Capitulo -33

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Esa mañana rato después de su conversación con Daishinkan, la hermana menor de Airi llegó a su casa de visita. Ella no sabía nada de la condición de Airi, pero su tía si. Aunque quisiera decirle algo a la muchacha, Airi era un tanto orgullosa como para hacer tregua con esa mujer. Solo le dejó a la niña y se fue para darles su espacio a solas.

Daishinkan aún seguía en la casa, estaría allí por lo menos todo el día, a no ser que fuera solicitado por Zen Oh Sama. La niña lo reconoció de inmediato, ¿Cómo olvidar al "hombre mágico"? Cómo le decía la pequeña.

Airi sentó a su hermana en el sofá de la sala y se sentó a su lado. Daishinkan prefirió guardar una distancia por un momento. Hizo como si fuera un objeto más de la casa, ni se sentía su presencia allí. Estaba en un silencio inmutable.

-¿Recuerdas que te dije que hay un lugar a donde va la gente cuando ya no puede estar aquí? -le preguntó tomando de las manos a su pequeña hermana.

-Si, mamá y papá se fueron a allí -le dijo al soltarse de sus manos para tomar una foto que estaba en la mesa frente a ellas. Allí se retrataba a la pareja y a sus dos hijas muy felices- Desde allí nos cuidan.

-Si, recuerda eso, desde donde están nos cuidan -afirmó Airi tomando la foto entre sus manos, la miró con nostalgia y se la devolvió a su hermana- Ellos nunca nos dejaron, solo no podían quedarse más. Lo sabes ¿Verdad?

La niña solo asintió levemente.

Airi no sabía cómo decirle, como explicarle que ella iría al mismo lugar. Era difícil explicar eso para el entendimiento de un niño.

-Si algún día no estoy es porque ellos me pidieron que fuera a acompañarlos -le dijo al pasar su mano por los castaños cabellos de la niña.

-¿Me vas a dejar? -le preguntó con un gesto de desconcierto un tanto infantil.

-No, no te dejaría. Recuerda que desde ese mundo te puedo cuidar y estaré aquí aunque no me veas -le besó la frente y apartó un mechón rebelde de la frente de la niña.

-¿Y cuando esté sola? -preguntó.

-Igual estaré para acompañarte.

-¿Y quién me va a acompañar a la escuela? -continuó.

-Tambien yo. Siempre estaré aunque no me veas. Siempre. Nunca te dejaré sola.

-¿Cuando te irás con mamá y papá? -la pregunta dejó a Airi en un completo silencio. Ni ella sabía la respuesta con certeza.

-No lo sé... -respondió dudosa- Pero aún no.

Un rato más duró hablando con su hermana menor. La pequeña pareció entender sin ningún problema. Aunque no sabía que en realidad su hermana moriría.

Airi quedó satisfecha al dejar en claro todo a su hermana. Se levantó con una sonrisa y le dijo:

-¿Quieres ayudarme a hacer el almuerzo?

-Si, quiero ayudarte -le dijo y se levantó de un salto.

Daishinkan en todo momento escuchó la charla que la muchacha tenía con la pequeña. Le sorprendía la habilidad que tenía para tratar con esa niña y hacerla comprender cosas tan complejas con explicaciones simples y hacer que algo tan abrumador como lo es la muerte para un mortal, sonar como algo lindo o menos feo.

Airi pasó junto a Daishinkan, haciéndolo reaccionar de sus pensamientos meditativos. Parpadeó un par de veces y la siguió con la mirada hasta la cocina, dónde en la puerta ella se detuvo para girarse a él.

-¿Se quedará? -le preguntó.

-Si, quédese con nosotras -le dijo la pequeña que asomó su cabeza por la puerta de la cocina.

Yo No Te LlaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora