Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]

👑 Capítulo: 47⚔️

Narra Gemma

Día antes del novilunio. Esa tarde.

Me aferro con fuerza a la mano de David, él al principio mostraba un poco de incomodidad con mi idea pero a medida que pasan los minutos está más conforme.

El hilo dorado invisible e intangible para todos, baila entre nosotros.

—¿Qué tal si entramos ahí? —pregunto con demasiado entusiasmo.

Mi tiempo en el mundo humano me ha enseñado una cosa muy importante, me gustan los helados.

Comimos juntos un helado gigante, luego paseamos por las calles más comerciales a un par de cuadras de la sede de la Universidad central de Virmar del este, recorrimos tiendas sin querer comprar nada en particular.

Navegando por el olor a nuevo y a limpiador de limón que todas las tiendas parecen compartir.

De pronto, David ya más animado me lleva hasta una tienda de libros, demasiados ejemplares con cubiertas coloridas, el olor a papel y tinta hace cosquillas en mi nariz.

En cuestión de minutos David ya ha recorrido toda la estancia hasta detenerse en una sección de libros que por sus portadas y títulos presumo son libros de medicina. Ojeo algunos con curiosidad, no hay nada como esto en el mundo demoníaco, donde cada tomo tiene el mismo tipo de encuadernado raído, el mismo tipo de letras y no hay nada como estudios de medicinas para demonios; sobretodo porqué es difícil encontrar un problema que no solucione la magia o la muerte.

Pasamos un par de horas al interior de la tienda de libros, cuando por fin salimos la luz del sol se ha vuelto tenue y el día se siente más frío con un cielo cubierto de nubes.

...

Sin ser consciente de ello, dos pares de ojos nos observan con calculadora atención mientras salimos de aquella tienda, dos individuos que aunque no se conocían entre sí, comparten algo en común, vernos a David y a mí juntos los volvía locos de celos.

Estaba tan absorta en el chico junto a mí, envuelta por el hilo dorado, tan absorta en la calidez que me transmitía mientras sostenía su mano, tan embriagada en sus emociones, que no fui capaz de notar a aquellas dos personas que nos seguían y no pude evitar lo que sus celos desencadenaría después.

Mientras ellos nos seguían y sus corazones simultáneamente se volvían añicos. David y yo seguimos con nuestra cita ajenos a ese acontecimiento.

Caminamos de forma distraída hasta el edificio, subimos al departamento y descansamos un par de horas hasta que se hizo de noche y tuvimos que encaminarnos a la mansión de los Kharlez

Esa noche...

Solo 24 horas antes de finalizar el ciclo lunar, solo horas para saber si las amenazas de las brujas seguidoras de los demonios amotinados se harían realidad. Estaba intranquila, aún no habíamos roto el sello de mis poderes.