Narra: David
A simple vista no podría decir que bando estaba ganando, sobre el piso ya se extiende una alfombra de cadáver con partes desmembradas desperdigadas por todo el lugar.
Sabía que los que se hacían llamar licántropos eran fuertes, pero por primera vez puedo dimensionar su verdadero nivel de fuerza en comparación con un humano promedio como yo.
Los demonios, aunque en apariencia menos aterradores de lo que había imaginado, pelean con ferocidad, no solo con la intención de herir sino de matar.
Y las brujas, de lado y lado, se han vuelto más temibles que los mismos demonios, con círculos mágicos flotando a su alrededor, invocan fuego, tierra, agua, ráfagas de aire, lianas brillantes y hasta una lluvia de objetos filosos.
Entre las brujas solo hay una niña en el campo de batalla, la reconozco de inmediato, Azqit, con más círculos mágicos que cualquiera a su alrededor y sus cabellos brillando como una antorcha, despliega una serie de escudos de diversos tamaños.
Es sin lugar a duda la que está minimizando los daños para nuestro bando en el campo de batalla.
Y también está Gemma, evito lo más posible verla porque ella parece estar feliz de estar en medio de una matanza y eso me causa retorcijones en el estómago.
Ella es amable, ella es buena, ella es una hermosa chica, me repito cada vez que sin querer la veo más de un instante y a pesar de eso en este momento ella no encaja con ninguno de esos adjetivos.
Con cuernos retorciéndose sobre su cabeza y facciones que a cada mirada me parecen menos humanas y más... más aterradoras que las de los otros demonios y un par de alas tan grandes como ella que se dejan ver a la luz de las llamas.
Me hago aún más un ovillo en mi madriguera y espero mientras el retumbar de explosiones y los gritos de dolor me arrullan.
Muchos Nesten Demons han caído, pero las brujas del bando enemigo y los demonios están haciendo retroceder a nuestras fuerzas que se ven cansados y heridos.
Están siendo rodeados, aquellos que reconozco como los más fuertes entre nosotros, Gemma, el lobo negro que aparentemente está de nuestro lado, Seire, Ezra y algunos otros.
Los enemigos las están aislando y los hacen pelear en desventaja, desde mi escondite entre las grietas puedo ver eso, pero no estoy seguro de que aquellos que estén en el campo de batalla sean consciente de lo que está pasando, de cómo los están arrinconando.
Mis ojos van atraídos como por resortes hasta una figura delgada y femenina al borde del campo de batalla, donde los árboles se reducen a cenizas.
—¡Santo cielos! —exclamo de forma ahogada.
—¿Qué? — pregunta un miembro de mi escuadrón, un licántropo con el que comparto mi escondite, la pequeña grieta en el suelo.
—Tengo que bajar ahí —digo tan incrédulo de mis palabras como él cuando las escucha.
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Pecado de llamas violetas [MAQUIAVLICA LIBRO I]
FantasíaGemma ha estado viviendo de forma despreocupada e irresponsable los últimos 10 años en el mundo demoníaco. Pero ahora, las cosas están a punto de cambiar, el Rey de los demonios ha desaparecido sin dejar rastro y ella, la siguiente en la línea de su...