Nurbanu
Hoy me sentía tranquila, aunque selim y yo habíamos hablado ayer, eso no quería decir que yo lo perdonara, vino a verme hoy en la mañana, está vez no lo ignore, pero tampoco lo trate como lo hacía antes, él no se quejo por qué después de todo yo había sido clara en que yo tardaría en volver a ser la misma de antes de hecho parecía contento de que al menos ya no lo haya ignorado.
- Nurbanu - Dilsha entro a mis apocentos interrumpiendo mi lectura y mi paz.
Entrar de esa manera se le había hecho costumbre y no me agradaba para nada.
- No deberías entrar de esa manera Dilsha, puede ser que algún día te caiga un libro si es que sigues entrando así - sonreí inocente.
- ¿Es una amenaza? - preguntó.
- No, los accidentes pasan Dilsha, puede que esté enojada cualquier día, tire un libro del enojo y por pura casualidad tú estés cruzando mi puerta.
Ella no respondió simplemente sonrió.
- Escuché que no has estado yendo a ver al sultán ¿Te molesto mucho que pasará la noche con él? Yo te lo había dicho nurbanu, no importa que tanto tiempo pases con él, yo siempre seré su favorita por qué soy la que ha estado con él durante mucho tiempo - dijo burlonamente.
- Espero que lo hayas disfrutado mucho el tiempo que pasaste con él y aquella noche también por qué no volverás a pisar esos apocentos y tampoco pasarás tiempo con selim - dije sería.
- ¿Sabes? Hablamos sobre tener un pequeño príncipe, él se negó creo que él no quiere tener aún una familia, pero yo estaré disponible para cuando él quiera tener una familia - sonrió.
¿No quería tener una familia? Si supiera que yo estoy embarazada y que selim por poco y salta de la emoción cuando se lo dije, selim ya había dado la noticia a todos, pero Dilsha está demasiado ocupada en ella misma como para darse cuenta de lo que pasa en su alrededor.
- ¿No lo sabes? - pregunté sorprendida.
- ¿Saber que? - preguntó bruscamente.
- Estoy embarazada, deberías felicitarme - sonreí.
Su cara se descompuso en un segundo, pero al parecer algo le molestó mas que mi embarazo.
- ¿Por qué lo tienes? - dijo molesta.
¿A qué se refería? Seguí su mirada y caía directo en el anillo que selim me regaló ayer.
- Es muy hermoso ¿Verdad? - pregunté.
- Lo robaste - aseguró.
- ¿Por qué haría eso? - pregunté divertida.
- Él no deja que nadie los toque, si tan solo logras verlo, eso ya es algo importante ¿Cómo es que lo tienes? Debes haberlo robado - acusó de nuevo.
¿No dejaba que nadie lo tocara? Entonces no mintió, parece que a Dilsha le molesta mucho que yo lo tenga.
- Me lo regaló - dije con simpleza, no tenía por qué darle explicaciones, pero quería molestarla.
- Estás mintiendo - dijo segura - él jamás regalaría eso, ni si quiera a su hermana ¿Por qué te lo daría? - preguntó molesta.
- Si creer eso te hace sentir mejor, adelante, pero eso no quiere decir que lo que yo diga sea una mentira.
- Mientes - se acercó a mí de forma brusca, por instinto me levanté de donde estaba sentada - él jamás podría regalarte eso y si alguna vez hubiera decidido regalarlo, yo debería ser quien lo llevará, así que dámelo.
Intento agarrarme, pero rápidamente la esquivé y me puse detrás de ella.
- No tengo por qué darte nada - le dije molesta - ahora vete de mis apocentos - señalé la puerta.
Tenía que tener cuidado con ella, ya no se trataba solo de mi, tenía una vida dentro de mi y la iba a cuidar.
- No me iré hasta que me des lo que es mío - gritó molesta.
Se acercó a mí rápidamente, por instinto retrocedi buscando que no me atrapara, pero no mire detras mío y choque contra algo, lo que provocó que me cayera, di un grito de dolor cuando sentí mi vientre dolor.
- ¿Que está pasando? - canfeda entro a los apocentos y cuando me miró se notó completamente asustada - oh por ala nurbanu - muro a Dilsha - no te quedes hay parada, llama a una doctora ¿O quieres que el sultán te ejecute después de esto? - grito molesta.
Dilsha negó rápidamente y salió de los apocentos.
- Me duele - me queje mientras agarraba mi vientre.
- Tranquila, respira, no te alteres por favor, ven vamos a llevarte a tu cama.
Se acercó a mí y con ayuda me levanté, pero no podía caminar, me dolía demasiado.
- No puedo - dije.
- Nurbanu...
- Señorita canfeda - la doctora entro en los apocentos.
- Revísela rápido - grito canfeda - ayúdeme a llevarla a la cama.
La doctora asintio y se acercó rápidamente a mi, entre ambas lograron llevarme a la cama.
- Oh por ala - murmuro preocupada - salga de los apocentos por favor - le pidió a canfeda - tiene que avisarle al sultán por qué no estoy segura de lo que pueda pasar.
Canfeda se notaba asustada y si yo fuera ella también lo estaría por qué selim molesto no es algo que alguien quiera ver, tengo miedo de que en un arranque de ira mandé a ejecutar a canfeda tan solo por esto, selim es capaz de eso y más, canfeda es una de las personas en las que puedo confiar, no quiero perder a alguien así.
No tuve mucho tiempo de preocuparme en eso cuendo otro dolor atravesó mi cuerpo, decir que tenía miedo, era poco por qué me sentía más que asustada de que le pasara algo a mi bebé.
Rogaba que este bien y no le pase nada, no se que haría si algo llegara a pasarle a mi bebé, posiblemente no me recupere de eso y caiga en una profunda tristeza, no conozco a esta vida que tengo dentro de mi, pero la amo más que a mi propia vida.
ESTÁS LEYENDO
Lo que lograste cambiar
Short StoryUn emperador dominante y una exclava indominable ¿Que pasará?