Nurbanu
Ahora soy la esposa del sultán selim.
Haseki nurbanu sultán, ese era mi título, mentiría si dijera que no estaba contenta con aquel título, no era solo por qué ahora tengo autoridad por aquel título, era por qué eso comprobaba que la única mujer que selim ama, soy yo y que nadie más podría tener el título de "esposa" ni si quiera tendrían oportunidad de estar con él.
- Ahora si puedo llamarme mi esposa - selim sonrió enormemente mientras se acercaba a mi, ambos estábamos en sus apocentos.
- Puedes - aseguré.
- Estoy muy feliz con todo esto nurbanu, realmente agradezco que hayas llegado a mi vida - acaricio mi mejilla - probablemente hubiera estado perdido si es que no llegabas tú a mi vida para darme estabilidad.
Aún no podía creer que el sultán que es llamado el más cruel sea como un niño conmigo y sea tan sentimental, no diría que no me gusta por eso sería una mentira, de hecho, me encanta como se comporta conmigo y si algún día deja de portarse así conmigo posiblemente me afecte demasiado, aunque él no lo sabía.
- Bueno tienes suerte de tenerme - sonríe.
Él agrando más su sonrisa.
- Me tienes a tus pies - murmuró acercándose a mi rostro - te amo - dijo mirandome a los ojos y se acercó a mí para darme un beso.
Esto era tan confortante, nunca lo diría, pero para mí tener a selim era reconfortante, me había acostumbrado demasiado a él, a como me trataba, como me consentía, como me hablaba, a todo lo que tenga que ver con él, lo amo y es algo que ya no puedo negar, aunque nunca tuve la intención de hacerlo realmente.
Comenzó a quitarme el vestido y no puse resistencia alguna, nunca lo había echo por qué realmente me gustaba estar con selim y cuando estuve molesta con él, no intento nada conmigo por qué sabía su error, eso fue algo que también me gustaba de selim, le importaba mi opinión, sigue siendo un estúpido, pero es un estúpido que me escucha.
Su boca bajo a mi cuello cuando me quito el vestido por completo, dió un beso húmedo que hizo que mi cuerpo se estremeciera, él ya sabía perfectamente dónde tocar para hacerme caer en sus brazos, era tan perfecto en esto que nunca me cansaría.
- Hueles tan bien como siempre - murmuró en mi cuello aún.
Me acomodo en la cama, pero siguió con la cara en mi cuello, era algo que le gustaba, no entendía por qué, pero no me quejaba por qué a mí también me gustaba eso.
Sus manos tocaron todo mi cuerpo, pero se detuvieron en una de mis pechos en dónde dió un fuerte apretón que me hizo gemir.
- Es el mejor sonido que he escuchado en toda mi vida - dijo mientras quitaba su cara de mi cuello y me daba un beso necesitado.
Deje de besarme solo para bajar a mis pechos, no entendía como es que podía ser tan bueno en esto.
Me sorprendió cuando me dió la vuelta rápidamente haciendo que yo quedará encima de él.
Ambos no teníamos ropa así que no dude en acomodarme yo misma para tenerlo dentro de mi, sabía que a él no le molestaría y lo comprobé cuando pude ver su satisfacción en el rostro, comencé a moverme, primero con delicadeza y fui subiendo, ya sabía exactamente qué hacer, selim no era el único que sabía cómo satisfacer al otro.
- Nurbanu espera - pidió, pero su voz no parecía querer que verdaderamente me detuviera así que simplemente seguir - nurbanu - volvió a decir.
En realidad creo que no quería que me detuviera, él podría fácilmente poner sus manos en mi cintura y detenerme, pero lo único que hace es apretar en puños las sábanas.
- Si quieres que me detenga hazlo tú - rete con un gemido.
Comencé a sentir un cosquilleo en mi vientre y supe que estaba cerca osea que incluso si selim intenta detenerme, no lo haré, definitivamente no lo haré.
Sentí mi liberación, selim me agarró de las caderas y hundió sus dedos mientras se venía dentro de mi, la sensación de sentirme llena era tan satisfactorio, simplemente me encantaba y al parecer a él también.
Caí sobre su pecho cansada, pero al parecer selim no tenía intenciones de detenerse por qué me dió la vuelta dejándome sobre la cama, siempre hacia los mismo, pero aún no me acostumbraba a su ritmo.
- Tan hermosa - murmuró - me encanta hacer esto por qué siempre que terminas cansada, algunos cabellos se pegan a tu hermoso rostro - acaricio mi mejilla haciendo que unos cabellos que tenía pegados por el sudor se quitarán - te hacen ver mucho más hermosa de lo que eres - sonrió.
Solo pude sonreírle, no era bueno halagando, pero él siempre se encargaba de recordarme lo hermosa que era y lo afortunado que se siente por tenerme a su lado.
Todo comienza a estar bien, espero que no haya nada que lo arruine, Valeria ya no estaba en este palacio, intento algo con selim de nuevo, esa vez si se volvió furioso y la expulsó del palacio sin ningún tipo de ayuda, no refute ni dije nada por qué no me interesaba realmente.
Todo era tranquilidad por el momento, pero sabía que no me podía confiar del todo, la sultana Mihrimah me había dicho que en este palacio siempre llegan enemigos nuevos, así que tengo que estar atenta, no había manera de que yo saliera de este palacio, ni tenía intenciones de hacerlo así que me encargaré de todas las personas que se pongan en mi camino.
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Lo que lograste cambiar
Short StoryUn emperador dominante y una exclava indominable ¿Que pasará?