Capitulo -3

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- Si, claro, ¿como no? - ironizó la muchacha - Si ese fuera el caso yo lo sabría.

- ¿Que no comprendió que le dije que no se da cuenta? Es lo que acabo de decir - Daishinkan alzó una ceja al mirarla.

- Como sea, has lo que quieras con eso. Te lo regalo - se reclinó en el respaldo de ese pequeño sofá con las piernas en una posición algo masculina, cosa que Daishinkan miró con atención.

- No es necesario, es suyo. En nada me beneficia a mi tener esto, a usted si - le dijo al llevar su mirada a sus ojos. Airi notó que la miraba, así que se cruzó de piernas con incomodidad en la mirada.

- Como quieras, pero te advierto, no voy a llamarte, no necesito nada de ti - Airi con su pie jaló ese sobre que estaba sobre la mesa, al estar a su alcance lo tomó con la mano para al fin abrirlo.

- Le falta modales ¿No cree? - comentó Daishinkan al ver cómo ella actuaba en presencia de este.

- Está es mi casa, y en ella hago lo que me parezca - le decía mientras rasgaba la parte superior del sobre abriéndolo.

- ¿Aún cuando tiene visitas? - cuestionó él.

- Yo no te invité - defendió ella.

- Aún así es...

- ¡Aliz! - gritó interrumpiendolo, ese era el nombre de su hermana menor. Airi vió el contenido de el sobre y no le gustó para nada lo que leyó allí.

- ¡¿Que pasa?! - la niña gritó desde algún lugar de la casa mientras venía a ella.

- Cámbiate, tenemos que salir ya - le dijo Airi al ver que ella se asomó a la sala.

- ¿A esta hora? - le cuestionó la pequeña.

- Es urgente - se le notaba la urgencia en la mirada y el tono de voz.

Lo que vió en esa hoja que con tenía el sobre, no le gustó para nada. Era un asunto que no iba a dejar así nada más, así fuera de noche pretendía ir donde ciertas personas para aclarar y hablar del motivo de eso. Ya estaba algo enojada por lo de Daishinkan, ahora eso, ¿El día no podía ser peor? Rió ante éso, siempre puede pasar algo peor. Subió corriendo a su habitación, se puso un pantalón y una blusa blanca que le descubría el ombligo. Al bajar se encontró con Daishinkan aún allí.

- Pensé que te habías ido - dijo mientras tomaba las llaves.

- Me dejó solo con las palabras en la boca - Daishinkan tenía una mirada sería.

- Tenemos que salir, luego nos vemos o no sé, tu sabrás - le dijo mientras abría la puerta tomando la mano de su hermana pequeña y salir para luego casi azotar la puerta por la prisa que llevaba.

- Algo descortés, inclusive ante mi presencia - murmuró Daishinkan quien fue dejado dentro de la casa solo.

A Daishinkan para nada le agradaba que lo ignoran de esa manera tan descortés, pero él no iba a hacerle lo mismo, al menos que viera que se puede tener modales ante él, aunque se le hacía que ella no era así siempre, talvez tenía aberración ante su presencia. Así eran los humanos con algo desconocido casi siempre. Airi por otro lado de lo interno, se le hacía una muchacha fuera de lo común en lo físico, a simple vista lo notó cuando llegó, claro que cuando estuvieron en el invernadero no se le notaba esa característica física. Ella se ocultaba muy bien.

No vió motivos para no explorar ese lugar, ella lo dejó solo en su casa y aún siendo un extraño para ella. Un poco descuidada en ese aspecto, y no es que fuera tonta, más bien no le importaba lo que Daishinkan hiciera, después de todo llevaba prisa y él no dió a entender de que se iría pronto. Además con eso, le estaba diciendo que no le importaba su presencia en lo absoluto, tanto así como para mostrarle su lado grosero y algo primitivo.

Yo No Te LlaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora