Palacio Real, Infernia: GarelLa vida no es justa...
Más de una vez he perdido a la persona que amo, la persona más importante para mí, mi luz, aquel ser maravilloso que le da un sentido a mi existencia. Ya una vez entendí lo que es no poder vivir sin esa persona y ahora forzosamente me tocó entender cómo hacerlo, de nuevo.
Yo que soy un demonio, soy capaz de sentir amor solo por ese ser.
Esta vez había tomado mis previsiones, al momento de su muerte su alma renacería como un demonio y viviría una eternidad a mi lado, pero nada de lo que hice fue suficiente.
Su alma no renació...
No se convirtió en un nuevo demonio, su alma sólo desapareció; la busqué, si pudiera rogarle a alguien lo haría, si pudiera pedir a algún dios lo haría, cualquier cosa con tal de que me regresen a mi amada.
Daría todo por tenerla de vuelta, ella y solo ella es lo único que me importa.
Por favor, alguien, quien sea, dígame que puedo hacer y lo hago sin dudar. Vivo en un suplicio, siento que muero lentamente y sin poder terminar de morir, mi inmortalidad vuelve a ser una cruel condena.
Siempre ha sido así, mi amada se me escapa como agua entre mis dedos dejando atrás solo recuerdos dulces que se clavan en mi pecho como una espada.
La veo mientras sueño despierto, alucino, escucho su risa mientras corre en un campo de flores con el viento jugando con los mechones de su cabello. Me he perdido en mis recuerdos añorando su aroma, extrañando su piel, deseando tenerla, tocarla; imagino sus ojos, azules, claros, hermosos y puros, de una belleza sublime y la dulce miel de sus labios que me eleva de mi infierno, me lleva de vuelta al cielo, su cuerpo es mi vicio y mi adicción, su esencia misma, es lo que me mantiene unido a esta vida, sin ella soy solo un caparazón vacío, mi existencia no vale nada, no significa nada, es la carencia absoluta de sentido, sufro una incansable agonía, si pudiera llorar lo haría, el dolor se retuerce dentro de mí y no encuentro una manera sana o insana de aliviarlo.
10 años han pasado desde su partida y para mí fue como si el tiempo se volviera eterno, veo los minutos, siento el pasar tortuoso de cada segundo y yo aquí detenido, como el portador eterno de un reloj quebrado, el tiempo en mí no hace efecto, nada cambia.
Pero si la vida no me la devuelve yo la recuperare, esta es mi decisión más firme, aunque me avergüenza admitir que aun no se como lo haré aun así no hay dudas en mi mente. Desafiaré todo y a todos pero la tendré de vuelta.
Dejó escapar un suspiro, ella me hizo prometerle que si algo salía mal yo continuaría con mi vida, que la atesoraría como un fugaz pero muy lindo recuerdo y seguiría adelante.
Palabras vacías, no se como seguir adelante...
En lugar de eso suelo preguntarme ¿Por qué no me quedo a vivir en el mundo de los sueños donde un "tú y yo" sea posible, donde tu existencia pueda ser todo mi mundo y mi existencia pueda ser tu único universo real... Claris?.
En cambio prefiero vivir en esta realidad, pretendiendo ser algo que no quiero ser, fingiendo desde las bases de una personalidad que no existe, construyendo mi propia ruina, forjando mis propias cadenas. Este es mi castigo por no creer o por creer demasiado en algo que no puede ser. No es pedir demasiados, no es ser demasiado egoísta, sólo le pedía a la vida que me permitiera ser feliz junto a la persona que amo. ¿Acaso eso era pedir demasiado?.
Mi monólogo interno se detiene súbitamente.
En la millonésima parte de lo que dura un segundo, me levanto de mi trono donde había estado divagando perdido en mis pensamientos desde quien sabe hace cuánto tiempo.
Camino inquieto en la sala del trono, una fuerza monstruosa, profunda y antigua intenta oprimir mi energía, puedo sentir como lo que sea que emite esa poderosa energía quiere devorarme, un poder opuesto al mío, puro e infinito intenta tragarme. Al sentirme amenazado, liberó una gran cantidad de poder para proteger mi cuerpo, esa extraña energía me rodea en forma de una resplandeciente luz blanca.
Por un momento todo se vuelve blanco hasta mi conciencia, no creo que haya sido más de un segundo pero de repente ya no estoy en la sala del trono, no sé dónde estoy, todo a mi alrededor es del color blanco más puro, pulcro. Pero al menos ahora la luz no me está cegando, me siento desorientado, creo que mareado si es que eso es posible.
Y por primera vez desde que estoy en ese lugar una bocanada de aire llega a mis pulmones solo para quemarme desde dentro, el olor me resulta aterradoramente familiar, mi vista se vuelve algo borrosa, me siento débil, tiemblo de forma involuntaria; mis fuerzas y mis poderes de forma traicionera me abandonan.
Un crujido acompañado de un punzante dolor hace que abra los ojos de sobremanera, bajo la mirada hasta mi pecho, allí una mano ensangrentada atravesada desde mi espalda sobresale en mi pecho, la mano empuña mi corazón que segundos antes estaba en mi pecho. No logro moverme, estoy completamente paralizado.
Gotas de sangre salpican el blanco puro de la habitación y la mano es retirada con violencia de mi pecho a la velocidad de un rayo mientras se lleva con ella mi corazón, caigo de rodillas, sospecho que en un pozo de mi propia sangre bajo mis pies. El olor del rojo líquido se mezcla en una espiral con el olor de mi agresor, se quién es, pero no logro decir nada, ni una solo palabra es capaz de salir de mi boca, la sorpresa, el terror absoluto y el dolor, un dolor muy diferente al dolor físico acaba de aplastar mi alma.
Poco a poco mis sentidos se pierden sumidos en una oscuridad infinita, lo último que logro escuchar son sus pasos al alejarse de mí, ahí de rodilla en esa habitación vacía, mi conciencia abandona mi cuerpo sin siquiera haber cerrado los ojos, no logro creer quién es, ¿por qué?.
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Bienvenid@s a esta historia, te aseguro que has llegado al lugar indicado. Un mundo donde ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos.
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Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]
ФэнтезиGemma ha estado viviendo de forma despreocupada e irresponsable los últimos 10 años en el mundo demoníaco. Pero ahora, las cosas están a punto de cambiar, el Rey de los demonios ha desaparecido sin dejar rastro y ella, la siguiente en la línea de su...