Selim
Había ido dónde Mihrimah para preguntarle sobre las cosas que no recuerdo, no me quiso decir nada, solo me dijo que fue lo que me pasó y cuando le pregunté sobre Nurbanu dijo que era mejor que yo lo hablara con Nurbanu por qué eso nos correspondía a los dos.
Realmente no quería acercarme mucho a esa mujer por qué me hacía sentir sensaciones extrañas, pero de verdad quería saber quién era ella y por qué siempre sentía la necesidad de estar cerca de ella.
Cuando llegue a sus apocentos pensé en un poco en si entrar o no, pero al final me decidí por entrar.
Me pareció raro no verla a penas entre, pero cuando mire hacia su cama, ella está ahí, estaba de espaldas, mi cuerpo se movió por si solo y me fui acercando a ella.
Cuando estuve lo suficientemente cerca pude ver qué a su lado había una niña, una pequeña niña, era muy hermosa, quizás era por qué se parecía demasiado a nurbanu.
"La pequeña sultana"
Aquellas palabras se volvieron a repetir en mi mente, ahora comenzaba a tener sentido esa pequeña frase, la pequeña sultana.
¿Quizás sea ella?
Esto solo traía más preguntas, me acerque a ella y puse una mano en su hombro, sentí una pequeña corriente recorrer mi cuerpo cuando la toque, pero preferí ignorarlo.
- Nurbanu.
Mi voz salió tan suave y delicada que me sorprendí yo mismo, tan solo dije su nombre ¿Como es posible que hable de esa manera?
Ella no se levantó tan solo se removió un poco buscando acomodarse, al momento de moverse un mechón de su cabello cayó sobre su cara, mi mano se movió hacia su rostro y quite ese pequeño mechón, sin querer roce uno de mis dedos en su cara y luego por sus labios, ella era hermosa y nadie podía poner en duda eso, ni si quiera yo.
La pequeña bebé se comenzó a mover y arrugó su carita como si estuviera molesta o incómoda, me di cuenta que quería llorar y rápidamente la cargue para evitar que despertara a nurbanu, eso también fue un impulso y no sé porque lo hice.
La bebé abrió sus ojos y cuando me vio sonrió, era la niña mas hermosa que yo había visto, supongo que es algo normal cuando se parece a nurbanu.
- No llores - pedí aunque ya no veía intenciones de llorar - nurbanu está durmiendo, no la despiertes.
Ella sonrió mucho más, parecía divertida con esta situación y yo me preguntaba si es que ella podía entender lo que yo le decía.
- ¿Selim? - escuché un murmuró detrás mío.
Voltee lentamente y pude ver a una nurbanu recién levantada mientras se frotaba uno de los ojos como si fuera una niña, por alguna razón tan solo me dieron ganas de ir hasta donde estaba ella para acomodar sus cabellos, acariciar su rostro y darle un beso en la frente.
- ¿Selim? - volvió a llamarme sacándome de mis pensamientos.
- Buenos días - dije.
Ella soltó una pequeña risa.
- Me alegra que me saludes, pero es buenas noches.
Me señaló el balcón que había en su habitación donde claramente se veía el cielo en tonos oscuros, lo que indicaba que ya era de noche.
- Buenas noches - dije
- Buenas noches selim - respondió con una sonrisa.
Volví a perderme en mis pensamientos mientras la veía sonreírme de esa manera tan única, quería esa sonrisa solo para mí, pero sabía que no podía.
- Yo vine a hablar contigo sobre lo que pasó antes del pequeño incidente que tuve - comenté.
Su sonrisa se borró de inmediato y se convirtió en una mueca triste.
Me molestaba ver ese tipo de gestos en su rostro.
- Entiendo, llamaré a la señorita Fakria para que se lleva a gözed y podamos hablar con tranquilidad.
Se levantó y salió de los apocentos, me quedé ahí parado aún con la niña en brazos, creo que nadie sé atrevía a dejarme solo en una habitación, pero supongo que ella si puede hacerlo porque su actitud no me molestó para nada, de hecho me gustó.
- Esperemos un rato, ya está en camino - dijo cuando entró a la habitación.
- Está bien - respondí con simpleza.
Ella no dijo nada, tan solo se dirigió a la cama y se sentó ahí, supongo que a esperar a que vinieran por la bebé.
- Su Majestad, Sultana.
Fakria entro en los apocentos y fue ahí donde recién me pregunté por qué ella estaba aquí, sabía quién era por qué sirvió a mi madre, pero se supone que ella se había ido.
- ¿Fakria? - dije confundido - ¿Que es lo que haces aquí? - pregunté.
Ella suspiró como si quisiera calmarse a si misma y no entendia porque.
- Usted me mandó a llamar su majestad, me trajo aquí para cuidar a la sultana Nurbanu durante su embarazo, el cual fue delicado ¿Tampoco recuerda eso? - preguntó con ironía.
¿Por qué sentía que a ella le molestaba demasiado que no recordara nada?
- No lo recuerdo - confirme - pero por eso he venido aquí - mire a nurbanu - por respuestas.
- Si no hubiera olvidado nada, no tendría que buscar respuestas - dijo mientras se acercaba a mi y me quitaba a la bebé - con su permiso me retiro.
Salió de los apocentos lo más rápido que pudo.
- ¿Por qué siento que está demasiada molesta conmigo? - pregunté.
- Por qué lo está.
Fue lo único que respondió por qué después de quedó callada.
- ¿Quien eres? - pregunté.
Me miró por unos segundas atentamente, creo que esperaba que yo recordara, pero no pude, no recuerdo quien es ella y que era para mí.
- Nurbanu - dió una pequeña sonrisa - fue el nombre que me diste, soy la sultana Nurbanu, tu esposa.
Bien, estaba completamente seguro que esta sería una conversación muy larga, pero quería saberla, quería saber cómo es que esta mujer de cabellos negros y ojos oscuros logro que yo la haga mi esposa, quería saber cómo fue nuestro primer encuentro, quería saber todo lo que vivimos juntos y no importaba si es que esa historia dura años, de igual manera la escucharía.
¿No dijiste que ibas a alejarte de ella?
Esa voz en mi cabeza resonó haciendo recordar las palabras que había dicho.
Quería hacerlo, de verdad que quería alejarme de ella, pero por alguna razón sentía que no importa que tanto intente alejarme, siempre terminaré a su lado y estaba seguro de eso.
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Lo que lograste cambiar
Short StoryUn emperador dominante y una exclava indominable ¿Que pasará?