y al despertar estaban ambas, tanto su hermana como ella durmiendo en el sofá de la casa.

El teléfono del lugar sonó, le causó un pequeño susto que le sirvió para despertar. El joven a cargo de tomar los pedidos le dijo que debía entregar unas cuantas cajas de dulces a Corporación Cápsula de nuevo, como el otro día para el mismo cliente.

No le agradó volver a allí, pero debía cumplir con su trabajo. Hubiera preferido que otro lo hiciera por ella, pero estaban en la calle repartiendo los encargos.

En serio, ¿Que tanto dulce podrían necesitar en ese lugar? Mínimo eran unas doce cajas con esos dulces. O eran para un evento o alguien amaba atragantarse en azúcar. Cómo pudo las llevó a salvo, pasa su suerte. Al llegar ese sujeto de apariencia felina le arrebató una de esas cajas de la torre de estás que tenía en sus manos. Casi la hacía perder el balance y tirar todas, pero logró recomponer el equilibrio.

Vió como el sujeto se metía los dulces a la boca, de verdad parecía gustarle mucho. El sujeto alto de tez celeste tosió simultáneamente y dijo:

-Sus modales, señor Bills -Whis había notado como Airi lo miraba. No, a ella no le interesaba la falta o la carencia de modales de ese tipo, sino la capacidad de comer así.

-¡Esto está buenísimo! -exclamó el dios ignorando lo dicho por su ángel.

Whis suspiró, miró a la muchacha y le sonrió.

-Un placer volver a verla -le dijo Whis a Airi.

-Lo mismo me gustaría decir... -murmuró.

-¿Qué?

-Que igualmente me es un gusto verlo. No pensé volver a cruzar palabras con usted -y la verdad eso esperaba, la verdad no era que le desagradara, sino que se le hacían unos sujetos raros.

-Debo suponer que busca a la señora Bulma ¿O me equivoco? -le dijo Whis, la muchacha solo asintió con la cabeza- De seguro está por venir, no se preocupe.

Y así Airi tuvo que esperar hasta que Bulma bajara. Ese par de sujetos se atragantaban con comida, mientras ella miraba su reloj en su muñeca esperando a que esa mujer bajara pronto. No podía tardar mucho tiempo con una sola entrega, tenía un par más por dejar en puntos lejanos a ese.

Yo No Te LlaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora