En ese momento en el que se está tranquilo y algo surge de repente cuando menos se espera. Eso le pasó, claro, más distinto. Parpadeó rápido, creyó que era una ilusión que sus ojos le jugaban.
- Yo no te llamé - logró decir. Le tomó tiempo entender la pregunta de Daishinkan, puesto que el desconcierto se había apoderado de su razón en ese momento.
- Claro que lo hizo - Daishinkan se encaminó aún con las manos tras la espalda en torno al invernadero. Analizaba el lugar, había una gran variedad de flores que le resultaban interesantes.
El lugar en sí, le resultó peculiar, una gran mezcla de fragancias florales, unas suaves, otras penetrantes y otras con notas dulces al olfato.
- Me gustaría saber para que - se detuvo para redirigir su mirada a ella.
Airi lo miraba atenta, casi como una ninja al acecho. Tenía esa particularidad de cuando se sentía invadida actuaba a la defensiva con la gente. Ella no era normal, a simple vista se podía notar, aunque disimulaba buen su rasgos que la hacían destacar de entre todas las demás.
- Te repito, yo no te llamé - inquirió con más fuerza en la voz, Daishinkan cada vez le resultaba más extraño. No le quitaba la vista de encima, solo lo analizaba con aguila vigilante.
- El tintineo me ha llamado - Daishinkan se paró delante de un tiesto con jazmines marchitos, se inclinó levemente y los tocó, al hacer eso retomaron la vida delante de los ojos de Airi.
Su mirada se agrandó, ¿Sus ojos seguían engañandola?, ¿Sería un efecto resultante de algo que tomó?.
- ¿Cómo lo hiciste? - se inclinó frente a la maceta para comprobar lo que hizo Daishinkan.
- Solo le devolví la vida - sonrió cortéz, Airi subió la mirada hacia él como niña impresionada y se levantó con la gracia de un caballo, lo hizo muy apresurada y torpemente.
"El tintineo me ha llamado" la frase resonó en su cabeza. ¿Sería posible? No, para nada, eso era magia de niños.
- ¿Cómo es que yo te llamé exactamente? - preguntó al retomar su postura. Se sentía tonta pensando en la posibilidad, ella nunca fue de creer en la magia y esas cosas, esas estupideces la había traicionado muchas veces.
- Eso lo puede responder usted, yo solo acudí a su llamado - contestó Daishinkan viéndola algo serio. Parecía ser que ella no entendía nada ¿Entonces por qué lo llamaba tanto con ese tintineo? Debía ser muy urgente para hacerlo tan seguido y con insistencia.
Airi se llevó la mano al pecho buscando el llamador de angeles, lo apretó entre sus manos y lo sacudió.
- ¿A este tintineo te refieres? - Daishinkan asintió con un movimiento leve - ¿Que o quien eres? - eso la asustó, talvez le estaban jugando una broma de mal gusto, talvez quien le obsequio el cascabel se quería burlar de que era escéptica respecto a ese tipo de cosas.
- Me puede decir Daishinkan - sonrió muy grácil, esa sonrisa le dió una extraña sensación a Airi quien se alejó un par de pasos hacia atrás.
- ¿Eres un ángel? - murmuró para si misma, pero no como afirmación, sino como la posibilidad.
- En efecto, señorita - Daishinkan logró oír su murmullo.
Airi ladeó la cabeza con confusión y luego reaccionó. Estaba más que molesta, como odiaba que se quisieran burlar de ella, ¿Un angel? ¿En serio? Tenía cosas importantes con las que lidiar y le salen con ese tipo de bromas estúpidas. Por eso no le gustaba contarle cosas a la gente, aunque sea quien sea siempre acababa mal.
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Yo No Te Llamé
Fanfiction¿Importa tanto lo que piensa la gente? Se una dama le dijeron muchas veces. Arreglate, maquíllate, vístete mejor... A ella no le importaba eso, media mujer funciona mejor. Ella lo llamó por accidente. Él se quiso quedar.