Narra: David
Noche del novilunio
La noche llegó demasiado pronto, el sol descendió a su ocaso como si estuviera siendo perseguido.
Ya el día que era de por sí inusual, todos uniformados con las prendas que habían confeccionado las brujas, todos en el campamento muy alerta, se tornó más extraño, más escalofriante.
No pasó ni un minuto después de que el último rayo de luz del sol se desvaneciera cuando Gemma apareció justo en medio del campamento y por una razón que desconozco todos los músculos de mi cuerpo se tensaron y un escalofrío me recorrió entero.
—Ya vienen —pronuncio ella.
Todos cesaron sus actividades y voltearon a verla.
—Los demonios están viniendo en esta dirección a gran velocidad —dice Gemma, y la calma en sus palabras no demuestra la gravedad de lo que está diciendo.
Es Josette quien corre hasta ella e intercambia algunos susurros antes de ponerse a dar órdenes a todos. Más o menos escucho cuando le ordena a la bruja de cabello rojo opaco que hasta ese momento estaba un par de pasos por detrás de ella que informe de la situación a todos los aquelarres.
La bruja se aleja un poco de la multitud para dibujar unas runas mágicas en el suelo y un portal se abre sobre los símbolos, estoy seguro de que acaba de romper al menos un par de leyes físicas. La bruja cruza el portal y este desaparece al igual que ella.
El campamento pasa del silencio sepulcral al bullicio ensordecedor mientras todos se alistan, una pila de papeles y mapas son incinerados en la hoguera central.
—¿Qué está pasando? —me pregunta Tania por tercera vez en menos de un minuto.
—Las cosas van mal... —digo sin voltear a verla, pues mi vista descansa en Gemma, quien permanece impasible en medio del campamento como si de pronto se hubiese convertido en una verdadera estatua de mármol.
—¿Qué es todo? ¿Qué está pasando? —inquiere Tania, agitando mi brazo para sacarme de mi embelesamiento.
—Todo es todo, estas son las llaves de mi camioneta —digo poniendo las llaves en su mano y haciendo que su mano se cierre alrededor de las llaves —Ve a casa lo más rápido que puedas y enciérrate en el sótano —la empujo con repentina urgencia hasta el estacionamiento frontal de la mansión.
—¿David, qué demonios está pasando? —dice Tania soltándose de mi agarre y dándome un manotazo para dejar un espacio vacío entre nosotros.
—Precisamente eso, demonios y brujas, una invasión... —suelto todo demasiado rápido —Tienes que salir de aquí, ellos vienen en camino —ya ni sé qué estoy diciendo, pero agarro a Tania de la mano y corro hasta la camioneta, la obligó a sentarse en el asiento del conductor.
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Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]
FantasíaGemma ha estado viviendo de forma despreocupada e irresponsable los últimos 10 años en el mundo demoníaco. Pero ahora, las cosas están a punto de cambiar, el Rey de los demonios ha desaparecido sin dejar rastro y ella, la siguiente en la línea de su...