Cecilia
- Selim, yo no te voy a culpar de nada - me acerque a él - no te voy a culpar por qué no tienes la culpa de nada de lo que pasó.
- Tú no sabes nada - dijo molesto.
- Lo sé, se que te culpas por la muerte de su hermano bayaceto, pero no pudiste hacer nada, no fue tu responsabilidad, hiciste todo lo que estuvo en tus manos selim.
Me miró sorprendido, supongo que por lo que se.
- Mihrimah - murmuró cuando se dió cuenta por qué sabía todo eso - no tenía por qué decírtelo - dijo un poco más calmado.
- Pero me lo dijo - me acerque a él y está vez no retrocedió - no es tu culpa selim - cariñe su mejilla - no lo es.
- No pude hacer nada por ayudarlo.
- Era algo que estaba fuera de tus manos en ese entonces.
- Mihrimah dice lo mismo - suspiró mientras se sentaba en la cama.
Ya estaba más calmado así que eso era bueno, pero puede ser que se vuelva a alterar
- Déjame ver eso - agarré su mano para revisarla - no deberías hacer cosas tan impulsivamente, pudiste lastimarte más.
- Déjalo así - intento sacar su mano, pero lo retuve.
- Por lo menos déjame limpiar la sangre - me levanté y me dirigí a la puerta - Ghazanfar trae un poco de agua y un pañuelo - él me miró raro, pero asintio.
- Toma - después de un rato trajo lo que pedí.
- Gracias.
Entre a los apocentos y selim estaba ahí, parecía perdido en sus pensamientos.
- ¿Piensas en tu hermano? - pregunté mientras me acercaba a él.
- Normalmente estaría emborrachandome hasta perder el conocimiento.
- No dejaré que hagas eso selim.
Comencé a curar su herida con cuidado, no se quejo para nada.
- ¿Por qué sigues aquí?
- Por qué me importas selim y por qué a mí también me duele el corazón cuando pienso en que estás culpandete a ti mismo por algo en lo que no tienes culpa alguna.
- ¿Te importo? - soltó una pequeña risa burlona - a la mayoría le importa el poder que puedo darle.
- No me interesa eso.
- Ya lo creo.
Nos quedamos en silencio el resto de tiempo que termine de curarlo.
- ¿Estarás conmigo siempre que tenga estos ataques? - preguntó mientras me acomodaba en su regazo.
- Estaré contigo - aseguré.
- Si alguna vez quieres irte, te encerrare en una habitacion y no saldrás de ahí nunca - escondió su rostro en la curva de mi cuello.
- No me iré ya te lo dije selim, no es necesario que epienses en encerrarme - dije divertida.
- Solo fue un aviso de lo que haría, si alguna vez quieres irte de mi lado.
- Confía en mi, nunca me iré - sonreí.
- Entonces nunca te encerrare - dijo divertido.
- Me dirás ¿Por qué te emborrachas? - pregunté cautelosa, no quería que él se vuelve a poner agresivo.
- Cuando bayaceto aún vivía, él y yo no éramos los hermanos más unidos, pero era mi hermano y le quería aunque aveces sea un idiota - podía sentir sus labios cubarse en una sonrisa, pero no podía verlo - mi madre quería que todos sus hijos estuvieran bien y cuando ella se fue yo quise cumplir su deseo aunque solo quedábamos 3, quería cuidar de bayaceto como nunca lo hice, supongo que nunca fui bueno para cuidar por qué no pude impedir que mi padre ejecutar a mi hermano.
Él estaba llorando, podía sentir algo húmedo en mi cuello, pero no le obligue a verme, quería que fuera él quien me permitiera verlo.
- Entonces ¿Fue tu padre?
- Fue él, pero yo no pude protegerlo, matar a tus hermanos en ese entonces era algo normal por el trono, era una ley para evitar revoluciones ahora yo elimine esa ley, si alguna vez tengo hijos, no quiero que se maten entre si solo por un trono.
- Entiendo - murmure mientras acariciaba su cabello.
- Eres la primera persona a la que le cuento esto - dijo mientras sacaba su cabeza de mi cuello para verme.
Sus ojos estaban un poco húmedos, los limpie con mi pulgar.
- No se lo diré a nadie selim, este será un secreto de nosotros - puse un dedo en mis labios y le guiñe un ojo sonriente.
- Aveces pienso que eres más como una niña - dijo riendo.
- Está niña puede hacer cosas muy interesantes - dije coquetamente.
- Oh creeme que lo sé.
- La sultana Mihrimah estaba preocupada por ti - le conté.
- Lo sé, intente salir de esto por ella, pero no tuve la suficiente fuerza de voluntad y no la culpo por no venir a verme y tratar de calmarme, se que ella también se siente mal y extraña a nuestro hermano.
- ¿Cómo era él? - pregunté.
- Era un idiota la mayoría del tiempo, pero era una buen hermano.
- Entiendo, supongo que no pude conocerlo.
- Tiene hijas - murmuro - ellas están casadas y con hijos - sonrió con tristeza - no pude hacer nada por sus hijos y por él, pero me asegure de que sus hijas sean felices.
- Estoy segura que él te lo agradece mucho.
- Son mis sobrinas después de todo.
- Por cierto, escuché que la sultana Mihrimah tiene hijos, pero yo no los he visto.
- Su hija está casada al igual que su hijo - explicó.
- Entonces ¿Vienen a verla?
- Si, al igual que las hijas de bayaceto de hecho ellas llegan en unos días.
- Entonces ¿Podré conocerlas? - pregunté.
- Claro - sonrió.
Había logrado calmar a selim y esperaba poder haber logrado hacerlo entender que no tiene la culpa de nada aunque no parece ser asi, él aún se culpa, pero yo estaría ahí con él para que entienda que no tiene la culpa.
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Lo que lograste cambiar
Short StoryUn emperador dominante y una exclava indominable ¿Que pasará?