Capítulo 11

5.2K 454 24
                                    

Nurbanu

Me estaba preparando para ir con selim como lo hacía todas las noches desde hace 1 mes y si, selim estaba cumpliendo su promesa de no ver a nadie más que no sea yo.

- Nurbanu - canfeda entro a mis apocentos con una cara que no me gustó mucho.

- ¿Paso algo? - pregunté.

- La sultana Mihrimah quiere verte.

- ¿Ahora?

- Si, ahora, rápido.- me apresuró.

No dije nada y solo la seguí por qué yo sabía que la sultana Mihrimah no me llamaría si no fuera importante aunque me pregunto por qué espero hasta la noche, escuché que estaba ocupada, pero aún así pudo haber tenido un tiempo para llamarme.

- Viene a ver a la sultana Mihrimah - dijo canfeda cuando llegamos.

- Puedes pasar.

Entre a los apocentos rápidamente esperando que lo que sea que quiera decirme no tome mucho tiempo por qué en verdad quería ir con selim.

- nurbanu - dijo cuando me vio.

- Sultana - hice una reverencia

- Acércate - me pidió y avance un poco a hacia ella - voy a contarte algo y después de lo que te diga, ir o no ir con mi hermano depende de ti - asenti dudosa - selim está emborrachandoce en sus apocentos - dijo directamente y yo ya quería ponerme de pie e ir a ver si él estaba bien, pero la sultana me detuvo - escuchema primero, siempre hace esto en este día por qué es cuando ejecutaron a nuestro hermano - suspiro - él se siente culpable nurbanu, culpable por no poder proteger a bayaceto y yo también - sonrió con tristeza - pero a diferencia de él yo sé controlarlo - me miró a los ojos - no puedo obligarte a ir a sus apocentos cuando se que posiblemente te trate mal y diga cosas que te duelen, no quise decirte nada, pero eso sería muy egoísta de mi parte, por eso te estoy diciendo esto.

- Sultana...

- Si vas ahora mismo a los apocentos de mi hermano posiblemente diga cosas hirientes para ti y no quiero justificarlo diciendo que es por qué él se siente mal, pero quiero que tú vayas por que quieras ayudarlo y no por qué te sientas obligada - termino de decir y suspiré.

- Sultana, selim es alguien importante para mí, agradezco que me hay contado todo esto, pero iré de todos modos - ella me miró atenta - lo ayudaré - dije segura - ayudaré a selim a entender que él no tuvo la culpa de nada confíe en mí - sonreí.

- Definitivamente le hubieras caído bien a mi madre - sonrió - puedes ir, pero puede que selim no te deje entrar - asentí y me dirigí a la puerta - nurbanu - me llamo antes de poder salir - no te rindas con él por favor.

- No tenía intenciones de hacerlo sultana - sonreí y salí.

- ¿Que fue lo que te dijo la sultana? - preguntó canfeda.

- Vamos a los apocentos de selim.

- ¿Que? Espera - grito cuando vio que comencé a caminar - ¿La sultana Mihrimah está de acuerdo con esto? Nurbanu esto no es ningún juego, es mejor que lo dejes solo por hoy - trato de convencerme.

- No voy a dejarlo solo canfeda, eso me haría igual que las demás mujeres y yo quiero ser especial para él.

- No se trata de ser especial o no nurbanu, esto es más serio, no puedes ir solo por qué quieres probar que eres distinta.

- Ya lo decidí canfeda y espero no te interpongas en mi camino.

- No lo haré, pero piénsalo.

- Muy tarde - murmure cuando ya estabamos frente a los apocentos de selim - quiero ver al sultán - le dije a Ghazanfar.

- Señorita nurbanu, no puede entrar ahora - dijo serio, había estado llamandome "señorita" desde que tengo el nuevo nombre.

- Voy a entrar - afirmé e intente entrar, pero él se interpuso en mi camino - Bien, tu ganas - alcé mis manos en señal de rendimiento.

Me di la vuelta y cunado ví que él comenzó a hablar con otro agas entre a los apocentos sin permiso.

- Nurbanu - lo escuché llamarme, pero yo ya había cerrado la puerta.

- Nurbanu - escuché a selim murmurar, estaba tomado - ¿Que haces aquí? Le dije a Ghazanfar que no quería ver a nadie.

Bueno por lo menos estaba lo suficientemente bien como para querer botarme de sus apocentos.

- Vine a verte - respondí de forma obvia.

Él se levantó y se acercó a mí.

- Vete - rugió.

- No me iré - me cruce de brazos decidida.

- No juegues con tu suerte nurbanu, no eres más que una mujer del harem así que vete y déjame solo - volvió a gritar.

Bien, sus palabras dolieron, pero no tenía que tomarle mucha importancia ahora mismo.

- Selim n..

- Que te vayas, vete, fuera - su grito fue tan fuerte que me hizo cerrar los ojos por un segundo.

No estaba acostumbrada a que él me tratara así, pero yo ya sabía que posiblemente me trataria así, la sultana Mihrimah tambien me lo advirtió.

- No me iré hasta que hablemos.

- Vete - señaló la puerta.

- Ya te lo dije selim, no me iré hasta que me digas por qué estás así.

- ¿Para que quieres saber? - preguntó con una voz extraña - ¿También quieres culparme? Por qué si es así creeme cuando digo que tengo suficiente con culparme a mi mismo así que solo vete.

- Solo quiero saber por qué estás así.

Intenté cariñar su mejilla, pero el la apartó con demasiada fuerza, me dolió, pero no dije nada.

- Si no te vas ahora mandaré a qué te ejecuten nurbanu y no es una broma - dijo serio.

- Ghazanfar - grité y el inmediatamente entro, supongo que pensó que algo me pasaba - el sultán va a ordenar mi ejecución así que escúchalo atentamente - dije sería.

Selim me miró con los ojos muy abiertos, estaba totalmente sorprendido.

- ¿Su majestad? - preguntó Ghazanfar.

- Vamos selim ¿Que esperas? - desafie - solo son 3 palabras "ejecuten a Nurbanu" solo di esas tres palabras y no me verás nunca más frente a ti.

Él apretó la mandíbula y comenzó a respirar agitadamente.

- Vete de aquí Ghazanfar - gritó.

Ghazanfar me miró por un momento, pero al final salió, selim me sorprendió cuando me agarró del brazo y me tiró a la cama, se puso encima de mi y puso su mano sobre mi cuello.

- ¿Por qué? - gritó mientras ponía un poco de presión en su mano - ¿Por qué contigo tiene que ser tan difícil? ¿Por qué simplemente no puedo mandarte a ejecutar? ¿Por qué tiempo de miedo cada vez que existe la posibilidad de no verte más? ¿Porque? - gritó más fuerte.

- Selim - murmure como pude por qué comenzaba a faltarme el aire.

- ¿Por qué no puedo simplemente poner más presión en mi mano y matarte? ¿Por qué me dan ganas de llorar ahora que te veo sufrir? ¿Por qué mi corazón late tan fuerte cuando sonríes? Lo odio, odio sentir esto contigo - siguió gritando.

Me soltó, se levantó y le tiró un golpe al espejo que tenía en su habitación, di un pequeño grito por la impresión, me acerque a él y quise coger su mano para ver su herida, pero no me dejo si quiera acercarme a él.

- Vete - volvió a decir.

Pero yo no me iría, no me iría de aquí hasta que él entienda que no tiene la culpa de lo que pasó con su hermano.

Lo que lograste cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora