Zona creada

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La joven Carolina estaba leyendo lo que había encontrado en la internet acerca de cómo crear zonas de confort, y justo había encontrado la forma de cómo hacerlo, pero eso no era todo está había cogido su diario y en el escribió lo que iba hacer, y al escribirlo inmediatamente dejó su habitación.

—¡Bueno es hora!—Dice con felicidad.

—¿Hora de qué hija?—Pregunta el señor.

—¡Papá!—Gritó de felicidad.

—¿Y porqué tanta felicidad hija?—Preguntó el hombre a su hija.

—¡Pues se debe a que tu estás aquí en la casa bienvenido!—Explicó a su padre el porqué de su alegría mientras lo abrazaba fuertemente.

—¡Hija gracias por la bienvenida, pero quiero saber, ¿Qué eso que piensas hacer eh?!—Da las gracias mientras persuade a la muchacha con una pregunta.

Para Carolina la pregunta hecha por su padre era totalmente incómoda, primero que el señor no es de estar en su casa y segundo que ella sabe que nunca le revelará a nadie sus secretos,  bueno por lo menos no a su madre y al resto de sus hermanos, porque la jovencita Estefania Patricia sabe su secreto y ella pues la quiere ayudar consiguiendo un lugar reconfortante para que ella pueda verse con el chico el cuál la joven Carolina está enamorada, entonces ella sabiendo esto, le dijo a su padre:

—¡Bueno papá que tengo un exámen para mañana y debo estudiar!—Dice fingiendo a su papá.

El padre de la chica la comenzó a mirar fijamente a los ojos y viéndola le dijo:

—¡Pero veo que no sabes mentir!—La acusa.

—¿De qué hablas papá?—Pregunta confundida.

—¡No te hagas hija, tú sabes lo que acabo de decir!—Vuelve acusarla.

Carolina viendo que su padre la estaba acusando de algo que ella no le encontraba explicación le preguntó al hombre:

—¡Papá!, No sé de qué me estás acusando tu pero nunca estás en la casa y cuándo vienes vas a venir cómo si fueras un detective pues déjame decirte que eso no me gusta!—Expresó con cierto desacuerdo mientras reprochaba la actitud de su padre.

—¡Lo siento hija!—Dice arrepentido.

—¡No te preocupes, pero explícame de que hablas para poder entenderte!—Habla diciéndole al señor que no se preocupe por lo que hizo mientras ordena que le explique de lo que habla.

Pero en el momento que esté iba a hablarle a su hija entró el mayor de los hijos del señor y señora Jhonson, José Luis.

—¡Padre bienvenido!—Da la bienvenida a su papá con felicidad.

—¡Gracias hijo!—Agradece.

—¿Cuándo llegó?—Pregunta a su padre la hora de su llegada.

—¡Hace un par de minutos hijo!—Responde diciéndole a su hijo la hora en que llegó.

En ese momento Carolina aprovechó y dijo:

—¡Bueno padre, hermano los dejo debo ir a estudiar!—Dice ella mientras comenzaba a caminar.

—¿Tu estudiar?¡Bueno suerte!—Pregunta José sorprendido mientras le desea suerte a su hermana.

—¡Si tengo que estudiar, gracias por tus deseos!—Dice con exaltación mientras agradece a su hermano por sus deseos.

Una vez que Carolina logró dejar a su papá y a su hermano en la cocina, está salió de la casa y justo en ese preciso momento llegó un joven a la casa:

—¡Hola niña!—Saluda con alegría.

Carolina se quedó viendo fijamente al chico y mientras lo veía con esa mirada tan aterradora, está le preguntó de forma irónica:

—¿Quién eres y a quién buscas?—Persuade al chico con una pregunta qué transmitía ironía y furia a su vez.

Para el joven este tipo de preguntas era algo incómodo así que esté fingió felicidad y respondió:

—¿Se encuentra su hermano Daniel?—Pregunta mientras finge alegría.

—¡No se encuentra!—Responde de mala manera.

—¡Está bien dígale que por aquí estuvo Ignacio!—Expresó de mala manera.

El joven se fué del lugar, una vez Carolina viendo que al fin estaba sola se disponía a irse de su casa, pero en ese momento la joven entró nuevamente a la casa, estando dentro, se dirigió a la sala, encendió el televisor y justo que lo encendía, bajó de su cuarto su hermano Daniel.

—¡Carolina!—Grita el nombre de su hermana.

—¿Qué?—Pregunta de mala manera.

—¿A ti que te pasa eh?—Pregunta sorprendido a su hermana.

—¡Nada! Por ahí vino un joven de nombre Ignacio—Explica a su hermano que no le pasa nada mientras le dice que lo vino a buscar un hombre de nombre Ignacio.

Este inmediatamente termina de bajar y estando ya cerca de su hermana:

—¿Qué le dijiste?—Pregunta Daniel a Carolina.

—¡Pues que tu no estabas!—Responde lo que hizo a su hermano.

—¿Pero qué hiciste?—Pregunta con un poco de alteración.

El joven al saber lo que su hermana le había dicho al chico que lo vino a buscar este comenzó a desesperarse de una manera totalmente extraña, tanto así que le insultó a su hermana.

—¡Estás loca Carolina, muy loca!—La insulta con rabia.

La joven se levantó del sofá, se acercó a su hermano y en el oído le susurró:

—¡Por todo te alteras vas a terminar en un manicomio cálmate!—Le dice en susurro que se calme.

Una vez ella le dijo eso salió de su casa.

Horas después....

La joven Carolina iba caminando por la calle sin tener un rumbo fijo solo caminaba y caminaba y en ese momento ella dijo:

—¡Está será mi nueva zona de confort, sólo que aquí no podrás darme el orgasmo que tanto me encanta pero encontraré una solución!—Expresó contenta.

La joven Carolina estaba súper contenta, ella al fin había creado esa zona de confort que tanto quería tener, sólo que está vez es totalmente diferente a cómo era antes puesto que en pleno público no podrá masturbarse. ¿Qué hará la joven de ahora en adelante? No dejen de leer la historia para descubrirlo.

Mi Diario [1er Libro Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora