Selim
- Esto es injusto y lo sabes - gritó Mihrimah por quinta vez.
- Mihrimah n...
- No selim - me detuvo - está vez, me vas a escuchar.
Ella se notaba realmente seria y enfadada, eso quería decir que realmente me diría todo y quizás más de lo que quisiera escuchar.
- Se acabó selim, tienes que parar esto, deje que enviaras a nurbanu a otro palacio porque de verdad crei que solo querías espacio para pensar mejor las cosas, pero ha pasado un mes selim, un mes - volvió a decir completamente exaltada.
¿Porqué actuaba de esa manera?
- No se por que pensaste que solo era un capricho, todo está mejor así, tome una buena decisión.
- No, sabes que no - dijo molesta - aunque no lo quieras aceptar, extrañas a nurbanu.
- No se de donde sacas eso, nunca di motivos para que alguien pensara eso - aseguré.
- Miro como tratas a gözed, la adoras y es por la simple razón de que se parece a nurbanu mucho más de lo que quisieras - se acercó a mí - ¿Crees que no te he escuchado como susurras el nombre de nurbanu cada ves que le acaricias la mejilla? Aceptalo, la extrañas, pero eres tan orgulloso que no quieres aceptar que te equivocaste al mandar a nurbanu a otra palacio y eso hermano te costará caro, se que muy en el fondo de ti sabes que eso es verdad.
- No me equivoqué y no tengo idea de lo que hablas, adoro a gözed por la simple razón de que es mi única hija.
- No, no - dijo molesta - hermano, esto no solo te está matando a ti, tú tienes a gözed, pero nurbanu no tiene a nadie, está en ese palacio sola, un palacio del cual no sabía nada hasta que la enviaste ahí.
Cuando dijo esas palabras fue cuando realmente me interesó lo que dijo, necesitaba saber cómo estaba ella aunque no lo aceptara, realmente me interesaba su bienestar, pero aún no entendía el por qué.
- La estás destruyendo - dijo triste - se que quieres saber de ella, pero ni si quiera te atreves a pedir a alguien que te informe de su estado y todo esto es por tu orgullo selim.
Otra vez me quedé callado, ella comenzaba a desviarse del tema, lo que yo realmente quería saber era a qué se refería con que la estaba destruyendo ¿Ella estaba mal?
- ¿Que quieres decir con destruyendo? - me atreví a preguntar.
Ella sonrió con ironía y me miró como si fuera la persona mas estúpida que ha existido en este mundo.
Sultán estúpido
Una voz resonó en mi mente junto con ese sobrenombre, una voz llena de vida y al mismo tiempo de desafío, pero por mucho que lo intente, no pude reconocer la voz que lo dijo.
- ¿Que esperabas? - Mihrimah me saco de mis pensamientos - la alejaste selim, la alejaste de ti, el hombre que ama y la alejaste de su hija ¿Esperas que ella esté feliz de la vida en un lugar el cual no conocía? Prácticamente es como si la estuvieras condenando a vivir dos veces lo que vivió cuando llegó aquí, la condenaste a perder por segunda vez su hogar, un hogar el cual contruyó por ti - me señaló - te dió una familia, te dió una pequeña vida a la que cuidar, te dió alegría, te dió su vida, te perdono cuando la lastimaste por tus estupideces, te dió una oportunidad aún sabiendo que existía la posibilidad de la siguieras lastimando una y otra vez, pero tú tan solo le arrebatas las cosas.
- Ella debería estar feliz, tiene las mejores cosas ahí, me encargue de que nada le faltará y que tuviera las cosas en montones - aseguré.
Mihrimah se acercó mucho más enfada a mi y con uno de sus dedos hizo toques a un costado de mi cabeza.
- Tienes tan poco cerebro que aún no entiendes que a ella no le interesan esas cosas - se separó de mi molesta - por alá selim, me cansé de repetirlo una y otra vez, te arrepentirás de esto, será la última vez que te lo digo.
- Espero que sea así porque realmente ya me cansé de escucharlo - dije de forma fría, mucha más fría de lo que quise que fuera.
Ella suspiró y negó con la cabeza, levanto la mirada y en sus ojos no había más que decepción hacía a mi.
- Ella aún espera que la llames, que le digas que todo fue un error, que la salves de ese lugar el cual se convirtió en un calabozo para ella, no es feliz selim - sonrió con tristeza - sus ojos dejaron de brillar, ese brillo de alguna vez te enamoró, ahora desapareció y es por ti, la chica risueña y de cabellos negros murió el día en el que decidiste alejarla de tí y de su hija.
- Mihrimah...
- No - me detuvo - no necesito que me digas nada más y yo tampoco quiero decir nada más.
Se dió la vuelto y se dirigió a la puerta, pero antes de salir volteo ligeramente su cabeza hacia mi dirección.
- Ella aún espera que la salves del sufrimiento que tú mismo le causaste, ella aún cree en ti después de todo.
Fueron sus últimas palabras antes de salir.
Sus palabras influyeron demasiado en mi, traer a nurbanu sería retractarme de todo y aceptar que quizás me confundí en esa decisión, no debería hacer eso, quizás Mihrimah solo este exagerando las cosas y no sea verdad, podía asegurar eso.
Quizás podría traer a nurbanu para que vea a gözed, quizás debería hacer eso, pero claramente luego se iría del palacio de nuevo.
Si, eso es lo que haría, traería a nurbanu a este palacio solo para que vea a gözed, ella también necesita de su madre.
También lo haces por verla, acéptalo de una vez y deja de ser tan testarudo.
Esa voz en mi mente hablo, era la misma voz que me repetía constantemente que me arrepentiría de todas las decisiones que tome y de todas las palabras que dije desde el momento en el que abrí los ojos, sin embargo, yo seguía sin escucharla y así se quedaria, no necesito esos consejos.
Solo traería a nurbanu por el bien de gözed, solo era eso, tan solo hacia esto por mi hija, nada más.
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Lo que lograste cambiar
Short StoryUn emperador dominante y una exclava indominable ¿Que pasará?